Un documental revela los conflictos detrás del rodaje de Tango feroz: un escándalo de dolor, reproches y rencor
El documental Leyenda feroz, que se podrá ver esta semana en el Bafici, habla sobre el film de Marcelo Piñeyro a 30 años de su estreno y cuenta detalles desconocidos de las disputas que hubo antes de la filmación
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Pasaron 30 años pero nunca es tarde para mencionarlo: Tango feroz fue, es y será la película más antibiográfica que tuvo el cine argentino en toda su historia. La opinión no es peyorativa en cuanto a su éxito, mérito artístico, trama o metas alcanzadas, sino al hecho de que se basa en un personaje marginal, casi desconocido hasta el estreno del film en 1993, y cuyo guion poco y nada tuvo que ver con su vida y obra. Una construcción imaginaria que rompió récords; le abrió las puertas de la fama a su protagonista, Fernán Mirás (que quedó afuera luego del primer casting y lo volvieron a llamar a último momento) y permitió que se empezara a tomar en serio a dos estrellas de la tele: Cecilia Dopazo y Leonardo Sbaraglia. Pero de Tanguito, ni noticias. Ni siquiera pudo escucharse en la película dirigida por Marcelo Piñeyro, el aporte más destacado del músico al rock nacional: el tema “La balsa”.
Esta semana se presenta en el Bafici el documental Leyenda feroz, dirigido por Denise Urfeig y Mariano Frigerio (responsables también de Carroceros, sobre el fenómeno social que significó Esperando la carroza), trabajo en clave de homenaje que también echa luz sobre un conflicto que atravesó la producción del film y dividió al rock nacional de la época.
Cuando Piñeyro comenzó a soñar que su debut como realizador sería en torno a la historia de José Alberto “Tanguito” Iglesias, tuvo claro que en la pintura de época no podía faltar un puñado de artistas y temas fundacionales del rock argentino. Sin embargo, lo que encontró fue un rotundo “no”.
Javier Martínez -integrante del grupo Manal- fue uno de los que denegó su autorización vía Sadaic a incluir sus temas en el film. Otros fueron Pipo Lernoud y Mauricio Birabent- explica en el documental: “Me dieron el argumento de la película, lo leí y vi que ahí no había ninguna verdad, ninguna seriedad biográfica ni respeto por el personaje. Era un argumento de pura ficción, que por otro lado no me gustaba para nada. Ficcionaban un personaje estúpido, sin contexto real. Esa gente no sabe lo que es el rock porque proviene de una ideología que lo odia y lo despreció. Esa cabeza tienen”.
Lernoud va aún más allá y hasta habla de revanchismo: “Creo que cuando negamos las canciones, los productores de la película dijeron: ‘Vamos a hacer una historia donde este grupito que nos está negando las canciones sean todos unos hijos de put... que lo traicionan, y que él sea el bueno, el perseguido, el abandonado… Un mito tremendo”.
Director, guionista y productores salieron del problema imaginando una historia de amor, rebeldía y militancia. Una pintura de época que encajaba más en el imaginario del adolescente común, que en la de quien le daba nombre a la película. Sin embargo, todavía faltaba la peor de las noticias. Tanguito era “La balsa” (por entonces incluso trascendió que ese sería el título del film), y el problema fue que Litto Nebbia, su coautor, tampoco quiso saber nada con ceder los derechos de la canción. Pero no por hacer causa común con sus colegas; al contrario: a alguno de ellos tampoco los podía ver. Un escándalo de dolor, reproches y rencor que sigue hasta hoy.
Pero el autor es más fuerte
Nebbia no quiso participar del documental Leyenda feroz. Y no es para menos: todo lo relacionado con la película, a Tanguito y a “La balsa” le provocaron una herida que cada tanto supura. Así se sinceraba con LA NACIÓN en 2001: “Te guste o no, es el primer tema del rock en español famoso en el mundo. La siguen tocando y grabando porque tiene el don de gustar, y el mito se alimenta porque uno de los autores fallece trágicamente y porque la necrológica del rock especula con todo esto gracias a una película lamentable, que tiene un planteo totalmente falso. La película comercialmente funcionó bien, impresionó a los pibes de 15 años que no conocían la verdadera historia, pero estaba llena de inexactitudes. Se quiso hacer una pintura romántica y demostrar que todo el que hizo algo digno está muerto. El negocio fue tan grande que opacó todo y decidí no volver a cantar ‘La balsa’ nunca más. Durante todo este tiempo mantuve esa actitud con bronca, con dolor, con pena, de puro resentido, reaccionando con todo derecho ante lo que discutían acerca de si la canción la hice yo o solo escribí la mitad”.
Nebbia se refiere a una polémica que se alimentó luego de la muerte de Tanguito, sobre su participación en la creación del tema. Se dijo en su momento que el compositor había “robado” la canción, algo de lo que no le gustaba hablar, pero desmentía vehementemente en una entrevista de 1993: “Esa calumnia fue inventada por un productor de esa época, Jorge Álvarez, y Javier Martínez, el baterista de Manal. Álvarez decidió grabar un disco sin decirle nada a Tanguito. La prueba está en que la placa salió dos años después de su muerte. Martínez estaba en el estudio y le servía de pivote para decirle qué tema tenía que tocar. Cuando le dice ‘Tocá La balsa’, que es tuya, que la escribiste vos, y tantas otras cosas peyorativas hacia mi persona, Álvarez le pide al técnico de grabación que copie tres veces el final de la frase de Martínez”.
En el documental, Martínez recuerda el hecho y se defiende: “Litto quiso entender que yo decía que era solamente de Tanguito. Mentira, yo sabía perfectamente que era de los dos; además, la escribieron delante de mí”.
La molestia heredada repercutió en la mirada de Tango feroz sobre el tema y la época. De acuerdo con registros de entonces, en la versión original del guion aparecían tanto Nebbia como Los Gatos, y el músico llegó a tomar conocimiento de eso gracias a la gentileza de los productores, que le acercaron la historia para que cediera los derechos del tema y diera el visto bueno. Pero lo que Litto vio no le gustó y alcanzó para reafirmar su condición de mantenerse al margen. “Intentaron convencerme enviándome a la madre de Tanguito -le contaba el artista al diario Clarín, en una nota que se menciona ahora en el documental-, una mujer de más de 70 años. El argumento fue que si yo no accedía no iban a pagarle a ella un dinero que habían establecido para usar la biografía de su hijo. Tampoco acepté. Después me ofrecieron que yo mismo cambiara lo que quisiera del libro, pero no quise porque no soy quién para censurar a nadie. Solo les pedí que no distorsionaran mi historia”.
Mientras “La balsa” flotaba a la deriva, un tema compuesto especialmente para el film, “El amor es más fuerte”, se llevó todos los aplausos, rompió todas las expectativas de venta de una banda sonora, y se transformó en la piedra angular de un suceso que se perpetuó durante más de tres décadas.
La leyenda continúa
Para algunos una obra maestra hecha a puro corazón, para otros una fantasía fríamente calculada para seducir adolescentes, las aguas en torno a Tango feroz, la leyenda de Tanguito, se dividieron para un lado u otro. Sin embargo, detrás de la intransigencia del gusto subsisten números incuestionables. La película arañó los dos millones de espectadores, cuando los productores habían calculado que con 280.000 entradas vendidas salían hechos. Un récord absoluto para la época, especialmente si se tiene en cuenta que Tanguito le compitió mano a mano en taquilla a Jurassic Park, de Steven Spielberg, y le torció el brazo.
En un círculo virtuoso, la banda de sonido colaboró al éxito: se agotó en menos de una semana y, en un abrir y cerrar de ojos, se convirtió en Disco de Oro. Nada mal para un proyecto que había tardado cinco años en cristalizarse, sobreviviendo a una hiperinflación y perdiendo en el camino a un joven Benicio del Toro que llegó a audicionar para el protagónico (lo mismo pasó con los argentinos Jorge Diez y Sofía Viruboff, que habían sido preseleccionados como protagonistas en una instancia previa a la llegada del binomio Mirás-Dopazo).
Desde entonces, Tango feroz, su banda de sonido, sus protagonistas y su director comenzaron a ser referencia recurrente e ineludible del cine argentino de los 90. Y aunque con la llegada de un nuevo milenio -y un recambio de realizadores, estéticas y temáticas en el cine nacional- todo hacía indicar que el film se había convertido en un lindo recuerdo, signo de una época y de una generación, con el reestreno remasterizado en 2023 un nostálgico entusiasmo reavivó la llama y las imágenes del pasado. Nuevamente el Cine Gaumont con una fila que daba vuelta la esquina, encolumnó a aquellos jóvenes rebeldes de los 90, hoy llevando de la mano a sus hijos. Quizás para que puedan sentir algo de lo que ellos vivieron, con los mismos ojos de la inocencia que alguna vez tuvieron ellos.
“Esta película habla de nuestra producción cultural como sociedad, tomando la historia del rock y sus orígenes. También habla de las fuerzas del establishment, la más brutal, la más visible, la policial, pero también las empresarias, y otras que siempre están de alguna manera intentando limitarnos. Pero también creo que, como sociedad, les vamos poniendo un límite”, dijo entonces Marcelo Piñeyro ante una audiencia emocionada. El estreno de Leyenda feroz en el marco del Bafici no hace más que revalidar los méritos de una película que tuvo todo en contra, y sin embargo, se erigió como exponente de una época y de un estilo de hacer cine.
Cuándo verla
Este lunes, a las 19.15, en Cinepolis Plaza Houssay, Sala 4 y este viernes, a las 21.45, en Cine Gaumont, Sala María Luisa Bemberg. Venta de entradas online
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