El divino Zamora recrea la época del milagro económico italiano en clave de comedia y con el fútbol en primer plano
La película, debut en la dirección del actor Neri Marcorè, tiene una gran reconstrucción de época y un buen trabajo del protagonista, Alberto Paradossi
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El divino Zamora (Zamora, Italia/2024). Dirección: Neri Marcorè. Guion: Maurizio Careddu, Paola Mammini, Alessandro Rossi, Neri Marcorè. Fotografía: Duccio Cimatti. Edición: Alessio Doglione. Elenco: Alberto Paradossi, Neri Marcorè, Marta Gastini, Anna Ferraioli Ravel, Walter Leonardi, Giovanni Esposito. Duración: 100 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: buena.
Para su debut en la dirección, Neri Marcorè eligió una novela de Roberto Perrone, escritor y periodista deportivo que fue, antes de su fallecimiento en 2023, una firma muy conocida del Corriere della Sera, uno de los periódicos más populares de Italia.
El protagonista de la historia que cuenta con tono ligero y dinámico El divino Zamora es Walter Vismara (un Alberto Paradossi muy convincente en su papel), contador que ya no tiene edad para vivir con sus padres, pero todavía permanece guarecido allí, en la casa familiar de Vigevano, una pequeña ciudad de la Lombardía.
La película arranca cuando Vismara recibe la noticia de que la empresa para la que trabaja cerrará, pero que también existe la posibilidad concreta de reubicarlo en una compañía de mayor volumen en una ciudad mucho más grande, Milán, donde casualmente vive la hermana del protagonista.
Cuando tiene la primera reunión con el mandamás en ese nuevo empleo, Walter se encuentra con una sorpresa: se trata de un fanático del fútbol especialmente interesado en un partido que organiza cada primero de mayo entre los solteros y los casados de su personal. Al eficiente contador el fútbol le importa poco, pero ante la exigencia innegociable de su nuevo jefe, que quiere que sí o sí respete la tradición y participe en ese encuentro, decide improvisar: dice que él juega de arquero, aunque su experiencia en ese rubro es nula.
El Divino Zamora del título de la película hace referencia a un arquero excepcional, considerado unánimemente como uno de los primeros cracks del fútbol español. Zamora defendió el arco del Espanyol de Barcelona y el del Real Madrid en los años 20 del siglo pasado y se retiró en 1937. Fue una figura muy relevante en Europa. De ahí que un compañero de trabajo que es el gran antagonista de Walter en la historia le cuelgue la etiqueta de ese apodo con más ironía que cariño.
Para que Walter se transforme en un arquero avezado que no decepcione a su equipo y, fundamentalmente, al gerente futbolero de su nuevo lavoro (Giovanni Storti, trabajando una línea excesiva, habitual en la comedia popular italiana) aparece de repente un personaje interpretado por el director de la película, un ex arquero caído en desgracia que le revelará al atribulado principiante los secretos fundamentales del puesto.
En paralelo circulan la trama familiar (la relación de Walter con su hermana y sus padres) y una amorosa que involucra a dos mujeres que capturan la atención del protagonista. Todo en el contexto de una ambientación muy cuidada que rememora “el milagro económico italiano” de la posguerra, impulsado por el gran envión del Plan Marshall. Una coyuntura que provocó grandes cambios en la sociedad y la cultura de un país en el que la Democracia Cristiana (con referentes como Giovanni Gronchi y Antonio Segni) estaba más fuerte que nunca. Walter es un emergente de esa era dorada (los años 50 y 60), de la época eufórica y con perspectiva de futuro del entrañable Fiat 500, considerado un símbolo de esa expansión que no tardaría tanto en disiparse.
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