En 2006, nacía un clásico contemporáneo: El diablo viste a la moda. La comedia de David Frankel basada en la novela de Lauren Weisberger retrataba una historia coming of age: Andy Sachs (Anne Hathaway), una joven periodista, decide "pagar derecho de piso" trabajando en la apócrifa revista de moda Runway, como catapulta hacia un trabajo más alineado a sus intereses. Sin embargo, su paso por la publicación está marcado por ese torbellino llamado Miranda Priestly (Meryl Streep), una inescrupulosa jefa que no respeta horarios, le hace pedidos imposibles para medir su tenacidad, y la va alejando cada vez más de sus verdaderos deseos profesionales y personales.
Sin embargo, si hay algo destacable del guion de Aline Brosh McKenna -quien luego sería showrunner junto a Rachel Bloom de la recomedable serie Crazy Ex-Girlfriend- es que no subestima la industria de la moda. Por el contrario, en una sola escena se nos muestra hasta qué punto todo lo que consumimos está digitado por especialistas en el tema: en el famoso monólogo de Miranda "sobre el color cerúleo".
El diablo viste a la moda tiene infiitos momentos icónicos, desde el montaje de los looks de Andy al ritmo de "Vogue" de Madonna, pasando por la intervención secundaria de Emily Blunt (y su cita "Amo mi trabajo", claro), hasta el "That's All" ("Eso es todo") de Streep, el latiguillo que usa uno de los mejores personajes de la actriz, cuya interpretación le valió el Globo de Oro y una nominación al Oscar.
Anna Wintour, ¿la inspiración para Miranda Priestly?
Cuando se estrenó El diablo viste a la moda, uno de los tópicos más debatidos estuvo centrado en cuánto había en Miranda de la editora de Vogue, Anna Wintour, a quien muchos han descrito como una jefa impertérrita y compleja para trabajar. Asimismo, el equipo de diseño de producción del film (uno de los aspectos más logrados del largometraje, y quizá no tan reconocido) se tomó el trabajo de replicar la oficina de Wintour. Sin embargo, Weisberger, autora del libro, nunca confirmó haberse inspirado en Anna, si bien ella fue su asistente en Vogue, y trabajó a su lado por once meses, para luego comenzar a escribir en una revista de lifestyle llamada Departures.
Según la autora, su libro surgió a partir de una colección de ensayos que escribió en una clase de literatura de no ficción. "Mucha gente escribía sobre su vida sexual, pero yo no quería ponerme tan íntima, así que pensé en trabajar en algunas anécdotas del mundo de las revistas", le contó la escritora a Entertainment Weekly. Uno de esos ensayos se titulaba "El diablo viste de Prada" (el título original del largometraje), que fue leído por su profesor, quien al quedar tan cautivado por el texto, convenció a Weisberger de editar un libro. En 2003, éste ya era un bestseller.
Quedé fascinada con el cabello blanco porque me dio cierta libertad; de algún modo, era como empezar a pintar un cuadro
La reacción de la editora de Vogue tras ver el film. La también periodista dio su apreciación en una entrevista con Barbara Walters. "Yo soy una persona que tiene opiniones muy tajantes, nunca dudo, y creo que eso ayuda a ciertas personas con las que trabajás, así que si Meryl parece así de fuerte en la película, lo respeto; y todo lo que haga que el mundo de la moda sea divertido y glamoroso es maravilloso para nuestra industria, así que no me molestó nada", señaló sobre la película. Asimismo, el agente de prensa de la editora se hizo eco de los paralelismos entre Wintour y Priestly y sacó un comunicado en su nombre. "Anna pensó que El diablo viste a la moda es muy entretenida, pero es una sátira, así que no hay nada que pueda llegar a disgustar", aclaró, de algún modo distanciando realidad de ficción.
La versión de Streep. A contramano del mito, Meryl reveló que se inspiró en dos hombres para el personaje de Miranda, y que nunca estudió a Wintour. "La voz la tomé de Clint Eastwood [quien dirigió a la actriz y coprotagonizó con ella Los puentes de Madison], porque él jamás levanta el tono de su voz, pero tiene una forma de comunicar las cosas que hace que todo el mundo quiera acercarse y escucharlo. Pero no es gracioso: eso lo tomé de Mike Nichols [el recordado realizador que dirigió a Meryl en Silkwood, Heartburn y Postcards from the Edge]. A veces, la observación más cruel, si se dice con un poco de ironía, termina siendo el consejo más efectivo, la corrección más memorable, porque todos pueden reírse, incluso quien recibe la crítica", explicó Meryl. ¿Y la forma de caminar de Miranda? "La forma de caminar es ciento por ciento mía", añadió en diálogo con, curiosamente, la revista Vogue.
En 2017, la actriz y la editora se reunieron para un video especial para la publicación de Wintour, en la que hablaron sobre la película The Post: los oscuros secretos del Pentágono, no sin antes dejar varios guiños a los fanáticos de El diablo viste a la moda, desde cómo ingresa Meryl a la oficina de Wintour, hasta la frase que le dice cuando se sienta frente a ella: "Espero conseguir el trabajo".
Streep y Hathaway: la dupla que tardó en formarse
Como sucede con todas las películas que dan en el clavo con el casting, uno luego no puede imaginarse a otros actores interpretando determinados papeles. El diablo viste a la moda tiene un elenco brillante, con nombres perfectamente elegidos para sus personajes, desde el de la secretaria Emily (Blunt), pasando por la mano derecha de Miranda, Nigel (Stanley Tucci), hasta el escritor pedante que compone Simon Baker. Por lo tanto, cuando trascendió que Meryl Streep y Anne Hathaway estuvieron muy cerca de no formar parte del proyecto, resultó sorpresivo. Es sencillamente imposible visualizar a otras mujeres en esos roles.
Todavía recuerdo cómo corría por el living gritando: '¡Me dieron el trabajo! ¡Me dieron el papel de El diablo viste a la moda!'
En una entrevista con Variety, Hathaway contó que nunca fue "la primera opción" para interpretar a Andy. Sin embargo, Frankel, quien ya la había visto en Diario de una princesa y Secreto en la montaña, apostaba por ella. "No tuve que hacer casting, tuve que esperar porque no estaba entre las primeras alternativas", se sinceró la actriz. De hecho, el realizador tenía a 100 intérpretes en carpeta, como el caso de Rachel McAdams, quien rechazó el papel más de una vez. Finalmente, Hathaway obtuvo "el trabajo", como ella misma relató. "Estaba en casa con unos amigos cuando me llamó mi agente y me dio la noticia.Todavía recuerdo cómo corría por el living gritando: '¡Me dieron el trabajo! ¡Me dieron el papel de El diablo viste a la moda!'".
El caso de Streep fue bien diferente. La triple ganadora del Oscar estaba dubitativa respecto a si era la actriz adecuada para el rol, y estuvo a punto de negarse terminantemente cuando los productores del film quisieron bajarle el salario. La negociación fue breve: le duplicaron la oferta según su requerimiento, y Meryl pasó a formar parte de la película. Una vez inmersa en ese mundo, la actriz comenzó a tomar decisiones creativas vinculadas al rol de Miranda que elevaron tanto el papel como su actuación. Entre esas decisiones, estuvo la de teñirse el cabello de tono blanco, elección perfecta si las hubo.
"Quedé fascinada con el cabello blanco porque me dio cierta libertad; de algún modo, era como empezar a pintar un cuadro", expresó Streep, quien también cambió una frase crucial para su personaje. Cuando ella y Andy están en París viajando en auto Priestly decía, en el guion, "Todos quieren ser como yo". Streep pidió hacer una modificación y finalmente se la escucha a Miranda decir en el film: "Todos quieren ser como nosotras". Esa corrección es clave porque, al Andy sentirse comparada con su jefa, teme por su futuro, abandona Runway, vuelve a sus orígenes, y no mira hacia atrás.
Los amigos de Andy: un dolor de cabeza para los fans
Si hay un punto en el que la mayoría de los fanáticos de El diablo viste a la moda concuerdan es en lo siguiente: el grupo de amigos de Andy es, por lejos, lo peor de la película. Muchos artículos de cultura pop recabaron impresiones de los espectadores y éstas coincidían en que tanto Lily (Tracie Thoms) como Doug (Rich Sommer), e incluso Nate (el novio de Andy, interpretado por el ex Entourage Adrian Grenier) se comportan injustamente con la joven periodista durante su complicado proceso personal. En primera medida, la juzgan por trabajar para una revista de moda por considerarlo superficial, pero aceptan los regalos que ella les consigue por trabajar allí. En segundo lugar, se toman con poca seriedad el trabajo de Andy, al punto tal de casi ponerlo en peligro. Como si ésto fuera poco, la periodista es criticada por vestirse diferente a cómo venía haciéndolo, y por llegar más tarde a ciertos lugares, sin considerar la presión bajo la que se encuentra.
"Los amigos de Andy" inspiraron varios memes, incluido el reciente "Mis planes/2020", en relación a cómo todos parecen empecinados en socavar a la joven. La guionista del film tuvo que hacer mención al tema en diálogo con Teen Voguey (sorpresa) disiente con los fans de la película. "Es Andy quien dice que es una periodista seria, para luego tirarlo todo por la borda, por eso cuando Nate le marca que es una hipócrita, tiene razón, porque lo es", expresó McKenna. "Lo bueno es que las cosas cambiaron mucho desde el estreno del film, por lo cual creo que ahora todos saben que es Miranda la villana, y que Andy está al tanto de eso en la historia, pero igual trabaja para ella, y Nate solo quiere que lo admita", añadió.
Para la guionista, el final de la novela le da la razón a los amigos. "Se disculpa con su novio porque él estaba en lo correcto, y se va de Runway porque se estaba vendiendo, estaba yendo por el camino equivocado. Me parece interesante analizar cómo motivamos a la gente a conseguir lo que busca, sin advertir que pueden convertirse en Gordon Gekko de Wall Street. Y Andy no quiere ser eso, por lo cual todo lo que le dice su entorno no está mal. Lily también tiene razón cuando se enoja por verla con otro hombre, porque Andy termina dejando a su novio y acostándose con ese sujeto desagradable", expresó sin rodeos, remarcando lo sorprendida que está de que se siga hablando del film como objeto de cultura pop, y sobre todo de los amigos de la protagonista.
Es extraño escuchar cómo todavía debaten acerca de cómo los amigos de Andy son lo peor, cuando en realidad tienen razón: ella es una hipócrita
"Para mí es muy extraño escuchar cómo todavía debaten acerca de cómo ellos son lo peor", manifestó la guionista de Un despertar glorioso, un film de estructura similar a la de El diablo viste a la moda, paradójicamente protagonizado por Rachel McAdams, que no recibió la misma atención a pesar de ser una pequeña joyita.
Emily Blunt y el fanatismo de su marido con la película
Uno de los personajes más queribles del film, no importa lo que haga, es el de Emily Charlton, asistente de Miranda, quien termina viéndose opacada por Andy. En diálogo con The New York Times,Emily Blunt contó que casi no obtiene el papel porque su personaje no debía tener acento británico. "Originalmente tenía que ser norteamericana, pero yo en el fondo me imaginaba a Emily bien british". Blunt, quien era una recién llegada a Hollywood, convirtió a un personaje secundario destinado a ofuscar a la audiencia, en una mujer divertida y adorable, y recibió una nominación al BAFTA. Asimismo, en el set Emily se hizo amiga de Stanley Tucci y, cuando en 2010 se casó con John Krasinski, invitó al actor a la boda. En ese contexto, Tucci conoció a la hermana de Blunt, Felicity, con quien se casaría dos años más tarde.
Otro dato interesante sobre el papel de Emily es que Weisberger escribió en 2018 un segundo libro del universo de El diablo viste a la moda, titulado When Life Gives You Lululemons, centrado en la nueva vida de Emily en los suburbios de Connecticut. "Nunca imaginé que mis frases iban a ser citadas todos los días de mi vida desde que salió la película", contó Blunt; y por "todos los días" también se refiere a lo que sucede con su marido, John Krasinski.
El actor y realizador -quien dirigó a su esposa en Un lugar en silencio- contó en el programa de Graham Norton que vio la película "más o menos 72 veces", porque "es uno de esos films que cuando lo encontrás mientras buscás algo que ver, te detenés a mirarlo", dijo, sin faltar a la verdad. Una noche, Blunt entró a su casa y encontró a su esposo viendo la película, específicamente la escena del montaje de los outifts de Andy, y eligiendo su favorito.
Los fanáticos de El diablo viste a la moda seguro se identifican con los dichos de Krasinski, y es por eso, entre muchas otras razones, que la comedia de Frankel resiste el paso del tiempo. Y de las modas.
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