El club de las peleadoras: la comedia estudiantil que se perfila como una de las películas del año
El nuevo largometraje de Emma Seligman es una brillante sátira a un género al que deconstruye con una mirada queer y dos grandes trabajos de Rachel Sennott y Ayo Edebiri; se puede ver por Amazon Prime Video
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El club de las peleadoras (Bottoms, Estados Unidos/2023). Dirección: Emma Seligman. Guion: Rachel Sennott, Emma Seligman. Fotografía: María Rusche. Edición: Hanna Park. Música: Charlie XCX, Leo Birenberg. Elenco: Rachel Sennott, Ayo Edebiri, Ruby Cruz, Nicholas Galitzine, Kaia Gerber, Havana Rose Liu. Disponible en: Amazon Prime Video. Nuestra opinión: muy buena.
La ópera prima de la realizadora canadiense Emma Seligman, Shiva Baby, registraba un día en la vida de Danielle (Rachel Sennott), una joven que intentaba descifrar qué quería para un presente en el que pasaba tiempo con un sugar daddy y en el que buscaba asentarse en el mundo de las artes. Para el exterior, en tanto, debía proyectar otra imagen, la de una persona “entera” que cumplía a rajatabla los mandatos sociales. Para el afuera, Danielle no se podía dar el lujo de titubear. La historia de Shiva Baby funcionaba como una olla a presión, con la protagonista asistiendo sin ganas a una shiv’ah, punto neurálgico del film, con esa casa que Seligman recorría con planos cerrados y en la que la música inquietante de Ariel Marx contribuía a la desesperación de Danielle, quien quería huir a toda costa cuando sus padres, su exnovia, su amante y la esposa de este convergían en el mismo lugar.
En poco más de una hora de metraje, Seligman alzaba su voz distintiva que, en cierta medida, se emparentaba con la de Lena Dunham cuando irrumpió Girls y la crisis existencial de la juventud post-graduación era una problemática que ameritaba un abordaje tragicómico, precisamente lo que hizo la cineasta con Shiva Baby, un film que no pretendía responder todos los interrogantes de Danielle sino, en cambio, dejarla suspendida, como ella misma se sentía en ese período de transición.
Este año, Seligman estrenó en el Festival de Cine South by Southwest El club de las peleadoras, su segundo largometraje, que este martes llega al streaming de la mano de Prime Video, una producción mucho más osada que Shiva Baby, mucho más abierta, pero con la exploración de temáticas similares, como la presión que sufre la juventud para definirse y la vulnerabilidad que conlleva ese proceso de autodescubrimiento. Sin embargo, aquí la directora -apuntalada por Sennott en el guion-, entrega una obra en la que mixtura de géneros y tonos prevalece como decisión estética y narrativa.
En su nuevo e inclasificable trabajo, la cineasta utiliza los tropos de las comedias estudiantiles, le suma una cuota importante de gore, viñetas de acción de construcción meticulosa, y lo hace con dos protagonistas queer comandando el relato. Sennott interpreta a PJ, una joven gay que está enamorada de su compañera de la secundaria, Brittany (Kaia Gerber), quien no le presta demasiada atención por considerarla, al menos en un principio, una de las “losers” (perdedoras) del colegio. Lo mismo le sucede a su mejor amiga, Josie (la actriz de El Oso, Ayo Edebiri), quien apenas se anima a hablarle a Isabel (Havana Rose Liu), la joven que monopoliza sus sentimientos, pensamientos y discursos.
Con algunos guiños a comedias teen como Supercool y Jamás besada, la película de Seligman concibe con alto nivel de detalle a esa fascinante dupla central, desde el vestuario hasta la manera en la que navegan por los pasillos de la escuela, resignadas a ser denominadas “las lesbianas” del lugar, un microclima salvaje filmado como tal. Por otro lado, la realizadora utiliza la profundidad de campo con una originalidad sublime, con infinidad de personajes que conviven en un mismo fotograma, como un jugador de fútbol americano encerrado en una jaula o un grupo de estudiantes que dialogan sobre sexo con gestos que Seligman deja en un segundo plano, mientras PJ y Josie dialogan sobre su propia necesidad de intimar con sus compañeras.
Finalmente, las protagonistas se hastían de comportarse de manera pasiva y deciden formar un fight club (sí, la mención a El club de la pelea de David Fincher llega a tiempo, como toda obra propulsada por la autoconciencia) con la excusa de aprender a defenderse de potenciales agresiones cuando en realidad su objetivo es que al grupo acudan Brittany e Isabel, y así poder conquistarlas.
El club eventualmente cobra forma y Seligman entrega escenas brutales e hilarantes, apretando el acelerador sin mirar atrás, sin replegarse para que su película vuelva a un terreno menos incómodo. Por el contrario, al igual que con Shiva Baby, el sello de la realizadora es precisamente lo cómoda que se siente en esa incomodidad con la que desafía al espectador y su tolerancia. Asimismo, cada gag, cada uso de canción, cada momento improvisado por Edebiri, funciona de manera orgánica para un relato sobre dos jóvenes abiertamente gays que terminan, sin buscarlo, forjando un espacio seguro para las mujeres.
La sororidad, en El club de las peleadoras, no se aborda con solemnidad sino de manera filosa, ágil, con una realizadora que tiene una visión muy clara, aunque esto implique la inclusión de un clímax desatado y feroz que puede dividir opiniones, una secuencia extraordinaria con la que se ratifica el valor de la amistad en un mundo habituado a encasillar a las mujeres. Con su flamante largometraje, Seligman viene a derribar las jerarquías y lo hace del mejor modo posible: llevándose todo puesto a su paso, le guste a quien le guste.
¿Dónde verla? El club de las peleadoras, de Emma Seligman, está disponible en Amazon Prime Video.
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