El camino: una cuestión de familia
Martin Sheen es el protagonista de la película sobre el amor de un padre a su hijo, en la que es dirigido por su primogénito
No hay nada más lindo que la familia unida" es una frase que los argentinos se acostumbraron a repetir desde que cada mediodía de domingo, a comienzos de los 70, don Carmelo Campanelli la pronunciaba frente a su amplia prole televisiva como ritual previo a la suculenta pasta que todos compartían ante las Parecido podría decir Martin Sheen, que a los 71 años oficia de cabeza visible de una familia de artistas cuyos integrantes, después de varias etapas erráticas y marcadas por el distanciamiento, parecen encaminarse en estos últimos tiempos hacia un espacio de confraternidad y enriquecimiento. Aunque en este caso, un eventual encuentro de todos –padre y vástagos– alrededor de una mesa no tendrá ni por asomo los aromas y sabores itálicos de la familia Campanelli. Los Sheen, con toda seguridad, se sentirán mucho más a gusto reunidos alrededor de una suculenta paella.
Para entender este detalle, hay que remitirse a los títulos de El camino , la película cuyo estreno anuncia Buena Vista para este jueves, con el regreso de Martin Sheen a un papel protagónico en el cine. En los créditos iniciales de ese film aparece entre sus productores un tal Ramón Antonio Gerard Estévez, que no es otro que el propio Sheen. Con ese nombre y ese apellido nació en Dayton, Ohio, el 3 de agosto de 1940. Así quiso bautizarlo su padre, un emigrante gallego llamado Francisco Estévez, quien como su esposa –la irlandesa Mary-Anne Phelan– emprendió viaje a Estados Unidos en busca de un futuro mejor.
Para llevar adelante su carrera artística, Sheen renunció a su apellido de origen y adoptó en su lugar el del más famoso de los obispos católicos estadounidenses, aún más reconocido y popularizado por sus sermones emitidos por radio y TV, el arzobispo Fulton J. Sheen. Pero tres de sus cuatro hijos sí conservaron aquel legado hispano y nunca dejaron de utilizar el Estévez para llevar adelante sus respectivas carreras en el mundo del espectáculo.
En todos esos casos, los reparos que había encontrado en su momento el padre para cambiarlo por otro de resonancias anglosajonas se repitieron. Emilio Estévez, Ramón Estévez y Renée Estévez se ganaron, cada uno a su tiempo, un lugar propio y reconocible con sus propios nombres.
Emilio, el hijo más grande, fue un muy conocido rostro juvenil de la pantalla desde que asomó de la mano de Francis Ford Coppola –junto con Tom Cruise, Matt Dillon, Patrick Swayze y Rob Lowe– en Los marginados (1983), y mantuvo un perfil alto en esa década gracias a títulos tan populares en su momento como El club de los cinco y Demasiado jóvenes para morir .
Al borde de los 50, Emilio es reconocido hoy más por su trabajo como director que por la continuidad de sus labores actorales. Y como prueba de fortaleza del vínculo padre-hijo y, a la vez, como tributo a un origen que conserva desde su apellido, encaró el proyecto de El camino . En este film que estamos por conocer, Martin Sheen es un oftalmólogo californiano que decide viajar a Francia al recibir la noticia de que su hijo (interpretado por el propio Emilio) murió durante un temporal de nieve en los Pirineos. Una vez allí, descubre que la intención de aquel era sumarse a los peregrinos que hacen a pie el Camino de Santiago. En ese momento, decide cumplir con la meta que su hijo no pudo alcanzar, uniéndose en el camino a otras personas de distinto origen, identidad y expectativas con las que compartirá la extensa caminata.
No es ésta la primera vez que padre e hijo convergen en un proyecto cinematográfico compartido (de hecho, buena parte de la filmografía más destacada de Emilio responde al perfil de "asuntos familiares"), pero con toda seguridad se trata del más comprometido desde la emoción y el sentimiento. "Quise contar la historia de El mago de Oz a mi manera y en vez de un sendero empedrado de oro encontramos el Camino de Santiago", confesó al diario español El País.
Sheen padre reconoció ante la prensa de la Península que el haber transitado el Camino durante el rodaje significó un cambio vital decisivo. "Recorrerlo encendió una fuerza de concentración especial en mi vida, que no me ha abandonado desde entonces", dijo el actor, que habló de una "verdadera transformación interior" experimentada en su caso al finalizar el recorrido.
Al filmarse en orden cronológico, la etapa final del rodaje tuvo lugar en la culminación del peregrinaje, la majestuosa catedral de Santiago de Compostela. Allí, según confiesan los Sheen, se vivió una suerte de milagro cinematográfico. "Arrancamos la producción –reconoció Martin a El País– sin contar con el permiso oficial para entrar en la Catedral. Y 48 horas antes de filmar allí pudimos conseguirlo. Uno de los grandes momentos de mi vida profesional ha sido la entrada en la Catedral con una cámara detrás. Después, descubrimos que la nuestra fue la primera película de ficción que lo logró. El Camino de Santiago es una gran metáfora de la vida. Un viaje físico, pero a la vez espiritual." Y con la familia unida, delante y detrás de las cámaras.
MARTIN SHEEN, EL TÍO DEL HOMBRE ARAÑA
Por esos azares de la programación cinematográfica, Martin Sheen aparecerá este jueves por partida doble en la cartelera porteña. A su papel protagónico en El camino se suma una presencia significativa en El sorprendente Hombre Araña , regreso del popular -y atormentado- superhéroe concebido a modo de precuela de los tres films anteriores. Aquí, Sheen interpreta al tío Ben, que junto con su esposa May (Sally Field) toma a su cargo la crianza de Peter Parker, ahora interpretado por Andrew Garfield.
CHARLIE, EL HIJO MÁS PROBLEMÁTICO
El más famoso de los hijos de Martin Sheen y el único que utiliza el apellido elegido por el padre es Charlie Sheen, nacido hace 47 años, en Nueva York, como Carlos Irwin Estévez. Casi no hace falta decir que su fama mundial responde tanto a una carrera en cine y TV coronada con el impresionante éxito global de la sitcom Two and a Half Men como a los excesos de todo tipo que amenazaron seriamente en más de una ocasión la estabilidad de su carrera artística. Charlie atraviesa, en estos momentos, una de las mejores etapas en la relación con su padre e inclusive anunció que podría interpretar ese mismo papel junto a su personaje de Anger Management , la serie cuyo primer capítulo -emitido el último fin de semana en Estados Unidos- tuvo una excepcional respuesta de público: casi cinco millones y medio de espectadores para una sitcom emitida por una señal de cable. En la Argentina, será emitida próximamente por TBS.
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