El Camino: la película de Breaking Bad, tenso relato sobre el destino final de Jesse Pinkman
El Camino (El Camino: A Breaking Bad Movie, Estados Unidos, 2019). Dirigida por: Vince Gilligan. Guion: Vince Gilligan. Elenco: Aaron Paul, Charles Baker, Matt Jones, Jonathan Banks, Larry Hankin. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: muy buena.
¡ATENCIÓN: SPOILERS A CONTINUACIÓN!
A los fanáticos de Breaking Bad les costará no emocionarse con El Camino, la película que se desprende de la serie creada en 2008 por Vince Gilligan, aquella sobre la construcción de un imperio de la metanfetamina en Nuevo México a cargo de un profesor de química, Walter White (Bryan Cranston), y su alumno Jesse Pinkman (Aaron Paul). El drama fue un verdadero fenómeno, esa "cruza del Sr. Chips con Scarface" como lo describía su showrunner, que propulsó un spin off, Better Call Saul, una precuela sobre la vida del abogado de la dupla, Saul Goodman (Bob Odenkirk), que estrenará su quinta temporada el año próximo.
Breaking Bad finalizó en 2013 con el episodio "Felina", en el que Gilligan debió atar todos los cabos sueltos que dejó en los capítulos previos, lo cual dio como resultado una conclusión perfecta en el plano narrativo, con cada personaje protagonizando su propia escena de despedida. A pesar de esto, y seguramente de modo inconsciente seis años atrás, el escritor y director se guardó un as bajo la manga al mostrarnos la huida de Jesse de esa jaula donde había sido encerrado por un grupo de neo-nazis. Pinkman escapa en el auto El Camino con un grito que encerraba múltiples interpretaciones: alivio por haber podido salir de allí, trauma por las torturas a las que fue sometido, y dolor por dejar atrás su relación con Walter, esa figura paterna que fue mutando hacia lo más horroroso. De esta forma, lo que pasaba con Jesse quedaba en manos de los televidentes, en un notable acto de interpelación. Gilligan parecía preguntar qué quería uno para ese joven, qué se merecía, hacia dónde debía ir; y el interlocutor completaba los casilleros según su perspectiva y su deseo.
El Camino, en ese sentido, quiebra la ilusión. El largometraje estrenado por Netflix (ópera prima de Gilligan)nos muestra el destino final de Jesse, y lo hace con una interesante progresión. Cada paso que da el personaje está irremisiblemente ligado a un aprendizaje, un consejo, una conversación que mantuvo en "la etapa Breaking Bad", lo cual tiñe a la película de un tono melancólico, ya desde que aparece Mike en la primera escena (en pocos minutos, Jonathan Banks vuelve a subyugar), con uno de esos diálogos que mantenía con Jesse cuando Walter ya había dejado de cumplir el rol de padre.
Abrir El Camino con Mike constituye un presagio de lo que vendrá: casi todos los personajes que ingresan luego, ya sea en flashbacks o en tiempo presente, son quienes entablaron un vínculo profundo con Jesse, quienes lo marcaron de modo positivo o negativo. Como consecuencia, la entrada de Todd (Jesse Plemons, extraordinario), su torturador, es un recordatorio de todo lo que sufrió Pinkman -incluso se suman situaciones nunca vistas-, pero también es la llave que le permite al protagonista abrir ciertas puertas que lo conducirán a sus próximas paradas.
El emotivo flashback en el que aparece Walter está muy lejos del fanservice, y cumple otro propósito: decirle a Pinkman lo mucho que vale
A diferencia de Breaking Bad, El Camino es un relato tenso pero sin la necesidad de mantenerse siempre arriba. En este aspecto, la podemos emparentar más con Better Call Saul y su cuidadosa construcción de situaciones con las que se le pide al espectador paciencia y atención. La tarea más difícil aquí la tiene un excelente Aaron Paul, quien retoma con facilidad los modismos de Jesse (sí, están sus "bitch" y ciertas expresiones ingenuas de la era Breaking Bad, pero en dosis mínimas), pero quien al mismo tiempo debe personificar a un Pinkman desconocido para la gran mayoría.
Al no tener a un Walter, a un Mike o incluso a un Saul al lado, ahora Jesse está verdaderamente solo para resolver los dilemas que se le van presentando. Recordemos que la dinámica que tenía con White era cómica en el inicio, pero luego se transformaba en enfermiza, con "Heisenberg" subestimando a Jesse. El Camino es una respuesta a esa subestimación. El emotivo flashback en el que aparece Walter está muy lejos del fanservice, y cumple otro propósito: decirle a Pinkman lo mucho que vale, y el futuro que tiene por delante. Si la mirada final que cruzaban en Breaking Bad parecía el au revoir perfecto, la película sube la apuesta y le da a ese inolvidable dúo uno superior.
El apego de Gilligan a los detalles tiene su broche de oro en la última escena, cuando Jesse finalmente se aproxima a Alaska y Ed (Robert Forster) le pide que repita los datos de su flamante identidad. El joven dice en voz alta su nuevo número de seguro social, pero luego se le solicita que lo diga al revés. Hay una pausa que sella la complicidad del creador con los seguidores del micromundo Breaking Bad. Uno podría pensar que Jesse no será capaz de recordarlo, pero lo hace. Lo hace, y lo enumera con seriedad. Queda muy poco del Pinkman de Breaking Bad en su rostro: hay más de protagonista de western, de un hombre impertérrito que, como le dice Jane (Krysten Ritter) en otro de los flashbacks más conmovedores del film, es ahora responsable de su destino.
Así, Jesse se despide de todos (a través de una llamada, de recuerdos, con una carta) en un película que no se aleja nunca de él -que evita cruzarse con Better Call Saul, para no spoilear dicha producción en el proceso, con excepción de un dato vinculado a Lydia-, y que termina como lo hace su trama en la serie, solo que ahora el contexto es otro. Otro hombre, otro auto, otro clima, otro aire, y la vida por delante.
Cuándo y dónde verla.
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