El amigo alemán: el primer rechazo a Celeste Cid y la aventura argentina de Max Riemelt antes de su salto a Sense8
La directora Jeanine Meerapfel dialogó con LA NACION sobre la película que cumple 10 años y considera un punto de conexión en su filmografía
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“El amigo alemán es una película hecha en Argentina en gran parte, como un 70 por ciento y toda la gente habla castellano, y al pasar eso al alemán perdió parte de su alma al doblarlo, al sincronizarlo. Es por eso que la versión en español me gusta mucho más, y ahí tuvimos sólo que doblar al actor alemán Max Riemelt”, confiesa la realizadora Jeanine Meerapfel sobre su film de 2012.
De visita al 36º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata -donde presentó Una mujer, un ensayo cinematográfico sobre su propia madre-, Meerapfel conversó con LA NACION acerca de la película que rodó hace una década, con Celeste Cid como protagonista. El amigo alemán es un eslabón en su filmografía con evidentes conexiones con la película que ahora presenta en Mar del Plata y con otros dos clásicos de su labor: el documental En la tierra de mis padres (1981) y, particularmente, su ópera prima titulada Malou (el apodo del nombre materno de Marie-Louise Chatelaine), que protagonizada por Ingrid Caven, legendaria musa de Rainer Werner Fassbinder, obtuvo el premio de la crítica en el Festival de Cannes en 1981.
Para El amigo alemán -si se quiere la última gran producción encarada por la también directora de La amiga, que protagonizaron Liv Ullmann y Cipe Lincovsky-, todo comenzó en una calurosa Buenos Aires, a comienzos de marzo de 2011. Cid ingresó entonces al set como protagonista y rostro elegido para delinear a Sulamit, la hija de inmigrantes alemanes-judíos que se enamora de Friedrich, hijo de un inmigrante alemán de oscura adhesión al nacionalsocialismo, en una cronología que se extiende por décadas para también narrar la convulsionada historia argentina con muchos tintes autobiográficos. Pero, pese a su ya imbatible aura de gran figura, Cid -dueña de una extraordinaria fama en la Argentina gracias a Resistiré y Para vestir santos- fue rechazada en un primer momento por la directora.
“El jefe de casting apareció con Celeste y le dije: ‘No, una chica que hace telenovelas no’, y me pidió por favor que la conociera. Nos conocimos por Skype y hablamos como tres horas y descubrí un corazón y una fuerza emocional impresionantes. Sí, hace telenovelas, pero es una gran actriz”, dice sonriente. En el caso del protagonista masculino el encantamiento con Max Riemelt fue inmediato por su perfil rebelde y su identificación aún hoy con la extinta República Democrática Alemana, algo que servía perfectamente a los planes de la directora para la composición de su personaje. Pero Riemelt ya era famoso en Alemania por su protagónico en La Ola, de Dennis Gansel al que ahora, luego de El amigo alemán, añade a su trayectoria el impacto de la serie Sense8 que las hermanas Wachowski hicieron para Netflix.
Pero tal como sucede en la historia de Sulamit, que visita a su vecino de enfrente, las dos casas utilizadas para el rodaje efectivamente estaban enfrentadas en el corazón del barrio de Belgrano con una construcción a punto de ser demolida, y la otra vacía y completamente deshabitada por encontrarse en venta. El rodaje de El amigo alemán se extendió por 38 días y finalizó en el estado de Renania del Norte-Westfalia, luego de pasar por Argentina y las ciudades alemanas de Frankfurt y Colonia. En nuestro país, además del barrio de Belgrano, la filmación tuvo lugar en Bariloche, y en el porteño barrio de Parque Patricios, en particular en el Instituto Bernasconi y dado el guion, en el patio de ilusión de la escuela adonde asiste Sulamit se canta la canción a la Bandera “Aurora”. Pero cuando todo estaba listo para el rodaje, Cid se negó a hacer la toma diciendo que no podía cantarla. Jeanine la invitó a cantar juntas y luego de un rato de estar cantándola pudieron hacer la toma.
“Estamos en el patio del colegio, Celeste con su guardapolvo blanco, y entonces me encuentro en mi época de colegiala en la Argentina. Ella empieza a cantar esto, después de que cantamos juntas, y está este rostro de esta mujer tan cristalina que se abre como un sol cantando y le dije a Victor “Kino” González: ‘Entrá en los ojos de ella’. Es en esos momentos, cuando encontrás esas conexiones, encontrás la forma de contar y el hilo de la historia”, añade la realizadora.
El experimentado Carlos Kaspar, que compone al padre nazi de Max, enseñó a Cid nociones de alemán para poder por fonética realizar toda su parte de diálogo en alemán cuando toda la acción se traslada hacia allí. La actriz sufrió en principio su estadía en Alemania, donde debió tener paciencia ante largas jornadas de rodaje con la presión extra de cinco horas de diferencia horaria. Para la directora, en cambio, no había dudas: “Por su sensibilidad, su fragilidad, y su transparencia, tenía que ser ella. Celeste es muy frágil, pero es muy transparente, es como las grandes actrices a las que le decís algo y enseguida lo toman, lo viví con Liv Ullmann”.
Pero su vínculo con estrellas no siempre fue feliz, como el inicio de la relación profesional con Ingrid Caven para Malou, cuando Meerapfel confiesa que la persiguió durante tres años para que leyera el guion: “¿Qué querés vos? ¿Quién sos? ¿Por qué venís a molestar? Es un monstruo de talento y de todo, y también como persona, difícil persona. Me hizo la vida tremendamente difícil en el rodaje, pero ahí está la película y me hizo la vida difícil para que la película saliera bien. ‘No seas tan sentimental’, me decía”, grafica sobre la actriz y cantante alemana.
A diferencia de El amigo alemán y de Una mujer, donde la lente de la directora se posó en el entorno auténticamente porteño, Malou tuvo un rodaje entre Alemania y una España que simulaba ser Buenos Aires, a través de unas calles que con un taxi negro y amarillo y un hombre sentado en la puerta tomando mate añadía una perspectiva geográfica distinta cuando el presupuesto no permitía cruzar el Atlántico. El rodaje de Una mujer comenzó también en el verano porteño, en diciembre de 2020 en Buenos Aires y continuó recién en junio de este año, cuando se abrieron las posibilidades de ir a Francia y Holanda, durante la pandemia del Covid, luego regresar a Berlín y, finalmente, como faltaban tomas, un retorno a la Argentina para rodar en el Tigre.
Ante la gran producción, planificación detallada y el formidable equipo técnico de El amigo alemán, su más reciente trabajo presentado en la muestra marplatense la encontró con diferentes perspectivas: “En Una mujer fuimos un equipo de tres personas: el sonidista, el camarógrafo y yo. Nada más. Ese fue el punto de partida y después viajar en coche de un lado para otro sin un guion, sino una idea y textos escritos y en la cabeza. El amigo alemán es una ficción, y en el relato de la ficción yo tenía gente que me buscaba los muebles adecuados. En la Argentina es una búsqueda fácil, el diseñador de producción acá es de un talento extraordinario, y ves cómo de la nada te hacen un ambiente que es creíble, hay trabajadores de gran calidad en este país y los equipos siempre me convencieron mucho más acá que en Alemania, porque hay más invención, porque hay menos plata, y hay que arreglárselas y encontrar soluciones”.
La película completó el elenco con el actor alemán Benjamin Sandler y un estelar reparto argentino con los nombres de Noemí Frenkel, Jean-Pierre Noher, Fernán, Mirás, Katja Alemann, Daniel Fanego, Cipe Lincovsky y Adriana Aizemberg y se estrenó el 4 de octubre de 2012. Con críticas dispares, El amigo alemán conquistó dos nominaciones a los premios Cóndor de Plata: una a mejor película y otra para su actriz protagonista; también tuvo un destacado recorrido internacional y estrenó en Alemania, aunque demoras en los pagos comprometidos del subsidio del INCAA significaron muchas deudas para la productora, que debió pagar en euros costos de producción recibidos en devaluados pesos argentinos.
Pero hace diez años, culminado el rodaje en Buenos Aires el equipo de El amigo alemán se trasladaría a Bariloche para cumplir el rodaje en la estepa patagónica y las montañas con las que abre y cierra el film su periplo de recuerdos. Sin embargo, la filmación del nido de los Cóndores llevó al equipo a esperarlos en plena montaña para poder asimismo comenzar la filmación en pleno amanecer: “Ella le pregunta: ‘¿Venís conmigo?’, y él le pregunta: ‘¿Te quedás acá?’ y ves los cóndores volando y se termina la película”, dice emocionada Meerapfel. Celeste y Max, convertidos en Sulamit y Friedrich están sentados ante la inmensidad de un abismo de situaciones vividas, cercanías y distancias que en la actriz toma ese nombre de fantasía y en la realidad hilvana un ensayo biográfico que cruza cuatro décadas de películas, ilusiones y rodajes.
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