El absurdo de la guerra
"Soldado anónimo" ("Jarhead", EE.UU./2005, color; hablada en inglés). Dirección: Sam Mendes. Con Jake Gyllenhaal, Peter Sarsgaard, Lucas Black, Brian Geraghty, Jacob Vargas, Laz Alonso, Chris Cooper, Dennis Haysbert, Jamie Foxx y Brianne Davis. Guión: William Broyles Jr., sobre el libro de Anthony Swofford. Fotografía: Roger Deakins. Música: Thomas Newman. Edición: Walter Murch. Presentada por UIP. 115 minutos. Sólo apta para mayores de 16 años.
Nuestra opinión: buena
"Soldado anónimo" es un film de guerra donde lo que se combate es el tedio y la frustración, y lo que se mata es el tiempo. Un film donde abundan los tiempos muertos y escasean las escenas de acción bélica, los disparos y las explosiones; donde la etapa de brutalización que supone el adiestramiento de los marines y la posterior rutina marcada por los rigores de la disciplina admiten cierto humor amargo y algún deslizamiento hacia el surrealismo. Un film que juega con la noción de vacío (el físico, del desierto interminable; el interior, de los soldados que desdeñan la política que los ha llevado allí o la ignoran, y el que los identifica como los "jarheads" del título en que han sido convertidos: meros envases, vacíos de todo sentido salvo la obligación militar). Un film, en fin, que en su afán de retratar el absurdo de la guerra despoja a la situación y a los personajes de visceralidad y termina por proponer una visión casi abstracta. Que puede ser interesante considerado en sus partes, pero se resiente por una estructura fragmentada a la que la dirección no consigue dotar de unidad y claridad de orientación.
El infierno
La guerra -en este caso, la del Golfo- es el infierno, pero aquí se trata de un infierno más metafísico: el de la espera vana, el del exilio de la propia biografía, el de la soledad, el del sinsentido. El relato está tomado de las experiencias vividas por Anthony Swofford, un muchacho (hijo de un veterano de Vietnam) que a los 20 años se integró al cuerpo de marines, fue sometido a una durísima instrucción y enviado a Kuwait, donde pasó meses de ansiosa espera por un combate que nunca sucedió y que lo llevó a preguntarse, como muchos de sus compañeros: "¿Alguna vez mataremos a alguien?"
Que tal interrogante sea posible ya habla del absurdo en que está instalado este soldado que dice haber llegado al ejército porque "se perdió en el camino a la universidad", lee a Camus cuando la rutina se lo permite y se muestra quizá más despierto que sus compañeros sin que eso lo lleve a practicar la ironía crítica o a manifestar rebeldía ante la situación. Nada hay en él, más allá del buen trabajo de Jake Gyllenhaal, que genere empatía: es probable que Sam Mendes haya querido evitar que el lazo emocional ofuscara la pura reflexión, pero ese distanciamiento resulta en buena medida contraproducente. No es que el relato carezca de interés, sino que se asiste a él, a pesar de su intensidad, sin demasiado compromiso.
Sexo, cine y objetividad
Hay en el film una suerte de estrecho y complejo vínculo entre guerra y sexo; el rifle afirma la superioridad masculina de estos muchachos que aprenden a amarlo al punto de convencerse de que sin él no son nada y que será con él con quien logren la soñada felicidad de acertar en un blanco: la consiguiente frustración, dadas las circunstancias, se parecerá bastante a la impotencia. El sexo está presente en la vacía rutina de la espera, en la ocasional diversión, en el festejo orgiástico del fin de la guerra. La otra referencia visible es el cine, el bélico, cuyo diálogo con el espectador Mendes parece examinar. Vista por sus soldados, por ejemplo, la escena de los helicópteros de "Apocalypse now" se vuelve una exaltación del espíritu guerrero; el recuerdo de "Nacido para matar" es constante en el tramo del entrenamiento, y el obsceno mensaje de una esposa despechada llega filtrado entre las imágenes de "El francotirador".
Mendes compone estampas elocuentes, ya con humor casi surrealista, ya con ánimo provocativo. Además de subrayar contradicciones y proponer material para la reflexión, su film abunda en imágenes de gran impacto y es impecable en lo técnico y en lo interpretativo. Pero la "objetividad" a la que aspira termina percibiéndose como fruto de la perplejidad de un autor sin opinión formada sobre el tema que aborda.
lanacionarTemas
Más leídas de Cine
Un grande de Hollywood en Mar del Plata. Jason Reitman: los próximos Oscar, Trump y el futuro del cine; "nadie sabe cómo ver una película"
Festival de Mar del Plata. Con un invitado extranjero que captó toda la atención y un estreno vertiginoso, el inicio tuvo más cine que política
Proyecto descartado. De qué se trataba la película de George Clooney y Brad Pitt, que fue cancelada