Edgardo Castro, el director argentino que la crítica internacional compara con Pasolini y Casavettes
"Mi miedo de estos días es que la gente no vea más allá de esa capa de sexo, droga y noche en la que parece estar todo vacío", decía Edgardo Castro días antes del estreno de La noche, en el Bafici de hace dos años.
Esa fue su ópera prima como director y guionista que fue producida por Bomba Cine y El Pampero. Aquella vez, este conmovedor trabajo que él mismo protagoniza ganó el premio especial del jurado y obtuvo elogiosas críticas que superaron ampliamente aquel temor suyo de antes de su estreno.
Una noche, Graciela Borges fue a ver el film. Al poco tiempo escribió para LA NACION lo siguiente: "A los pocos minutos de empezar sentí que me quería ir de la sala, pero algo me seguía obligando a mirar y eso me hizo cambiar de opinión [...] Las imágenes son explícitas, pero no existe intención pornográfica: ese sexo es triste, es rústico –la película misma lo es y por eso resulta absolutamente honesta, llena de una verdad que la hace brillar–, y es la representación misma de una búsqueda desesperada por paliar la soledad. Una soledad que no es física, sino del alma. Por eso es que, pasado el choque inicial, el espectador siente cierta ternura, cierta tristeza, una tremenda melancolía que estalla en un final que es un golpe emotivo tremendo. Es difícil tener tanta verdad en el cine y mostrarla con una honestidad tan grande".
La creación de este "ángel negro del arrabal, el incansable explorador de la noche", como describió a Edgardo Castro el director Mariano Llinás, inició un camino por festivales internacionales, más de 40. En eL Reino Unido se la consigue por Amazon y se la promociona así: "Rodada durante cuatro años con actores, profesionales del sexo y criaturas de la noche, la dirección y actuación de Edgardo Castro rememora a Pasolini y los primeros films de Gaspar Noé".
Hace dos semanas se presentó en Tel Aviv. Actualmente se proyecta en el MoMA, de Nueva York como parte de un ciclo curado por Edgardo Cozarinsky. "Un hijo de Cassavetes, el actor, cineasta y «nighthawk» –halcón nocturno– Edgardo Castro explora el lado más sórdido de Buenos Aires, exponiéndose con desinhibida franqueza frente a la cámara y gran audacia detrás de ella", aseguró el director de la película Ronda nocturna. "La gente cree que me llene de guita con la película, pero no paso nada de eso", asegura el actor.
Desde esta semana, por tres jueves, la película volverá a presentarse en el Malba, Desde la semana pasada esta película creada, actuada, vivida, filmada por Edgardo, uno de los fundadores del grupo de danza/teatro Krapp, tiene libro propio con relatos que en su momento no quedaron en la película. Se llama Como un la noche. El lado oscuro de una ciudad despierta. Editado por Planeta, el prólogo lo escribió el poeta, músico y narrador Pablo Ramos. "Es muy difícil encontrar un escritor, en estos tiempos de males entendidos, que pueda partir de lo sórdido y lo escatológico para llegar, cual virgen inmaculada, a la invisible procesión que ahoga y oprime el corazón del hombre común y corriente", asegura.
El libro, un impactante y poético registro de las márgenes de las noches, se presentará en unos días. Graciela Borges será quien lea esos textos de seres que terminan expulsados a plena luz del día de un after hour mientras buscan refugio en un hotel alojamiento del Once. A Edgardo le entusiasma la idea de escuchar esos relatos en la voz de ella.
Hace pocos días, del otro lado del teléfono, la voz que sonaba era la de su madre, que vive en Comodoro Rivadavia y quien será la protagonista de su próxima película. Le comentaba que acababa de comprar su libro y que pensaba regalárselo a su padre el domingo. "Ma, ¿pero no es medio porno?", le dijo él. "Bueno, querido..., sos el hijo...", le contestó ella.
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