Dos amantes separados por una mentira
Basada en la exitosa novela de Ian McEwan, conmueve con poderosas imágenes que no necesitan palabras
Expiación, deseo y pecado (Atonement, Gran Bretaña-Francia-Estados Unidos/2007). Dirección: Joe Wright. Con Keira Knightley, James McAvoy, Romola Garai, Saoirse Ronan, Juno Temple, Brenda Blethyn, Patrick Kennedy y Vanesa Redgrave. Guión: Christopher Hampton, basado en la novela de Ian McEwan. Fotografía: Seamus McGarvey. Música: Dario Marianelli. Edición: Paul Tothill. Diseño de producción: Sarah Greenwood. Producción hablada en inglés y francés con subtítulos en castellano y presentada por UIP. Duración: 122 minutos.
Nuestra opinión: muy buena
Transcurrida la primera de las dos horas de Expiación, deseo y pecado , hay un plano-secuencia de cinco minutos rodado en la playa francesa de Dunkerque con más de mil extras (soldados británicos esperando en vano, al borde de la desesperación, la llegada de los barcos para cruzar el canal de la Mancha y regresar a su país) en constante movimiento. No se trata, apenas, de un ejercicio de virtuosismo con un exquisito trabajo de steadycam que recuerda el de El arca rusa , de Alexander Sokurov, sino de un ejemplo de gran cine que logra transmitir en toda su dimensión, con poderosas imágenes que no necesitan del subrayado de las palabras, los horrores de la Segunda Guerra Mundial.
Sólo esos cinco minutos bastarían para recomendar, justificar y enaltecer a este segundo largometraje del joven director londinense Joe Wright (el mismo de la lograda Orgullo y prejuicio ), pero -si bien el resto del relato no vuelve a alcanzar semejante cima artística- hay en esta transposición de la extraordinaria novela original de Ian McEwan bastante más aciertos que contratiempos.
Las 435 páginas del libro de McEwan son un tratado demoledor sobre la culpa y el azar, sobre cómo los celos de una adolescente, una pequeña traición, un error insignificante, un acto de cobardía, una mentira banal, un simple malentendido pueden cambiar para siempre el destino de una gran pasión y de dos personas. Una obra mayúscula trabajada en múltiples capas donde conviven, con absoluta armonía, desde el despertar sexual hasta la moral de los años 30 y 40, desde las diferencias de clase hasta la creación literaria, desde la tragedia social de la guerra hasta la tragedia íntima de dos jóvenes enamorados.
Wright y su guionista, el experto en transposiciones Christopher Hampton (trasladó al cine Relaciones peligrosas , El cónsul honorario , Carrington , Mary Reilly, El agente secreto y El americano tranquilo , entre otras novelas), hicieron un buen trabajo. Se podrá argumentar, con razón, que aquí todo resulta menos sutil, más explícito, con menos matices que en el libro de McEwan, pero era inevitable que las imágenes perdieran parte de la riqueza y la profundidad de una escritura única e inimitable.
Quizás a la atrapante primera mitad del relato (ambientada durante una sola jornada de 1935 en una mansión aristocrática) le falte algo de la tensión sexual que McEwan le imprimió, y que a la segunda le sobren unos cuantos planos que caen en un innecesario regodeo visual, en un preciosismo que quita más de lo que agrega, pero Expiación resulta, en buena parte de su trama, una épica sobre un amor imposible construida con una narración sólida, con el aporte de buenos actores (se lucen James McAvoy y Keira Knightley como los héroes románticos Cecilia y Robbie, así como la joven Saoirse Ronan como la imaginativa y despiadada Briony), de un equipo técnico y artístico de primer nivel y, lo más importante, con una gran sensibilidad. Estamos, entonces, ante una muy buena versión de un libro excelente. Se ha perdido algo en el camino, es cierto, pero el viaje valió la pena.
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