Día internacional del beso: diez grandes escenas de la historia del cine
En el Día Internacional del Beso, repasamos diez ejemplos de grandes escenas de amor que nos regaló la pantalla grande. Besos entre enamorados, besos con bronca, otros de despedida e incluso algunos muy apasionados que buscaron saltear la censura. Con el objetivo de no caer en algunos lugares comunes (lo siento, Titanic), la lista incorpora varios ejemplos incluso en películas que no fueron románticas, pero que sin embargo sí incluyeron besos de enorme importancia.
1. Casablanca (1942)
El primer gran beso romántico estuvo marcado por una historia de amor que no pudo ser. Luego de un intenso romance que terminó de forma inesperada, Rick (Humphrey Bogart) e Ilsa (Ingrid Bergman) se reencuentran en Casablanca, ella con su pareja, y él solo, lamiendo las heridas de un romance que dejó cicatrices. A Rick todavía le duele ese amor que no prosperó, lo angustia de saber que fue "el otro", y lo atormenta el haber probado la intensidad de un sentimiento que duró solo unos días. Para el protagonista, esa romántica idea de "siempre tendremos París", vista a la distancia es más una condena que un alivio.
En Casablanca hay dos besos eje, uno del pasado, que es el primer casillero de una felicidad inminente que jamás llegó. El otro transcurre en el presente, y es un beso desbordado de dolor y angustia. Son dos momentos distintos, opuestos, y que hasta le permiten al espectador elegir cuál de ellos recordar, el triste o el feliz.
2. Tuyo es mi corazón (1946)
El Hollywood de los años 40 no permitía grandes demostraciones de pasión en pantalla. El código Hays, una suerte de barrera moral que impuso absurdas reglas en la Meca del cine entre 1934 y 1968, ordenaba que los besos no podían durar más de tres segundos. Pero Alfred Hitchcock encontró una forma muy práctica de poner pasión en un beso sin (necesariamente) quebrar esa regla. Para la película Tuyo es mi corazón, de 1946, el director logró una gran escena de amor entre Cary Grant e Ingrid Bergman. Dado que el film era ante todo una historia de amor, Hitchcock comprendía que la escena romántica entre ambos debía ser apasionada, y por ese motivo ordenó que los actores se dieran una verdadera cadena de besos pero sin que ninguno durara más de tres segundos. Grant y Bergman se besan, se miran, hablan, se abrazan, vuelven a besarse y así a lo largo de varios minutos, logrando uno de los besos más eróticos del cine clásico. De esa forma, Hitchcock demostraba una vez más que las absurdas reglas morales solo servían para encender la llama de su creatividad.
3. Cinema Paradiso (1988)
El beso (o mejor dicho, los grandes besos) de esta película dirigida por Giuseppe Tornatore, tienen la particularidad de mostrarse como el gran legado de un hombre que luchó contra la censura. Cuando en el final de la historia, Toto (Jacques Perrin) ve por primera vez ese montaje prohibido (que nada tenía que ver con el de Bazin), el protagonista descubre cuál fue el mayor de los tesoros que le dejó Alfredo (Philippe Noiret). Es un momento único porque todos y cada uno de esos actos de amor revelan uno de los muchos tesoros que tiene el cine: el de poder contar historias de grandes pasiones que ni la censura puede borrar.
4. Expiación, deseo y pecado (2007)
Luego de enfrentarse a un monstruo literario clásico como Jane Austen (y de incluso regalarle a Darcy y a Lizzy ese beso que no tuvieron en el equivalente literario), Joe Wright se animó con un gigante contemporáneo como Ian McEwan. La historia de amor entre Robbie (James McAvoy) y Cecilia ( Keira Knightley ) se convirtió en una tragedia porque, un poco como le sucediera a los mencionados Rick e Ilsa, no pudieron nunca disfrutar de un amor que merecían. Y también como los héroes de Casablanca, ambos tuvieron la agridulce posibilidad de vivir al menos durante un instante esa pasión que los desbordaba. En esa biblioteca escondida dentro de un caserón que ya había perdido el encanto, los jóvenes se entregaban ansiosos a un momento efímero, interrumpido para siempre por una joven celosa que sellaría de forma trágica la historia. Y ese único beso entre Robbie y Cecilia alcanzó para comprender por qué el destino de ambos personajes resultó tan doloroso.
5. Secreto en la montaña (2005)
Ennis ( Heath Ledger ) y Jack ( Jake Gyllenhaal ) no se veían desde hacía varios meses. Luego del romance que vivieron en esa montaña, ambos intentaron seguir adelante con sus respectivas vidas, sin poder olvidar lo mucho que significó el tiempo compartido. Y por ese motivo, el reencuentro y el beso que se dan luego de tantos años de ausencia, se revela como un acto visceral. Es uno de los besos más auténticos en la historia del cine, porque en ese instante de pasión sus protagonistas se olvidan de las posibles consecuencias de lo que sienten, y eligen simplemente entregarse a ese momento liberador.
6. Volver al futuro (1985)
Marty McFly (Michael Fox) viaja al pasado, enamora a su madre, y de esa manera altera el orden natural de la historia de su familia, motivo por el que debe reajustar las agujas del destino para que su mamá se enamoré de su papá. Y así es como el beso se convierte en verdadero salvador, en el centro de una realidad que puede desaparecer si esas dos personas no conectan emocionalmente, aunque sea solo unos minutos. Pero luego de sufrir y llevar al extremo el complejo de Edipo, Marty logra su cometido. Lorraine y George se miran, la cámara gira, Marty amenaza con desaparecer, la música sube el volumen y finalmente los futuros padres del protagonista, en sus versiones adolescentes y hormonales, se besan por primera vez mientras Earth angel llega al punto más alto de sus brevísimos tres minutos. Y Robert Zemeckis, el director de la película, filma ese beso con sincero entusiasmo, entendiendo que el contacto de esos labios salvó del olvido al sufrido McFly.
7. El padrino, segunda parte (1974)
Un beso puede ser apasionado, sin ser romántico. Un beso puede cargar con mucho amor, sin ser sexual. Y eso es lo que comprendió Francis Ford Coppola cuando en la secuela de El padrino, escribió que Michael ( Al Pacino ) eligiera un beso como forma de decirle a Freddo (John Cazale) que había descubierto su artera maniobra. Es seguramente uno de los besos más sentidos de esta lista, porque lejos de iniciar una relación, en realidad la termina. Michael besa desde el dolor, desde la rabia, desde el no entender por qué una de las personas que más amaba, fue justamente quien lo traicionó. Y cuando Michael le dice "rompiste mi corazón", Freddo no puede más que huir acobardado, sabiendo que no pudo corresponder el amor incondicional de su propio hermano.
8. Spider-Man (2002)
Incluir el beso entre Spider-Man y Peter Parker (Toby Maguire) es un cliché, ya lo sabemos, pero es que esta escena se convirtió en uno de los momentos más apasionados del cine de super héroes. El director Sam Raimi entendió que Peter Parker literalmente no podía tener los pies en el piso cuando besara a la Mary Jane ( Kirsten Dunst ), y por ese motivo compuso la famosa escena de beso dado vuelta. No era un acto de amor, era un acto puramente hormonal, pero ese primer momento entre Spider-Man y Mary Jane sería tristemente premonitorio, teniendo en cuenta que los conflictos no tardarían en llegar cuando justamente ella reclamara más a Peter, y menos a su alter ego.
9. La dama y el vagabundo (1955)
El cine de animación regaló muchas historias de amor, pero ninguna tuvo un beso tan emblemático como aquel que se dio casi por accidente, y que se escondía al final de un fideo. La tierna historia de amor de este film de Disney, era la de una perrita hogareña con un perro callejero amante de la libertad. A diferencia de muchos ejemplos de esta lista, no se trata de un beso apasionado producto de un deseo incontrolable, sino todo lo contrario, porque es un beso dado con la timidez y la calculada ternura de un film que, ante todo, estaba apuntado al público infantil. Pero más allá de esas características, es innegable que este momento en el callejón del restaurante italiano es uno de los más icónicos en la historia del cine.
10. Ghost, la sombra del amor (1990)
No hay demasiados casos como el de Ghost, una película que comienza con la pareja ya establecida, y que ante la muerte del protagonista, elige contar la historia de amor de dos personas (él, fantasma; ella, viuda) que sufren ante la ausencia del objeto de su afecto. Y es así que llega Oda Mae ( Whoopi Goldberg ), una impostora que se sorprende a sí misma al descubrir que verdaderamente puede ser una médium. Y el gran beso de esta película no es el momento en el que los protagonistas modelan juntos esa vasija que se desarma, sino aquel en el que Sam ( Patrick Swayze ) en estado fantasmal, puede momentáneamente tomar prestado el cuerpo de Oda para dale un último beso a Molly ( Demi Moore ). Se trata de un beso con gusto a revancha, porque ante el inesperado asesinato de Sam, ese momento le da a los amantes la posibilidad de despedirse con un emotivo acto que le hiciera justicia al amor inconmensurable que ambos se tuvieron.
De yapa: Antes del atardecer y la importancia del no beso (2004)
Una de las grandes películas de amor, curiosamente, no tiene beso. La segunda parte de la trilogía protagonizada por Ethan Hawke y Julie Delpy (la primera fue Antes del amanecer), se detiene en el reencuentro de los enamorados en París, y una década después de esa inolvidable noche que compartieron y que tanto los marcó. Y la película de Richard Linklater explora entonces esos instantes de volver a enamorarse, de comprender por qué ellos se necesitan y lo mucho que se parecen, a pesar de haber transitado caminos tan lejanos. Pero el beso como acto catártico nunca llega, y la película se termina mientras Céline imita a Nina Simone, mientras Jesse la observa y hace girar en su dedo una alianza que le queda grande ante la sensualidad de Céline. Ella baila, toca la guitarra, y el largometraje llega a su fin justo antes de mostrar la que probablemente fuera la segunda noche que ambos compartieran a lo largo de sus vidas.
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