Diane Keaton: el amor, en clave de comedia
Con Jack Nicholson, la actriz protagoniza el film "Alguien tiene que ceder", que aquí se estrenará el jueves
NUEVA YORK.- A los 58 años, Diane Keaton se mantiene tan fresca, graciosa e inteligente como cuando tenía 31 y protagonizó "Annie Hall", la película de Woody Allen que le dio la fama y la convirtió en la imagen de la joven vanguardista neoyorquina. Ahora, a un paso de su sexta década de vida, Keaton sigue osando traspasar fronteras, como demuestra en "Alguien tiene que ceder", film que en la Argentina se estrenará el jueves, por el que la actriz acaba de ganar un Globo de Oro, y en el que, con sus arrugas a la vista, no teme desnudarse por completo.
En el gélido invierno que este año azota a Nueva York, Keaton sin embargo prefiere andar con más ropa. Llega a la entrevista con LA NACION en el hotel Waldorf Astoria enfundada en un largo sacón de cuerina y con unos guantes de cuero marrón que no se quitará durante toda la conversación. Lleva un sweater cuello de tortuga también marrón claro y pantalones de cuero del mismo color, de cuyos bolsillos no deja de sacar pañuelos descartables cada vez que estornuda. Los anteojos sin marco le dan un aire intelectual, pero con su peinado corto, desmechado -en el que no oculta sus canas entre sus cabellos rubios- se ve igualmente moderna, jovial y llena de vida.
A diferencia de otras actrices de Hollywood más jóvenes que ella, Keaton no teme hablar de cualquier tema; disfruta de la conversación y lo hace notar. Se siente segura de las elecciones que ha hecho en su vida y es un placer verla reír abiertamente, hacer muecas y mostrar con orgullo cada una de sus arrugas. "Me ha costado tanto conseguirlas", dice agarrándose la cara.De eso se trata "Alguien tiene que ceder", dirigida por Nancy Meyers, en la que Keaton encarna a Erica Barry, exitosa dramaturga divorciada cuya hija, Marin (Amanda Peet), está saliendo con un hombre mucho mayor que ella, Harry Sanborn, interpretado por un genial Jack Nicholson. Aunque al principio Erica y Harry no se toleran, pronto sus divergencias se tornarán complementarias y pondrán a la pareja en una difícil situación. El panorama se complica con la aparición del joven doctor Julian Mercer (Keanu Reeves), quien se enamora perdidamente de Erica, quien lo dobla en edad.
-¿Qué fue más difícil, hacer que se enamora del personaje de Nicholson o del de Reeves?
-Del de Jack, porque ahí había que dar un toque de realidad, esa parte era la que tenía que hacer creer la gente, de mi relación con él trata la película. Lo que tengo con Keanu es más bien como un sueño fantástico que tengo de forma simultánea ( ríe ). El real peligro lo representa la relación con Jack, era ahí donde arriesgaba el corazón. Con Keanu era como besarlo y correr. Algo fantástico pero irreal, fue fácil. Algo que me encantó y que odié al mismo tiempo. ¡Ahh!
-¿Cuál fue la parte que más miedo le dio al hacer esta película?
-El miedo más grande es sin duda la intimidad. El hecho de tener relaciones muy íntimas haciendo el papel, dejar ver mi corazón claramente, dejarme llevar, crear momentos románticos, enamorarme, etc. Eso es muy difícil de hacer cuando tienes 58 años. A esta edad eso es un lujo; me sentía como una tonta. Y me atemorizaba la idea de verme exactamente así; hacía años que no hacía un papel similar.
-¿Cómo fue trabajar con Nicholson? ¿Cómo es en la cama?
-Jack en la cama es fantástico, me encantó, lo más divertido que te puedas imaginar ( ríe ). Lo mejor de trabajar con Jack es que le puedes hacer cualquier cosa y todo le parece bien, nada le incomoda. Puedes tomarle la cara entre tus manos y besarlo apasionadamente y él está ahí contigo, te sigue en todo. Es el mejor de los compañeros. Otra cosa de él que me fascina es su dominio del lenguaje y la forma tan acertada en que utiliza las palabras. Si vas a cenar con él, lo mejor que puedes hacer es callarte la boca y escucharlo. Sin duda es el hombre más entretenido que he conocido en toda mi vida, es el mejor contador de historias que jamás he escuchado, te dan ganas de sacar una grabadora para guardar todo lo que dice. La forma en que usa el lenguaje es un arte. Jack es como el Discovery Channel del lenguaje ( ríe ). Yo podría ser su público toda la vida. Razón por la cual pasar tres semanas con él en la cama fueron un placer. Teníamos que esperar a que hicieran ajustes técnicos entre las tomas y como estábamos semidesnudos no podíamos irnos a ningún lado, así que simplemente lo oía hablar y créeme que no me quería ir a ningún lado.
-¿Fue muy complicado hacer la escena en la que aparece desnuda?
-Primero que nada Jack no estaba ahí, cerramos el set a todos los hombres, menos el camarógrafo, obviamente. De hecho, fue la escena más sencilla de toda la película; lo más sencillo del mundo es sentirse humillada, completamente avergonzada, gritar y saltar desnuda. Sencillísimo, duró como cinco segundos. Además era una toma desde lejos, por lo cual fue muy cómodo el hecho de no tener la cámara cerca.
-Nunca se casó y adoptó dos hijos (Dexter y Duke). ¿No se arrepiente de no haber creado una familia propia?
-Bueno, ahora tengo una familia. Adopté dos niños que ahora son mi familia y no siento que tenga menos por el hecho de no haberlos parido yo misma. Creo que la oportunidad de criar a estos niños ha sido fabulosa, no me imagino nada mejor que la familia que tengo. No siento que no tenga una familia, quizá no es una familia igual a las demás, pero es mi familia.
-Para los cinéfilos del mundo siempre será "Annie Hall", un icono de Nueva York. ¿La presiona que las personas siempre esperen algo de usted?
-La verdad, no, porque sé que tengo muchos fracasos en la vida. Mi carrera no ha sido un gran éxito constante. Es más, creo que de las actrices de mi generación yo soy la que ha tenido más subidas y bajadas. Pasé años y años haciendo películas para televisión y sufriendo por conseguir un buen trabajo. No deja de sorprenderme lo que me pasa, el hecho de que "Elephant", película que produje de Gus Van Sant, esté funcionando tan bien. Por eso no me siento un icono, soy una persona normal que ha tenido eventos extraordinarios en su vida. Me siento rara al hacer esta película porque me puso en una atmósfera en la que no había estado en mucho tiempo.
-¿Cómo llegó a producir "Elephant"?
-Recuerdo que fue justo cuando sucedieron los eventos en la escuela de Columbine, todo mundo hablaba del tema y estaban simplemente devastados por lo sucedido. Así que me senté con mi socio en la compañía productora y comenzamos a hablar de qué podríamos hacer al respecto, pero que fuera algo positivo. Me imagino que muchas mentes en Hollywood pensaban en hacer una película sobre el tema, pero no creo que con la misma idea de hacer algo positivo. Pero lo que realmente catapultó la película fue el tener una reunión con Gus Van Sant, él tenía todo lo que se necesitaba, parecía todo perfecto, él estaba muy interesado y teníamos básicamente las mismas ideas al respecto.
-¿Por qué últimamente sólo la vemos en comedias?
-Supongo que el público no está interesado en verme en dramas.
-Yo lo estoy...
-¿En verdad? Quizá sólo usted, pero no creo que vayas a conseguirme un trabajo, ¿verdad? ( ríe ). Si fuera por mí lo haría encantada; en verdad, yo estoy aquí para trabajar en lo que sea, pero supongo que no piensan en mí como una actriz dramática. La verdad, no tengo idea de qué responder. De las oportunidades que se me presentan tomo las que creo que son buenas. Pero quizás alguna vez tenga que tomar alguna que no sea precisamente increíble porque necesito trabajar. Tengo cuentas que pagar y dos hijos que mantener.
-A los 58 años, y siendo una mujer bella, inteligente y exitosa, ¿qué es para usted sexy en un hombre?
-En mi escala personal no hay nada más sexy que el buen humor. No encuentro nada más sexy en un hombre que el buen humor; si lo encuentras es como para morirse.
-¿Qué cree de los hombres mayores que salen con mujeres mucho más jóvenes, como en la película?
-Creo que a los hombres se los ha juzgado mal en ese aspecto. Porque no podemos generalizar, hay que ver la historia de cada persona en particular y sus circunstancias. Cada persona tiene necesidades y circunstancias diferentes. Hay algunas relaciones que en efecto son un desastre, pero también hay otras que han funcionado muy bien, hay hombres que han encontrado a la compañera de su vida en una mujer muchos años menor y ella es feliz. Es algo que ha pasado siempre, por ejemplo Charlie Chaplin. Y es algo que seguirá sucediendo; en verdad las cosas cambian de persona a persona. Creo que si hay un real afecto entre las personas, qué más da la edad.
-Para usted, ¿cuál es la moraleja de "Alguien tiene que ceder"?
-Creo que es que el amor duele. Y que ese dolor es una parte básica del amor, siempre hay algo de dolor involucrado. En este caso -en el de mi personaje- el hecho de que ella jamás haya estado enamorada antes aumenta su sufrimiento, está sorprendida y no tiene referencia alguna al respecto, ella no sabe cómo reaccionar. Nunca había estado enamorada y tiene más de cincuenta años, imagínate el dolor.
-¿Usaría parte de su vida para una película u obra de teatro como hace su personaje al final del film?
-No creo. La gente decía que eso fue lo que hizo Woody con "Annie Hall", pero no fue exactamente así. Creo que él usó una cualidad esencial que encontró en mí en ese tiempo y me da gusto que lo haya hecho, porque funcionó muy bien para la película. Supongo que depende del caso, pero no creo que yo le haría a alguien lo que ella le hace al personaje de Jack, que es terrible.
-¿Se sigue viendo con Allen?
-Sí. No es exactamente como en "Annie Hall", porque yo vivo en California y él en Nueva York. La distancia me ha separado de algunos de mis más grandes amigos. Woody siempre será uno de mis más grandes amigos, pero ahora tiene una nueva familia y es completamente adicto al trabajo, así que ya no hablamos tanto como antes y, a decir verdad, lo extraño...