Detonantes: Jessica Alba juega a ser Rambo en la película más vista de Netflix en todo el mundo
Disponible desde el viernes en la plataforma, el film que marca el regreso a la actuación de la estrella de Los cuatro fantásticos y Sin City está primero en el ranking global de la plataforma
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Detonantes (Trigger Warning, Estados Unidos/2024). Dirección: Mouly Surya. Guion: John Brancato, Josh Olson y Halley Wegryn Gross. Fotografía: Zoë White. Edición: Chris Tonick y Robert Grigsby Wilson. Elenco: Jessica Alba, Tone Bell, Mark Webber, Gabriel Basso, Michael C. Hall, Jack Weary. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: regular.
“¿Qué tal, damisela en apuros?”. La pregunta en tono de broma que Parker (Jessica Alba) le hace a su colega y amigo Spider (Tone Bell) llega demasiado tarde en el desarrollo de Detonantes, la película más vista de Netflix durante el fin de semana en todo el mundo, como para que la liviandad y el guiño humorístico tengan algún efecto sobre el relato. Para ese momento, el espectador ya vio -y entendió- que la agente de fuerzas especiales del ejército Parker es capaz de hacer lo mismo, o hasta más, en el campo de batalla que cualquiera de los hombres a su alrededor y que de hecho su sentido de la justicia y moral elevada la vuelven aún más habilidosa que todos ellos.
Pero claro, esas cualidades no la hacen especialmente graciosa u ocurrente. Si el film remite a algún héroe de acción del pasado es más al lacónico Rambo de Sylvester Stallone -de hecho el guion original del film se vendió en Hollywood como la versión femenina del veterano de Vietnam interpretado por Stallone-, que al carismático John McClane de Bruce Willis en Duro de matar.
Y la mención a aquellos clásicos de los años 80 tiene sentido: todo en Detonantes parece una cita o un homenaje a esas películas que entretenían sin complejos. Sin embargo, la interpretación que hacen de ellos los guionistas John Brancato, Josh Olson y Halley Wegryn Gross y la directora indonesia Mouly Surya está repleta de clichés, fórmulas gastadas y bastante corrección política, que se traduce en pantalla más como cínico cálculo culposo que como genuino interés en temas de diversidad de género y cultural.
La historia comienza en un camino desértico en Siria, con una camioneta de la CIA (enmascarada como una de rescate humanitario) siendo perseguida por un grupo de terroristas. El enfrentamiento termina con uno de los agentes norteamericanos muerto y otro saliendo victorioso en un combate cuerpo a cuerpo con un cuchillo como arma predilecta. Se trata de la letal Parker, quien mientras se queja de los métodos exageradamente crueles de su superior recibe una llamada de su novio de la secundaria, aquel que quedó en el polvoriento pueblo Creation en Nuevo México al que la soldado tendrá que regresar cuando se entere de que su padre ha muerto.
Convertido en el sheriff del lugar, Jesse (Mark Webber), parece interesado en retomar el viejo romance con Parker, pero ella está más enfocada en dilucidar los detalles de la muerte de su padre. Es que aunque todo indica que fue un accidente ocurrido en la vieja mina que Henry, su padre, llevaba décadas explorando ubicada a la vera del bar que construyó y en el que también vivía, ciertas circunstancias resultan sospechosas y apuntan a un posible crimen.
Así, Parker atraviesa su duelo al tiempo que se reencuentra con viejos amigos como Mike (Gabriel Basso), el empleado del bar que también se dedica a cultivar marihuana en su sótano, y algunos antiguos enemigos como Elvis (Jack Weary) y su padre, el senador Swann (Michael C. Hall), que también es el padre de Jesse. Acostumbrados a mandar en el pueblo y a torcer las leyes a su antojo, desde que el par de bravucones aparece en pantalla ya resulta evidente que no solo tuvieron que ver con la muerte de Henry, sino que de alguna manera también están involucrados en la ola de crímenes que azota al lugar.
Aunque no hace ninguna falta, para subrayar su perfidia, el guion no pierde tiempo y caracteriza tanto a Elvis como al senador como antipáticos y violentos racistas que utilizan términos peyorativos para referirse a la población latina del pueblo, entre la que se encuentra el personaje de Alba. La actriz, que con este personaje regresa a la actuación después de unos años de pausa en los que se dedicó a los negocios, no convence demasiado en el papel de la letal soldado capaz de vengar la muerte de su padre, liberar a su pueblo y prácticamente detener sin ayuda a una célula de terrorista de extrema derecha. Y todo sin que se le desarmen demasiado las trenzas que parecen ser su marca registrada.
De todos modos, las escenas de acción, aunque convencionales, están filmadas con prolijidad y los paisajes de Nuevo México, donde la película fue filmada, le suman algo de carácter e identidad propia a una historia que no cuenta con demasiada de ninguna de las dos. Claro que su éxito en la plataforma de streaming, a la que llegó más de tres años después de haber sido filmada, además de un final más bien abierto parecen insinuar que Detonantes podría ser la primera de muchas aventuras de una nueva heroína de acción.
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