Desafiantes: potente, ingeniosa y con una fuerte carga erótica, demuestra que vale todo en el amor y el tenis
En este melodrama que funciona en el fondo como una gran comedia romántica, Luca Guadagnino (Llámame por tu nombre) ratifica su talento para mostrar el poder del deseo en las relaciones humanas, aquí con la ayuda de un trío protagónico brillante: Zendaya, Josh O’Connor y Mike Faist
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Desafiantes (Challengers, Estados Unidos/2024). Dirección: Luca Guadagnino. Guion: Justin Kuriztkes. Fotografía: Sayumbho Mukdeeprom. Música: Trent Reznor y Atticus Ross. Edición: Marco Costa. Elenco: Zendaya, Josh O’Connor, Mike Faist. Distribuidora: Warner Bros. Duración: 131 minutos. Calificación: apta para mayores de 16 años. Nuestra opinión: muy buena.
Estaba todo listo a fines de agosto de 2023 para que Desafiantes abriera el último Festival de Venecia. Había mucha expectativa por conocer la película que mezclaba la poderosa atracción de una estrella con brillo y popularidad creciente, la carismática Zendaya, con la presencia detrás de las cámaras de un realizador prestigioso y valorado en los circuitos del cine de autor, el italiano Luca Guadagnino.
La extensa huelga de los actores de Hollywood frustró todos esos planes. Desafiantes fue la primera película de alto perfil forzada a postergar su estreno ante la ausencia de sus protagonistas en el vital momento en que se necesita de ellos para promocionarla y crear desde el compromiso personal y la palabra el interés del público por verla.
Ahora, cuando llegó el tan demorado momento de presentarla, queda claro que Desafiantes no necesita acción alguna de marketing para llamar la atención. Es una de esas contadas películas que desde la primera imagen irrumpen desafiantes, altivas y sobre todo completamente seguras de sí mismas en cuanto a lo que quieren dar, contar y mostrar. Hay más de un avance disponible para quienes tengan alguna duda al respecto antes de decidirse a verla.
No hay una sola manera de abordar esta historia. Desafiantes nos invita a contemplar cómo evoluciona y se transforma a lo largo del tiempo una historia de amor entre tres personajes. No lo hace de manera lineal. Guadagnino apuesta por un movimiento constante entre el pasado y el presente con la lucidez suficiente como para darle sentido a cada movimiento de un juego endiablado y a la vez fascinante.
Desafiantes instala ese triángulo en el mundo del tenis. Art Donaldson (Mike Faist, a quien conocimos como antagonista de la pareja central en la reciente versión de Amor sin barreras firmada por Steven Spielberg) es un destacado protagonista del circuito profesional que ocupa lugares relevantes en los rankings mundiales, compite en los torneos del Grand Slam, tiene un holgado nivel de vida y su imagen se asocia con publicidades de lujosos artículos. Su pareja, Tashi Duncan (Zendaya), fue una promisoria jugadora forzada por culpa de una grave lesión a dejar la actividad y convertirse en entrenadora.
Art atraviesa horas bajas en su carrera y a Tashi no se le ocurre otra cosa para recuperarlo que empezar de nuevo desde abajo. Cuando lo lleva a jugar torneos de challengers (allí cobra un primer sentido, no el único, el título original de la película) encontrará en su camino a Patrick Zweig (Josh O’Connor, el príncipe Carlos de las temporadas 3 y 4 de The Crown), un jugador caído en desgracia, casi un indigente dentro del circuito (no tiene recursos ni para pagarse una noche de hotel).
Hasta que en veloces flashbacks, Guadagnino nos muestra el contexto de esas relaciones en apariencia dispersas. Mucho antes, Art y Patrick eran inseparables compañeros del tenis juvenil. Cuando conocen a Tashi empieza una carrera entre ellos para ver quién es capaz de conquistarla primero. Astuta y manipuladora, la chica descubre que puede divertirse y sacar provecho de lo que se esconde detrás de esa rivalidad. Sus dos simultáneos festejantes se resisten a reconocer que existe a la vez entre ellos una atracción irresistible.
El verdadero desafío, apasionante de ver, empieza en ese momento. Con recursos que van desde el cálculo más estudiado hasta el puro impulso, Art, Patrick y Tasha emplean toda clase de tácticas, conductas, gestos y acciones (incluyendo las propias de una competencia deportiva) al servicio de un ardoroso juego de deseo y seducción. A través de esas señales (símbolos que por lo general sugieren más de lo que muestran) Guadagnino construye un poderoso melodrama que sabe esconder su apasionada pulsión expresiva y erótica detrás de algunas escenas de comedia verdaderamente regocijantes. Y lo consigue con todos los recursos posibles que brinda el lenguaje del cine: el uso de ciertos objetos, el extraordinario empleo de una formidable banda sonora para anticiparnos la cercanía de algún momento de clímax o el uso iluminado de la cámara en las notables secuencias filmadas en los courts.
Desafiantes habla de amores, celos, sueños frustrados, ambiciones, resentimientos y traiciones con las dosis justas de tensión, ingenio, sorpresa, talento e inspiración de una gran final deportiva. El tenis funciona en este caso como marco de una comedia romántica distinta, magníficamente actuada por el trío protagónico y con un director que entiende como pocos el poder del deseo y de la pulsión amorosa en el cine actual.
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