Demi Moore: las mejores y las peores películas de la actriz
Del núcleo del Brat Pack, el grupo de jóvenes de las películas generacionales de los ochenta con John Hughes como director emblema, Demi Moore fue la que tuvo la carrera más exitosa al terminar la década; la única que se convirtió en gran estrella y que se sostuvo como tal durante muchos años. Moore, además, fue la primera actriz de la historia del cine en llegar a cobrar 10 millones de dólares por una película. Y en el momento de su ascenso espectacular, a principios de la última década del siglo pasado, Moore participó en varios films que no solamente fueron exitosos en términos de recaudación sino que además eran objeto de conversaciones, de discusiones, de esas charlas que se solían sostener sobre las películas antes de que el cine pasara a mutar, para el gran público, en una sucesión de secuelas. Moore estuvo en esas películas que generaban escenas inmediatamente reconocibles, y que aún hoy siguen siendo parte del saber compartido de la historia más o menos reciente del cine. Con los siguientes cuatro títulos nos daremos cuenta de ese momento mágico e irrepetible de Moore: Ghost, la sombra del amor; Propuesta indecente, Cuestión de honor, Acoso sexual. Películas que "había que ver", que se presentaban como platos fuertes, que se plantaban con intensidad ante el público. ¿Esas características eran sinónimo de calidad? Claro que no: habría que animarse a rever Ghost hoy, y Propuesta indecente siempre fue un mero ardid del astuto publicitario Adrian Lyne, una película innoble, artera y fea. Cuestión de honor y Acoso sexual eran de directores más relevantes, como Rob Reiner y Barry Levinson.
Moore fue cambiando su imagen y de cierto aire angelical en Ghost pasó en pocos años a una presencia cargada de un erotismo más agresivo, más contundente. Su cuerpo se imponía de formas más frontales, más directas. Y ahí, en ese momento, en la segunda mitad de los noventa, en los que es la voz (voz especial, seductora, singular) de Esmeralda para El Jorobado de Notre Dame de Disney y actúa con Woody Allen en Los secretos de Harry, protagoniza dos películas en las que su presencia física es la clave: G.I. Jane -una de las películas menos logradas de Ridley Scott- y Striptease de Andrew Bergman. Esta película fue esperada con ansias, pero toda expectativa fue defraudada, y su -escaso- erotismo estaba presentado de formas tan banales que la película fue inmediatamente objeto de repetidas burlas. Si Ghost fue el inicio del ascenso de Moore, Striptease fue el comienzo de años más erráticos, de una carrera que luego casi no sumó títulos memorables. Eso sí: Moore siguió y sigue siendo una estrella porque había sido una estrella grande, un ícono fundamental de un momento del cine.
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