De Rambo a Reporteras en guerra, diez películas de Hollywood para entender las guerras en Afganistán
Desde el cine bélico propiamente dicho hasta las sátiras más cuestionadoras, Hollywood entró muchas veces en ese teatro de operaciones; Stallone, Tom Hanks y Mark Wahlberg son algunos de sus protagonistas
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El peor escenario del mundo aparece hoy frente a los ojos de los cineastas de Afganistán. Desde el mismo momento en el que los talibanes recuperaron el poder crece en ellos el temor de que nunca más pueda verse o hacerse allí una película. Pero ese temor no es nada comparado con el miedo que sienten ante la posibilidad cierta de sufrir daños personales a manos de los nuevos dueños del país. Especialmente en el caso de las mujeres.
“Ahora solo hay dos opciones si piensas diferente o si eres un intelectual, un cineasta o un artista: o te vas del país o los talibanes vienen y te matan”, dijo Sarah Mani, fundadora de la Casa del Documental de Afganistán (Afghanistan Documentary House), en un testimonio recogido por Variety en el que su autora pide expreso silencio respecto de su actual lugar de residencia, por temor a las represalias.
“Somos solo unas pocas cineastas en Afganistán, tal vez diez, por lo que pueden encontrarnos, matarnos o deshacerse de nosotros fácilmente. Tal vez en una hora”, agrega Mani, que dice sentirse en este momento como si estuviese viendo una película de Quentin Tarantino. “Hasta que observo lo que ocurre realmente –se corrige- y pienso que se trata de una película norteamericana y no de acciones reales ejecutadas por Estados Unidos”.
Con todo lo que pasó y lo que está pasando, nadie duda de que Hollywood aprovechará esta nueva oportunidad. Como en el pasado, Afganistán volverá tarde o temprano a ser el eje de unas cuantas historias de película. ¿Quién podría perderse, por ejemplo, la posibilidad de transformar en una película el caótico escenario del domingo pasado en el aeropuerto de Kabul, marcado a fuego por las desesperadas historias de quienes tratan por cualquier medio de escapar de los talibanes?
El escenario plantea más de una mirada para observar la dramática peripecia del mundo desde las múltiples y simultáneas guerras que libra Afganistán. De un lado, todo lo que viene explorando el cine norteamericano alrededor de esta realidad, apostando en algunos casos al patriotismo y a otros a una mirada cuestionadora, expuesta desde la sátira. En el medio aparecen otras miradas y muchos matices. Varias de esas obras llegaron a los cines y tuvieron enorme difusión. Otras son más pequeñas, secretas y cuestionadoras.
Y del otro, el ruego de la comunidad artística internacional para que primero quede preservada la vida de los cineastas afganos y en segundo lugar para que pueda rescatarse de una segura destrucción al menos algo del patrimonio fílmico local más reciente. Hay al menos 22 películas afganas en producción, según cuenta la prensa internacional, que podrían esfumarse de un día para el otro. También hay advertencias que apuntan directamente a la pérdida completa de la memoria cinematográfica del país. Se lo dijo a Variety la cineasta afgana Sonia Nassery Cole, residente en Estados Unidos: “Hay mucho talento en mi país y mucho apetito por contarle al mundo sus historias, pero todo eso está cerrado detrás de una cortina oscura y oscura. Dudo que veamos otra película filmada allí durante los próximos 30 años”.
Mientras tanto, las plataformas de streaming nos ofrecen varios caminos para acceder al cine que en los últimos años, desde varias perspectivas, observó desde Estados Unidos la trágica peripecia histórica de Afganistán entre fines del siglo XX y la entrada del siglo XXI. Desde crónicas bélicas hechas y derechas hasta unas cuantas sátiras. Aquí, un puñado de ejemplos que están disponibles para ver online:
Amigos de armas (War Dogs, 2016), de Todd Phillips. El director de la trilogía ¿Qué pasó ayer? emplea de nuevo su ojo mordaz para asomarse a la guerra desde su costado más caótico y delirante. Dos muchachos tan audaces como estrafalarios (interpretados por Jonah Hill y Miles Teller) encuentran en el desarrollo de varios negocios bajo cuerda con armas, pertrechos y municiones la oportunidad de pasar de la bancarrota al esplendor financiero. La guerra de Afganistán es uno de los objetivos de este plan disparatado y completamente inverosímil a primera vista que, aunque parezca insólito, se inspira en hechos reales. Disponible en HBO Max.
The Outpost (2020), de Rod Lurie. Estrenada directamente en streaming con el título de La batalla de Kamdesh, la película también recrea hechos reales ocurridos en 2006 durante una misión de las tropas estadounidenses que a priori era considerada casi suicida. No estrenada en los cines y difundida por lo general vía online debido a los efectos de la pandemia, la película ratifica el oficio y el compromiso de Lurie (un experto en narrar historias sobre conspiraciones e intrigas políticas) así como su conocimiento del mundo militar, del que formó parte como oficial de artillería del ejército estadounidense antes de convertirse en director. El retrato de las acciones bélicas es tan eficaz como el retrato (complejo e incómodo) de sus protagonistas uniformados. Con Scott Eastwood y Orlando Bloom. Disponible en Paramount+.
El sobreviviente (The Lone Survivor, 2013), de Peter Berg. Otro episodio real de la guerra en Afganistán llevado a la pantalla, en este caso una de las muchas colaboraciones entre Berg y el actor Mark Wahlberg. Y otra misión arriesgada al máximo como eje de la acción, en este caso el operativo que un puñado de soldados de élite trata de llevar adelante contra uno de los líderes talibanes en 2005. Como en The Outpost, aquí lo más importante es el acercamiento al mundo interior de los soldados, sus códigos, miedos y conductas. La película ahorra palabras y se concentra en acciones y movimientos muy bien narrados e interpretados con gran compromiso por Wahlberg, Ben Foster, Miles Teller (el mismo de Amigos de armas, ahora con uniforme) y Taylor Kitsch. Disponible en Amazon Prime Video y HBO Max.
Juego de poder (Charlie Wilson’s War, 2008), de Mike Nichols. Maestro indiscutido de la ironía y de la mordacidad, Nichols (El graduado, Secretaria ejecutiva) se mete aquí en la política y emplea como lo hizo en Colores primarios su sentido innato de la sátira para contar la historia del excéntrico Charlie Wilson (Tom Hanks), un miembro demócrata de la Cámara de Representantes que utiliza todo su cínico talento para cumplir una misión secreta: armar a los milicianos afganos que con la secreta ayuda estadounidense terminarán con el dominio soviético en los años 80. El punzante guión de Aaron Sorkin (The West Wing, La red social, El juicio de los 7 de Chicago) es otro punto a favor de una película en la que también se lucen Julia Roberts, Amy Adams y Philip Seymour Hoffman. Lleva en streaming la traducción literal de su título original: La guerra de Charlie Wilson. Disponible en Amazon Prime Video y Movistar Play.
Rambo III (1980), de Peter MacDonald. La tercera aventura del héroe encarnado por Sylvester Stallone transcurre en Afganistán, durante la guerra que enfrentará a los milicianos afganos (respaldados por Estados Unidos) y el ejército soviético de ocupación. La misión es la excusa argumental elegida por Stallone para llevar todavía más lejos sus marcas de identidad. Lejos de ser un simple exponente de ideas conservadoras dibujadas con trazo grueso, la película retrata cada vez con más precisión al héroe como un hombre solitario y marginal, condicionado por el miedo y la soledad, a quien sus superiores (en especial el coronel Trautman, interpretado por Richard Crenna) tratan de llevar hacia el lado más oscuro de su personalidad. Disponible en Netflix.
Reporteras en guerra (Whiskey Tango Foxtrot, 2016), de Glen Ficarra y John Requa. Después de filmar Focus en Buenos Aires con Will Smith y Margot Robbie, el dúo recurre a un guion de Tina Fey y Robert Carlock, los creadores de la gran serie Unbreakable Kimmy Schmidt, para llevar al cine las memorias de la corresponsal de guerra Kim Baker y sus aventuras en la hostil geografía afgana, eterno escenario de un teatro bélico. Fey interpreta a Baker y Robbie (muy de moda en estos días gracias a Harley Quinn) es su colega y amiga Tanya Vanderpoel. La película no tiene el vuelo de otras obras del dúo, como Loco y estúpido amor, y tropieza sobre todo cuando pretende mezclar géneros a la fuerza. La atención hacia lo bélico se diluye cuando el relato se vuelca hacia el costado romántico y viceversa. De todas maneras, la historia original y el compromiso de sus intérpretes mantienen el interés. Disponible en Amazon Prime Video y Movistar Play.
Rock the Kasbah (2015), de Barry Levinson. Ya hemos hablado de esta película casi secreta protagonizada por Bill Murray, que llegó al streaming sin haber pasado por los cines argentinos. Pese a ser recibida en su momento de la peor manera, este retrato de la guerra visto desde la perspectiva de un patético productor musical de California que busca salir de perdedor nada menos que en Afganistán está lleno de detalles atractivos y una profunda humanidad en el retrato de los personajes. La clave aquí es el espíritu satírico del relato, malinterpretado por muchos como una especie de crítica expresa a los sentimientos del pueblo afgano. El eje argumental de la película se conecta con un atractivo documental de HBO Max, Silenciando la canción, la caída de una estrella afgana. Disponible en Netflix.
The Breadwinner (2017), de Nora Twomey. La guerra es el escenario de fondo de una conmovedora historia humana cuyos efectos más incómodos logran ser suavizados a través de una exquisita animación. Twomey se apoya en una conocida novela infantil para contar la historia de una niña llevada a fingir que es un varón y a usar todo el tiempo ropas y modales masculinos como único recurso posible para lograr el reencuentro de su familia. Exhibida en el Bafici 2018 con el título de Parvana, una infancia en Afganistán, la película expone con toda la sincera naturalidad de un relato dirigido al público adolescente todo lo que puede padecer una niña de 11 años obligada a vivir bajo el régimen talibán. La salida pasa por el ingenio, el juego, la confianza en sí misma y el amor por la vida. Imperdible. Con producción ejecutiva de Angelina Jolie. Disponible en Netflix.
War Machine (2017), de David Michod. Más que por su tema, muchos recuerdan esta película como uno de los primeros exponentes de la intención de Netflix de afirmarse en la industria como un nuevo gran estudio de Hollywood, el primero surgido del nuevo mundo del streaming. Con un gran alarde de producción, un director prestigioso surgido de la escena independiente y una estrella indiscutida (Brad Pitt) como protagonista, War Machine explora algunos de los aspectos más controvertidos de la acción bélica estadounidense en Afganistán desde una mirada inequívocamente satírica. De hecho, casi no hay ruidos de guerra en este relato. Ni siquiera se escuchan disparos. Lo que en cambio aparece es el descarnado retrato de todo lo que ocurre detrás de escena cuando la política trata de corregir situaciones que vienen mal barajadas con resultados todavía más catastróficos. Disponible en Netflix.
Tropa de héroes (12 Strong, 2018), de Nicola Fuglsig. Dirigida por un danés, pero con toda la maquinaria industrial de Hollywood a su servicio, esta es la película tal vez más convencional y previsible de todas las que se hicieron con alto perfil y elevados presupuestos para contar acciones de las tropas estadounidenses en el frente afgano. Aquí los hechos también se inspiran en episodios de la historia reciente, en este caso la primera misión que compromete a soldados de Estados Unidos en Afganistán después de los atentados del 11 de septiembre de 2001. La escasa originalidad de la adaptación se compensa en parte por la carismática presencia de Chris Hemsworth en el papel protagónico y el correcto diseño de la mayoría de las secuencias de acción. Su espectacularidad está concebida para ser vista más en la pantalla grande que en algún dispositivo móvil. Disponible en Google Play y Apple TV.
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