De los insultos “en porteño” de De Niro a la crisis existencial del personaje de Brandoni y la ovación en San Sebastián
La presentación de la ficción que debutará en Star+ el 11 de octubre fue un éxito rotundo en el festival de cine; las únicas dos funciones ya están agotadas; buena parte del elenco y los realizadores estuvieron en la alfombra roja, no así el norteamericano
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SAN SEBASTIÁN, España.- Había mucha expectativa en San Sebastián con la presentación de Nada, la serie de Mariano Cohn y Gastón Duprat que Star+ estrenará el 11 de octubre en la Argentina. El recorrido virtuoso de Competencia oficial en España consolidó este país europeo una buena imagen de la dupla de directores que se había empezado a delinear con El hombre de al lado, El ciudadano ilustre, Mi obra maestra y 4x4, todas películas bien recibidas en un mercado donde, a pesar de la facilidad del idioma en común, no siempre es fácil hacer pie para las producciones argentinas. La primera función de la serie, que se llevó a cabo el lunes por la noche, fue un éxito: buena parte de las 900 personas que colmaron el precioso Teatro Victoria Eugenia aplaudieron de pie sobre el final. Se proyectaron de corrido los cinco capítulos de media hora, como si se tratara de una película más de este festival en el que una ficción que involucra a la gastronomía encaja a la perfección. La tradición culinaria del País Vasco es mundialmente conocida, y la existencia de Culinary Zinema, una sección especial con cinco producciones de distintos países que ponen el foco en la cocina desde perspectivas muy variadas le hace justicia.
Después del pase de la serie hubo una cena preparada por una gran chef argentina, Narda Lepes, integrante del equipo de asesores culinarios de Nada, junto con otra estrella del rubro, Francis Mallmann, y Federico Oldenburg, un hombre con mucha experiencia en el mismo oficio del personaje de Luis Brandoni en la serie, la crítica culinaria. Hubo milanesas (con un secreto sutil en la preparación que vale la pena descubrir viendo la serie), el “lomo en camisa” (envuelto en hojaldre) que hizo famoso el Gato Dumas, asado banderita a la plancha y otras delicias saladas y dulces que aparecen en algunos pasajes de esta nueva ficción de Cohn y Duprat. Las pudieron disfrutar los que pagaron una entrada para este evento especial.
Brandoni es el protagonista central de Nada. Interpreta a Manuel Tamayo Prats, un dandy en su etapa otoñal que depende excesivamente de una empleada doméstica tan eficiente como cómplice (María Rosa Fugazot) y entra en crisis el primer día que no puede contar con ella. Uno de los atractivos especiales de esta producción de Disney es la participación de Robert De Niro, un verdadero emblema de la historia del cine, amigo personal de Brandoni y narrador principal de un relato en el que su rol va creciendo con el paso de los capítulos. Su nombre es un gran imán para atraer público: las dos funciones de la serie que quedan en el festival están agotadas.
El origen de Nada es también una relación amistosa, la que los dos guionistas y directores de la serie tienen con Brandoni. “Queríamos hacer algo más con él porque ya habíamos trabajado juntos en dos películas y la pasamos muy bien. Lo queremos mucho, vamos a comer con él, somos muy buenos amigos -cuenta Duprat-. Cuando hablamos con Beto de la idea de sumar a De Niro sabíamos que él nunca había hecho una serie de TV en sesenta años de carrera, aunque ofrecimientos le han sobrado. Pero logramos que lea el guion. Y nos sorprendió con anotaciones y sugerencias, debatimos mucho. La relación que tiene con Brandoni fue clave. De Niro le tiene mucho respeto y mucho cariño a Luis, si bien nunca habían trabajado juntos hasta ahora. Y además vio en Nueva York nuestras películas. Sabemos que le gustaron, sobre todo Competencia oficial. Así que tuvimos la suerte de que terminara rodando en Buenos Aires con nosotros entre diez y doce horas por día. Lo que parecía imposible pasó a ser muy fluido”.
¿Cómo es dirigir a una figura como De Niro? ¿Hasta qué punto se puede marcar a un actor con sus pergaminos y su peso simbólico? Son preguntas evidentes que aparecen ante una experiencia de este tipo. “Fue obviamente mucho más sencillo que con alguien que recién empieza -responde Cohn-. A él le encantaron estos cruces idiomáticos de la serie entre el español, el inglés y el italiano. Y pidió incorporar los insultos que pronuncia su personaje. Recordaba algunas palabrotas de sus viajes a Buenos Aires y disfrutaba mucho ejecutar eso con una musicalidad que para mí es muy graciosa. Preparamos la serie para que Beto y De Niro interactúen y fue espectacular verlos en acción, una clase magistral de actuación”.
Aún cuando la trayectoria de De Niro es un aval incontestable, Duprat sostiene que fue necesario crear un marco de referencia: “Si no le das indicaciones y contexto, el actor queda un poco desprotegido. Los actores necesitan esas indicaciones sobre el verdadero sentido de lo que querés contar, no porque hagan las cosas mal, sino para entender el contexto. Una escena puede tener múltiples sentidos y debe tener una dirección clara. Hay que tratar de que las acciones del personaje digan algo sobre él, por ejemplo. Y todo eso es trabajo de dirección. Es un aporte que siempre es bienvenido por los actores. Al trabajar de a dos nosotros estamos acostumbrados a cierto espíritu democratico que en el cine, por lo general, no existe. Abrimos los guiones, les mostramos a los actores las escenas que filmamos y hay posibilidades de debatir. Debatir con estos dos monstruos, obviamente, fue muy especial”.
Brandoni compone su papel con mucha soltura, tanto en sus pasos de comedia como en los momentos más serios. Igual que con Guillermo Francella en El encargado, Cohn y Duprat han sabido cómo explotar las fortalezas de actores de arraigo popular en ficciones por lo general cargadas de acidez e ironía. Esta vez también hay un subtexto que agrega un matiz dramático: el temor a la soledad y la pelea por la autosuficiencia, asuntos que en algún momento de la vida inexorablemente empiezan a inquietar. Trabajar para que dos registros -el cómico y el más existencial, digamos- funcionen armónicamente es una tarea en la que la experiencia acumulada suma mucho: “Cuando terminé el Conservatorio me contrató la Comedia Nacional Argentina, que ese momento dirigía Luisa Vehil. Hablo de 1964 -recuerda Brandoni-. Tuve la posibilidad de hacer mucho teatro de repertorio. Nueve títulos en dos años. Nueve autores y nueve directores distintos. Una formación invalorable que al final termina rindiendo, claro”, remarca.
El desafío más relevante era ver cómo se creaba la química artística con De Niro, con el que existe una relación de larga data y a quien Brandoni define como “un actor extraordinario y sobre todo un gran amigo”. Los presentó Lito Cruz, quien alguna vez compró los derechos de Cuba y su pequeño Teddy, una obra que el protagonista de películas míticas como Taxi Driver y Toro salvaje estaba haciendo en Nueva York, para montarla en Buenos Aires. “De Niro apareció en el estreno de la obra de Lito con un amigo. Esa es su personalidad, su estilo. Yo lo conozco antes que nada como amigo -explica Brandoni-. Hace unos cuantos años se enteró de que estaba filmando en Nueva York y me invitó a pasar la Nochebuena a su casa con mi familia. Así que cuando hicimos juntos la primera toma de esta serie, comiendo en una parrilla, todavía estaba en esa frecuencia, la de compartir un rato con un amigo. En la segunda escena juntos ya dije: ‘¿De verdad estoy filmando con este tipo?’. Caí recién ahí... La verdad, es un actor maravilloso y una persona deliciosa. Se portó como uno más del equipo y al final toda la gente que trabajó en la serie lo ovacionó cuando terminó el rodaje. Se lo merecía. En esas actitudes está sintetizada su grandeza”.
Nada también es una buena carta de presentación para Majo Cabrera, la actriz paraguaya que encarna a la joven asistente que ocupa el lugar de la empleada histórica del exigente Tamayo Prats, un detallista casi patológico que primero la presiona sin contemplaciones pero después empieza a construir con ella un vínculo mucho más sano. “Fue un sueño hecho realidad -dice entusiasmada-. Creo que tuvimos mucha afinidad con Luis, que hubo entre nosotros una relación genuina. Me sentí muy cómoda porque tanto él como Robert De Niro y los directores me hicieron las cosas más fáciles. Me permitieron jugar y darle forma y carácter al personaje”.
También son parte del elenco de la serie Silvia Kutika, Enrique Piñeyro, Belén Chavanne, Daniel Aráoz, Cecilia Dopazo y Gastón Cocchiarale. La fotografía es de Alejo Maglio y la música de Alejandro Kauderer e Ignacio Gabriel.
La manifestación de la delegación argentina y la situación del INCAA
El domingo, la mayor parte de los integrantes de la comitiva argentina que ha llegado a esta edición del Festival de San Sebastián participó en un breve acto que sirvió para difundir una carta abierta que manifiesta la preocupación que provocaron en el ambiente del cine las declaraciones de Javier Milei sobre el futuro del INCAA en caso de que él llegara a la presidencia en las próximas elecciones.
El equipo de Nada llegó un día después, pero de todos modos tanto Cohn y Duprat como Brandoni tienen una opinión sobre el tema con sus propios matices. “Es bueno que se sepa que el Instituto de Cine, igual que el Fondo Nacional de las Artes, fueron creados en la época de Pedro Aramburu. Para mí es un dato importante porque es real -comenta Brandoni-. Dicho esto, yo no estaba en San Sebastián cuando se hizo este acto, pero sí puedo decir que me gustaría ver también una manifestación similar en la Argentina. Están pasando cosas en el Incaa hace mucho, no es de ahora. Tienen todo el derecho del mundo a manifestarse en San Sebastián, pero también pueden hacerlo en Buenos Aires porque hay muchas razones para hacerlo”.
Duprat tiene una percepción parecida: “A mí me preocupa el estado actual del cine argentino, más que algo que por ahora es una hipótesis. El cine nacional está pasando hoy, en septiembre de 2023, por la peor situación que yo recuerde. El INCAA tiene problemas que deberíamos intentar resolver ahora, en lugar de especular sobre el futuro. Es útil en otras condiciones, no en las que está hoy”. Y Cohn también coincide: “Está colapsado, es una ruina ahora mismo, en el presente. Habría que poner el foco ahí”, subraya.
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