De Leonardo Sbaraglia a Dolores Fonzi, el cine argentino se manifestó contra Milei por sus amenazas de cerrar el INCAA
La nutrida delegación nacional que está en San Sebastián publicó una carta abierta y realizó un pequeño acto cubierto por la prensa internacional, mientras tanto, Wim Wenders y Aki Kaurismaki cosecharon elogios de la crítica y aplausos del público con sus nuevas películas
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El cine argentino hizo escuchar su voz en la tercera jornada del Festival de San Sebastián y fue para hacer pública una preocupación. Las declaraciones de Javier Milei sobre un potencial cierre del INCAA en caso de que él llegue a la presidencia hicieron sonar la alarma de productores, directores, actores y técnicos que firmaron una carta abierta dada a conocer este domingo en un breve acto simbólico que tuvo lugar en el Auditorio Kursaal. Toda la delegación argentina se dio cita en el lugar para una fotografía en la que apareció desplegada una bandera con la leyenda “cine argentino unido”.
El título de la carta es claro: “El cine argentino se une para defender su futuro ante las recientes amenazas” y su contenido también: “Los representantes de las 25 películas y proyectos argentinos presentes en el Festival Internacional de cine de San Sebastián, en su mayoría partícipes de la Asamblea Audiovisual Abierta y nucleados en la consigna Cine Argentino Unido, que representa a todos los sectores de la industria, expresamos nuestra profunda preocupación por los dichos del candidato presidencial de un partido de ultraderecha que amenaza con el cierre del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (además del cierre del Ministerio de la Cultura, del Ministerio de Educación, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, del Ministerio de Salud, entre otras instituciones estatales). Argentina presenta este año una participación récord en el festival, uno de los más prestigiosos del mundo, gracias al trabajo y talento de nuestros equipos técnicos y artísticos y a la continuidad de una política cinematográfica que fomenta nuestra industria”.
En el texto también se especifica que “la industria cultural audiovisual argentina se destaca como impulsora de la economía, generando trabajo directo e indirecto en una enorme cantidad de servicios asociados, con un crecimiento sostenido del empleo en los últimos 15 años de un 45%. El impacto económico de la industria audiovisual es de un 5.2% del total de la economía argentina, sumando los efectos directos e indirectos sobre otros sectores (...). El camino debe ser mejorar, fortalecer y volver más eficientes las políticas de fomento que acompañen y no desactivar la existencia de una industria pujante y consolidada. Los países que desarrollaron una industria audiovisual lo han hecho gracias a la continuidad de las políticas industriales y culturales”.
Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Leonardo Sbaraglia, Esteban Bigliardi, María Alché y Martín Rejtman, entre muchos otros estuvieron en el acto, cubierto por la prensa internacional, que ha destacado en los últimos días la vitalidad del cine argentino (hubo artículos referidos al tema en los medios españoles La Vanguardia y 20 minutos y en el semanario estadounidense Variety) a partir del dato de su notable presencia en San Sebastián.
Unas horas más tarde, una sala repleta aplaudió con entusiasmo al final de la proyección de Blondi, la ópera prima de Fonzi, estrenada comercialmente en la Argentina en junio de este año y ya disponible en Amazon Prime. “Dolores Fonzi, casi 30 años como actriz y una sólida película como directora”, dijo por ejemplo La Vanguardia.
Este martes la comitiva argentina crecerá con la llegada de los directores Mariano Cohn y Gastón Duprat y el experimentado actor Luis Brandoni para presentar en la sección Zinema Culinary la serie Nada, que tiene como atractivo especial la participación de Robert De Niro y se estrenará en Star+ el próximo 11 de octubre.
Pocas estrellas, pero muy buenas producciones
Mientras tanto, aparecieron películas que justifican afirmar que si bien esta edición 71 del Festival de San Sebastián no pudo sumar grandes estrellas por el conflicto gremial en Hollywood, sí que ha acertado con la programación. Una prueba concreta es Perfect Days, que marca el regreso del Wim Wenders que acumuló con su obra de los años 70 (Alicia en las ciudades, En el transcurso del tiempo, El amigo americano, Movimiento falso), un prestigio un poco olvidado por el desconcierto que provocó su carrera desde mediados de los 90 a esta parte. El nuevo largometraje del veterano director alemán (78 años) tiene como protagonista a un hombre que trabaja limpiando baños públicos de Tokio y parece vivir a contramano de un mundo cargado de cinismo y consumo desenfrenado. Kōji Yakusho se luce en el papel principal componiendo con mucha sensibilidad un personaje con vida interior en una época donde parece importar mucho más la apariencia, uno de los insumos principales de las redes sociales. La banda sonora de la película, además, es una delicia (The Velvet Underground, Lou Reed, Patti Smith, Ottis Redding, The Animals). La utilización de las canciones es completamente funcional a la trama: refuerza y complementa ideas sin volverse obvia ni redundante.
También causó muy buena impresión El realismo socialista, film del chileno Raoul Ruiz exhibido fuera de competencia armado a partir del rescate de fragmentos de una película inconclusa sobre los convulsionados años de Salvador Allende en Chile. Valeria Sarmiento, expareja y colaboradora de este prestigioso cineasta que vivió muchos años exiliado en Francia y falleció en París en 2011, recuperó ese valioso material y construyó una película que refleja una mirada satírica pero no por eso exenta de profundidad sobre el proceso político y el clima social que desembocaron en el golpe militar de Augusto Pinochet en 1973.
Pero uno de los consensos más notorios entre la crítica y el público que viene agotando casi todas las funciones del festival lo generó Aki Kaurismaki con Fallen Leaves, premiada ya en la ceremonia inaugural como mejor película de 2023 por cerca de 669 críticos de todo el mundo pertenecientes a la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (Fipresci). La nueva película de este gran director finlandés de 66 años cuenta una singular historia de amor entre dos desheredados, ese tipo de personajes taciturnos y monocordes que son habituales en su cine y a los que siempre enfoca con empatía y buen humor. Como también es usual, hay tango en la banda sonora del film y hasta un bar de Helsinki que se llama “Buenos Aires”. Aparece como telón de fondo del relato la guerra entre Rusia y Ucrania, reseñada continuamente por las noticias que la protagonista escucha en un vieja radio que es su principal compañía en el modesto departamento donde vive.
Ahora buena parte de la atención de la prensa internacional está puesta en las llegadas de la francesa Sandrine Bonnaire y la estadounidense Jessica Chastain, dos de las pocas figuras que han dado el sí a esta edición de San Sebastián donde el interés por las luminarias que viene caracterizando a los grandes festivales de cine en Europa en los últimos años ha sido saludablemente reemplazado por una programación hasta el momento muy sólida y convincente.
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