De Havilland, con el brillo de una estrella
BEVERLY HILLS (AP).– Olivia de Havilland, la actriz ganadora de dos premios de la Academia, viajó especialmente de París a Hollywood para participar en los festejos del septuagésimo quinto aniversario del Oscar, y aprovechó para pasar algunas semanas en los Estados Unidos. El viaje es fuera de lo común: la estrella rara vez visita la meca del cine.
De Havilland, que conserva su clásica hermosura a pesar de sus 86 años, recibió a la prensa en el Hotel Beverly Hilton vestida con un sobrio modelo negro, adornado apenas por un collar de perlas.
La estrella irradia serenidad, incluso después de dos matrimonios fallidos y de las enfermedades largas y devastadoras que segaron las vidas de su hijo y de su segundo esposo.
De Havilland nació en Tokio, hija de un abogado de patentes y una ex actriz. La pareja se divorció cuando ella tenía tres años, y su madre la llevó consigo a California junto con su hermana menor, quien posteriormente se haría también estrella de la pantalla con el nombre de Joan Fontaine.
–¿Cuándo decidió convertirse en actriz?
–Cuando me gradué de la escuela secundaria realmente no sabía qué quería ser en la vida. Había participado en obras de teatro en la escuela y obtuve una beca para la Universidad Mills, que tenía un curso muy reconocido de arte dramático y oratoria. Pensé que encontraría qué quería ser mientras estaba en Mills.
Durante el verano, después de concluida la enseñanza secundaria, De Havilland interpretó un papel en una producción de aficionados de "Sueño de una noche de verano", de Shakespeare. Fue entonces cuando se enteró de que el director y productor Max Reinhardt vendría a California para montar esa misma obra, y pidió permiso para asistir a los ensayos.
Terminó interpretando a Hermia en la impresionante producción presentada en el anfiteatro Hollywood Bowl. Los estudios Warner Brothers decidieron filmar la obra de teatro en 1935 y contrataron a Reinhardt como director y a dos de los actores: de Havilland y Mickey Rooney. Los estudios le ofrecieron a la joven actriz el papel de Hermia en la película a condición de que firmara con ellos un contrato a largo plazo.
"Después de «Sueño» me pusieron en «Alibi Ike», una película de béisbol con Joe E. Brown", recordó con desánimo. A esa producción siguieron numerosas películas poco relevantes en que los productores aprovechaban básicamente su juvenil belleza.
La estrella recuerda, empero, con agrado dos películas de esos años: "El capitán Blood" y "Robin Hood", ambas con Errol Flynn, y las dos muy exitosas.
Su opinión de Flynn no es muy buena: "Era un diablo, me molestaba, era injusto y trabajar con él era muy difícil. Pero a pesar de ello esas películas tuvieron éxito".
Durante sus años de gloria, De Havilland fue acompañada a eventos de Hollywood por una serie de galanes y productores, entre ellos Jimmy Stewart y Howard Hughes.
"Jimmy quería llevarme a una fiesta en casa de (David O.) Selznick", recordó. "Howard ya me había dicho que quería ir conmigo a la misma fiesta. Les dije a ambos que no podía porque estaba muy enferma con una infección de la garganta. Hughes insistió en que debía ir a pesar de mi fiebre de 38 grados centígrados. Así que llegamos, y para mi sorpresa encontré sentado en el bar nada menos que a Jimmy Stewart, el único cliente del cantinero Errol Flynn. Bebimos, bailé seis horas y regresé a casa sin temperatura."
"Lo que el viento se llevó" representó un avance notable para De Havilland, que interpretó a Melanie Hamilton junto a Clark Gable (Rhett Butler) y a Vivien Leigh (Scarlett O´Hara).
El genio detrás de la epopeya fílmica de 1939, según ella, fue el productor David O. Selznick, que retuvo su "visión inmortal" a pesar de los cambios de directores.
Después de un año de preparativos y de algunas semanas de dirigir, George Cukor fue reemplazado por Víctor Fleming. Cuando Fleming sufrió un colapso por exceso de trabajo fue sustituido por Sam Wood, que permaneció como director incluso después del regreso de Fleming.
"Por la mañana uno podía estar trabajando con Sam Wood en un escenario", recordó De Havilland, "y por la tarde con Víctor en otro. Creo que eso nunca había ocurrido antes".
Estuvo de acuerdo en que probablemente Gable fue el responsable del despido de Cukor.
"Creo que Clark estaba muy molesto al principio del rodaje por la escena del bazar, en la que Melanie (De Havilland) pronuncia un discurso apasionado sobre el Sur", dijo.
"Creo que eso lo puso nervioso, porque no sabía qué hacía él en la escena. Podría ser que Clark pensase que George estaba dándoles más importancia a las dos actrices de la película que a él. Pensé que yo había hecho la escena muy bien. Pero de hecho fue innecesaria y la cortaron", agregó.
Fleming era más del gusto de Gable; habían trabajado juntos en la MGM y eran compañeros de cacería. Pero Leigh y De Havilland no abandonaron totalmente a Cukor: iban a su casa por las noches para recibir consejos a hurtadillas.
De Havilland obtuvo una nominación al Oscar por mejor actriz de reparto por su papel en "Lo que el viento se llevó" y una nominación a mejor actriz por "La puerta de oro", de 1941. Mientras tanto, Warner Brothers aún la seleccionaba para películas del Oeste y comedias románticas.
De Havilland se vengó en 1944. Había sido suspendida por rechazar guiones, y el estudio le agregó el tiempo que no actuó a la duración de su contrato. Demandó a la empresa y ganó una decisión de que los contratos no podían durar más de siete años naturales. Por esa victoria la estrella recibió la gratitud eterna de sus colegas contratados.
Una vez liberada de sus obligaciones contractuales, la actriz utilizó sabiamente su nueva independencia y obtuvo premios Oscar a la mejor actriz por "Lágrimas de una madre", de 1946, y "La heredera", de 1949. También fue nominada para un Oscar por su trabajo en "Nido de víboras", de 1948.
Poco después, en 1953, abandonó Hollywood repentinamente para establecerse en París.
"Uno sabía que la época (de Hollywood) a la que uno pertenecía estaba a punto de terminar", dice. "Nada que viniera después podría ser igual. Sobre la ciudad se extendía algo así como un paño mortuorio. Tenía que reflexionar sobre el rumbo que daría a mi vida en un sitio que estaba llegando a su fin."
Influía otro factor. De Havilland se había divorciado del autor Marcus Goodrich y obtuvo la custodia de su hijo, Benjamín. Sin embargo, temía que Goodrich pudiera demandarla para obtener la custodia parcial.
Una invitación al Festival de Cine de Cannes resultó afortunada. Allí, la estrella conoció a un francés encantador, Pierre Galante, que dirigía la revista París-Match.
"Encontré que Francia era una experiencia rejuvenecedora", dice. "Los franceses apenas se estaban recuperando de la guerra y la ocupación, que fue humillante para ellos. Su alicaída civilización apenas estaba despertando."
Se casó con Galante y tuvo con él una hija, Gisélle, que este año acompañó a su madre al festejo de los Premios de la Academia.
Después de establecerse en Francia, De Havilland actuó sólo ocasionalmente, incluyendo los documentales dramáticos para televisión "The Royal Romance of Charles and Diana", "Anastasia" y "The Woman He Loved".
Dejó de actuar a fines de los años 80 y durante una década atendió a su hijo y a su ex esposo durante sus largas y dolorosas enfermedades. Benjamín, diagnosticado con el mal de Hodgkin a los 19 años, murió en 1991, a los 42. Galante, de quien se divorció en 1979, falleció de cáncer de pulmón en 1998.
De Havilland no piensa mudarse de París, donde recientemente redecoró su casa de tres pisos ubicada en las afueras de la ciudad, y se siente verdaderamente en su hogar.
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