De El mago de Oz a Tiburón: cinco películas cuyos rodajes ocultaron historias oscuras
Si bien muchas producciones permanecen, hasta el día de hoy, como favoritas de la audiencia, sus jornadas de filmación tuvieron ribetes escalofriantes
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Las películas más recordadas de la historia del cine también pueden esconder secretos que se revelaron con el correr de las décadas; y lo mismo sucede con estrenos más recientes.
Desde la experiencia devastadora de Judy Garland en el rodaje de El mago de Oz hasta la tragedia que marcó la filmación de una película de la saga Tiburón, en esta nota recordamos filmaciones que estuvieron signadas por situaciones antre aterradoras y traumáticas.
*El mago de Oz y un rodaje angustiante para Judy Garland
El clásico de Victor Fleming, basado en la obra de L. Frank Baum, mantiene su vigencia hasta la actualidad, y es homenajeado en diversas producciones que utilizan el recurso de “romper la fantasía” que tanto afecta a Dorothy cuando llega a lo que consideraba el Santo Grial. Sin embargo, a pesar de ser una producción extraordinaria con fotogramas memorables que mostraban el Technicolor en todo su esplendor (el despertar de la protagonista en Munchkinland es una de las transiciones más hermosas de la historia del cine), el rodaje fue una verdadera pesadilla para Judy Garland.
La intérprete debió soportar los embates del star system de la época, que incluían excesivas jornadas de filmación que la dejaban agotada, el ser persuadida a medicarse para poder sobrellevar esas horas de rodaje y el ser provista de pastillas para descansar cuando se sentía agobiada. La actriz terminó la filmación cuando tenía tan solo 17 años y los detalles de su angustiante experiencia se conocieron años después. En ese entonces, Garland estaba sometida a los pedidos del estudio, y se le exigía constantemente perder peso. La vida de la artista estuvo signada por esos años formativos y particularmente por el proceso que atravesó filmando un largometraje que la catapultó a la fama, pero que la había destrozado por completo.
“Mi madre fue una víctima de cómo operaban los estudios con las estrellas en ese momento”, expresó su hija Lorna Luft, en una entrevista concedida en 2017. “Pero el estudio también le permitía mostrarle al mundo su talento como cantante y actriz, compartirlo con la audiencia, que era lo que más quería, por lo que se convirtió en un arma de doble filo”, añadió la mujer. Además de su adicción a los barbitúricos y de padecer un trastorno alimenticio, Garland también fue víctima de abusos en el set.
Sidney Luft, el tercer esposo de Garland y padre de Lorna, escribió una autobiografía de su matrimonio con la actriz titulada Judy y yo: mi vida con Judy Garland, en la que detalló cómo la artista fue abusada en el rodaje del film de Fleming por los actores que interpretaban a los Munchkins, específicamente en la escena en la que Dorothy era recibida en el cuadrante este de la Tierra de Oz. “Le hicieron la vida miserable a Judy en el set de rodaje metiendo sus manos debajo del vestido. Los hombres tenían cuarenta o más años. Ellos creían que podían hacer lo que les daba la gana” reveló Luft en su libro. Años después del rodaje del film estrenado en 1939, la propia Judy se refirió a dichos actores como individuos que no le agradaban y “que se emborrachaban todas las noches”.
Una película de Tiburón escondía una tragedia que impactó en el set
La historia de la pequeña Judith Barsi es profundamente angustiante. Su madre, Maria Virovacz, era una inmigrante húngara que se instaló en los Estados Unidos en 1956 y que quería ver a su hija triunfar en el mundo del cine y la danza. Cuando la niña estaba en camino a convertirse en una estrella infantil, fue asesinada por su padre, József Barsi, episodio que conmocionó a su familia y a los colegas que estaban trabajando con Judith en la cuarta entrega de Tiburón.
Barsi se inició en la industria a temprana edad, cuando fue el rostro de los comerciales de McDonald’s, el punto de partida para una seguidilla de papeles en cine y series.
En 1985, integró los films Kids Don’t Tell, Do You Remember Love y There Were Times, Dear. Al año siguiente, su agente le obtuvo un papel en la famosa serie Punky Brewster protagonizada por Soleil Moon Frye, en la que interpretó a Anna, y al poco tiempo apareció en la popular sitcom Cheers, en el policial Cagney & Lacey, en el drama Remington Steele, y en la icónica El crucero del amor. La niña simplemente no paraba de trabajar, lo que posibilitó que sus padres tuvieran una mejor calidad de vida.
En cine, tuvo papeles en Eye of the Tiger, Destination America y Slam Dance, pero el rol que la volvió más conocida fue el de Thea Brody en Tiburón: la venganza, dirigida por Joseph Sargent y basada en los personajes creados por Peter Benchley, aunque ya sin Steven Spielberg en control de la historia. La película era un nuevo aporte a la saga de Tiburón 2, el thriller de Jeannot Szwarc que sí había sido promocionado como una secuela de la obra maestra del realizador de Los Fabelman.
La filmación de esa película estuvo atravesada por el proceder violento del padre de Judith, cuya conducta fue empeorando progresivamente: se mostraba celoso de la relación de su hija con Maria y, cuando su esposa deslizó que iba a abandonarlo si seguía comportándose de ese modo, amenazó con quitarse la vida. En el rodaje de Tiburón: la venganza que se llevó a cabo en las Bahamas, Maria estaba desconsolada y confió en los productores y el equipo técnico. Según declaraciones de la gente involucrada en el film, la mujer no pudo disfrutar de ver a su hija actuar porque lloraba todo el tiempo y aseveraba que tenía pánico por su vida y la de Judith, quien a sus nueve años ya empezaba a relatar en las grabaciones el maltrato que su padre ejercía contra ella.
Cuando Maria eventualmente compró una casa para irse a vivir con su pequeña, la tragedia se interpuso. El 25 de julio de 1988, Judith Barsi fue asesinada por su padre. Luego de un paseo en bicicleta, la joven debía asistir con Maria a una reunión laboral, pero nunca apareció. De acuerdo con la información aportada por investigadores, esa mañana se produjo una violenta discusión entre Maria y József y ni ellos ni Judith salieron de la casa en todo el día. Por la noche, el hombre esperó a que su hija y su esposa se durmieran y las asesinó de un disparo. Luego, las prendió fuego, fue al garage y se quitó la vida. Los vecinos llamaron a los bomberos y a la policía, quienes encontraron los tres cuerpos. Maria había sido asesinada a los 48 años y Judith, a los 10. Una tragedia conmocionante.
Willy Wonka y un túnel que asustó a los niños
Uno de los roles icónicos del gran Jerome Silberman -más conocido como Gene Wilder- fue el de Willy Wonka en la adaptación musical de Charlie y la fábrica de chocolate estrenada en 1971, dirigida por Mel Stuart y con guion nada menos que de Roald Dahl, autor de la novela, quien tuvo diferencias con Stuart por el resultado final. En cuando al actor, dejó una impronta tan fuerte en el personaje, que, aunque cambien los rostros, será imposible no recordar su trabajo en uno de los films más importantes de su carrera, si bien divisivo.
De todos modos, más allá de la marca que dejó el largometraje, su rodaje no estuvo exento de inconvenientes, y sobre uno en particular se pronunció una de las actrices. En una de las secuencias más impactantes, Willy Wonka cruza un túnel negro con los niños en un bote extravagante, fiel a su esencia. Lejos de ser un recorrido placentero, Wonka alude a la importancia de “seguir remando”, por lo que los pequeños empiezan a gritar por la velocidad con la se estaban moviendo en plena oscuridad. Tiempo después, se definió a ese episodio del rodaje como “aterrador”.
Julie Dawn Cole, la intérprete británica que interpretó a Veruca Salt, estaba debutando en cine con ese personaje y concluyó la filmación con un trauma que compartió en su vida adulta. De acuerdo a su testimonio, ni ella ni sus colegas fueron advertidos de la escena que iban a rodar, por lo que realmente, y también debido a la falta de comunicación en el rodaje, todos creyeron que estaban en peligro. El miedo era tal, que los gritos que se escuchan en la secuencia fueron ciento por ciento reales. “Gene no era un actor de método, todo lo contrario, aceptaba las directivas, pero tenía momentos en los que decidía cambiar todo y se ponía a crear su propia cosa”, contó la actriz.
“Nunca sabíamos con qué nos íbamos a encontrar, y la escena del bote, cuando él se pone un poco loco, no sabíamos si la estaba improvisando o no, pero sí sabíamos que era algo inesperado, no era una secuencia para la que nos hubiésemos preparado”, añadió la actriz, quien también describió a Wilder como un hombre “dulce y paciente” que nunca los subestimaba. “Era muy generoso, no era una estrella que se iba y pedía que no lo molesten, siempre hablaba con nosotros”.
El accidente que puso en riesgo la vida de Isla Fisher
La actriz describió el duro momento que vivió en el rodaja de Nada es lo que parece con las siguientes palabras: “Todos pensaban que estaba actuando de manera increíble, pero nadie advirtió que estaba luchando por mi vida”. Fisher formó parte del film de Louis Leterrier sobre unos magos que brindan espectáculos rimbombantes para la audiencia, aunque backstage tenían otros intereses. La actriz interpretó a Henley Reeves, una de las integrantes de los denominados “Cuatro jinetes” que era conocida por el número que realizaba en un tanque repleto de agua.
En una secuencia del film, la situación se le fue de las manos al equipo de producción. Cuando Fisher estaba rodando esa escena, se enganchó con una cadena a la que estaba sujeta y pidió salir del tanque. Sin embargo, quienes la estaban viendo, incluido el propio director, no interpretaron sus gritos como reales sino como parte de su actuación. “Tuve una experiencia cercana a la muerte”, contó Isla en una charla con On Demand Entertainment.
“Mientras estaba en el tanque una de las cadenas no podía romperse y quedé atrapada en el agua. Me empecé a asustar mucho y a pedir que me sacaran de ahí, pero todos creyeron que era Meryl Streep cuando en realidad me estaba ahogando”, recordó la actriz con humor, una vez superado el desesperante momento.
“Lo único en lo que podía pensar en ese momento era en mi cuerpo, en mi propia autopsia, y si bien habíamos repasado muchas veces los protocolos de seguridad, nunca pensamos en una señal o ‘safe word’ en caso de que la necesitara”. De hecho, la actriz había pedido no tener una doble de riesgo y el no tener una “palabra clave” para cuando se necesitara ayuda pudo haberle costado la vida y puso en alerta al equipo de cara a futuras filmaciones.
Terror en Amityville: cuando la realidad supera la ficción
Pocas situaciones tan escalofriante como ser testigo de una muerte en pleno rodaje. Esto mismo sucedió en la filmación de la película de terror de Andrew Douglas, Terror en Amityville, protagonizada por Ryan Reynolds y Melissa George. El actor definió a lo vivido como “traumático” y lo compartió en 2005, en medio del estreno del film. “Puede parecer que estemos contando estas cosas por una cuestión de marketing, pero realmente sucedieron”. De hecho, el elenco de la producción, que también incluía los nombres de Chloë Grace Moretz y el recordado Philip Baker Hall, pasó momentos inesperados en el rodaje, como lo que le sucedió a George cuando estaba filmando una secuencia en un bote.
En un momento, tanto ella como el reducido equipo percibieron cómo oficiales de la policía se les acercaban para que interrumpieran la jornada, ya que habían encontrado el cuerpo de un pescador en la misma zona. “Estábamos filmando y viene la policía y nos informa que habían hallado a una persona muerta flotando en la superficie cerca de donde nosotros estábamos. Pensé: ‘¡Genial, esto va a hacer que nos sintamos más cómodos filmando esta película’!”, declaró la actriz sobre la remake del largometraje de Stuart Rosenberg, que a su vez estaba basado en el libro de Jay Anson.
Reynolds, por su parte, aludió a otro episodio escalofriante vinculado al relato del film, inspirado en los asesinatos perpetrados por Ronald DeFeo, Jr. a las 3:15 de la madrugada. Ese horario fue clave. “Realmente no lo digo por promoción”, ratificó Reynolds años atrás. “Pero muchas cosas raras pasaron en ese rodaje, muchos integrantes de la producción se despertaban siempre a las 3:15 sin explicación, a la misma hora en la que sucedieron esas atrocidades en la casa. Me parece que era algo inconsciente, uno leía el guion y súbitamente te despertabas a esa hora, supongo que tenía que ver con eso”, rememoró el protagonista de Deadpool sobre esos hechos que, según sus palabras, “alteraron el estado anímico de todos los que formaron parte de la película”.
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