Cuando uno lo escucha a Daniel Radcliffe, del otro lado del teléfono, hablar sobre Fuga de Pretoria-el film de TNT original, uno de los primeros del sello cinematográfico Particular Crowd, que se estrena el 26 de octubre, a las 22, por TNT-, se percibe no solo la pasión que siente por la biopic del realizador Francis Annan, sino también el compromiso que asumió de interpretar a una persona que vivió un verdadero calvario en su lucha contra el apartheid.
No es la primera vez que el actor se sumerge en un rol complejo que, generalmente, está en las antípodas de los personajes que interpretó previamente. No es casualidad, claro. A esta altura, estamos hablando de una decisión artística. Él mismo lo confirma, en diálogo con LA NACION. "Nunca dudo cuando elijo un proyecto, siempre tengo en claro el rumbo que quiero tomar", apunta, no sin antes reconocer el privilegio que eso conlleva. En cierto punto, Radcliffe es el curador de su propia obra, y va hacia lo que lo empuja a superarse.
Fuga de Pretoria es una película de una intensidad insoslayable en la que el actor británico interpreta a Tim Jenkin, un hombre sudafricano que fue encarcelado en 1978 junto a su amigo, el también activista Stephen Lee (personificado en el film por Daniel Webber), por integrar el Congreso Nacional Africano. Luego de intentar escapar de prisión de diferentes maneras, ambos se alían con otro convicto y encuentran en la construcción de unas llaves de madera la garantía de la apertura de todas las celdas y puertas de la cárcel. Sin embargo, el plan no será tan sencillo de llevar a cabo y la frustración se cristaliza en esos planos cerrados que abundan en un largometraje que no da respiro. De acuerdo a lo que le contó Radcliffe a este medio, Annan se inspiró mucho en la obra de Robert Bresson, en ese ascetismo, en esos primeros planos que captaban una expresividad memorable. Por lo tanto, Fuga de Pretoria no sobreexplica el contexto histórico: confía en que el espectador respete los silencios propuestos en esas secuencias construidas con gran eficacia.
"Si Tim no hubiese quedado contento con mi trabajo, yo hubiera quedado devastado", se sincera Radcliffe en su charla con LA NACION, sobre la responsabilidad enorme de interpretar a ese prisionero político que batalló contra la segregación racial con todas las herramientas que pudo, sacrificando su propia libertad en el proceso.
-¿Qué fue lo que más te interesó de este proyecto y cuánta investigación del caso real hiciste previamente?
Daniel Radcliffe: -La historia es fascinante. Leí el libro de Tim [Inside Out: Escape from Pretoria Prison] y si bien sabía lo básico sobre el apartheid, empecé a pasar tiempo en Sudáfrica y a conocer mejor, aunque en realidad su libro fue el puntapié de todo, el modo en el que resistió allí dentro por tanto tiempo me resultó increíble, su persistencia. Por otro lado, también trabajé para aprender el acento. En realidad, desde el primer momento en que leí el guion, me cautivó lo tenso que era el relato, me parecía que tenía mucho potencial para ser llevado a la pantalla y ser una gran película.
-También tuviste la oportunidad de hablar con Tim directamente, quien además hace un cameo en una escena del film; ¿cómo fue para él ver su historia reflejada?
-Conocer a Tim, hablar con él, fue algo increíble para mí. Yo estaba muy nervioso cuando él estaba en el set porque como actor sentía la responsabilidad de interpretarlo, y además estaba usando la ropa que él usó, pero sin realmente haber pasado por todo lo que él pasó. Entonces, al comienzo fue extraño, pero Tim me apoyó muchísimo, me acompañó y le gustó mucho la película. Como actor, eso me hizo sentir muy bien, no quiero imaginarme qué hubiera pasado si no quedaba contento, me hubiese sentido devastado.
-Teniendo en cuanto lo que mencionás, ¿genera en vos una presión extra interpretar a una persona real en una biopic de su vida?
-Sí, absolutamente. Lo hice en algunas oportunidades con figuras que ya no están y con otras que sí [N. del E.: en Kill Your Darlings se puso en la piel del poeta norteamericano Allen Ginsberg; y en Jungle interpretó al activista israelí, Yossi Ghinsberg], y la verdad es que sí hay un componente extra, sobre todo cuando son historias de superación o que tienen un alto grado de sufrimiento. Como consecuencia, trato de usar esa presión para trabajar cada vez más duro para que todo salga lo mejor posible.
-Volviendo al tema del acento sudafricano, ¿tuvieron un coach en el set?
-Sí, Jenny, fue fantástica. También me preparé mucho previamente porque en realidad lo que estaba evitando era llegar al set y, al momento de filmar, estar demasiado pendiente de decir mis frases correctamente y solo en eso. Entonces que hubiera alguien ahí para detectar cualquier error fue de gran ayuda.
-Leí que antes de rodar una escena te gusta ponerte música para entrar en sintonía, ¿qué hiciste en este caso? Supongo que varía de película a película.
-Sí, estás en lo correcto, voy variando todo el tiempo. No te voy a mentir: a veces no es necesario prepararse para todas las escenas que vas a hacer en una película. Es decir, memorizás tus partes, pero no siempre se requiere de una dura preparación. Distinto es el caso de las secuencias que conllevan de por sí un desgaste, como alguna escena de un ataque de pánico o un estado de frenesí, algo que requiera de una inmersión en una determinada experiencia. Por lo general, me gusta escuchar canciones que estén relacionadas con los personajes que interpreto, o que me hagan sentir algo vinculado al proyecto en el que estoy trabajando.
-Fuga de Pretoria es una película que se apoya mucho en lo gestual, ¿cómo fue esa clase de preparación, de comunicar solo con tu rostro?
-Nuestro director, Francis Annan, nos hizo mirar una película francesa llamada Un condenado a muerte se ha escapado [el film de 1956 de Robert Bresson] antes de empezar a filmar. Fue una lección enorme que aprendí porque mucho de lo que se narra allí se basa en primeros planos, o planos cerrados, y Francis la tomó como referencia. Disfruté trabajar de ese modo, con esos lineamientos. Si hubo una razón por la cual elegí este proyecto, fue en primera instancia por Francis. Su entusiasmo es contagioso, tiene mucha energía, se lo notaba siempre apasionado por la historia, a la que conocía extremadamente bien. Estaba muy claro que tenía toda la película ya filmada en su cabeza antes de empezar el rodaje.
-Si hacemos a un lado la dura historia real que toma de base, ¿dirías que Fuga de Petroria también es una película efectiva dentro del subgénero de escapes de prisión?
-Sí, absolutamente. De hecho, cuando leí el guion me sorprendió que no se haya filmado antes, porque como thriller de prisión, es fantástico también. Espero que la audiencia lo tome del mismo modo.
-Tus elecciones como actor luego de concluir la saga de Harry Potter son realmente muy interesantes y variadas: desde Horns hasta Swiss Army Mann, e incluso protagonizaste el video de Slow Club, "Beginners"; ¿cómo elegís los proyectos: dudás mucho o seguís tu intuición?
-Gracias por mencionar ese video porque me divertí mucho filmándolo [risas]. Lo cierto es que no dudo tanto, más bien voy con lo que me dice el instinto, con lo que me gusta. Soy muy agradecido porque soy un afortunado de poder elegir en ese sentido, sé que no muchos actores tienen esa libertad de tomar solo los papeles que los hacen felices como me sucede a mí. Espero poder continuar así el resto de mi carrera como actor.
-¿Cuán difícil es soltar un personaje?
-Depende mucho de la experiencia. Creo que el más difícil de soltar fue el de Manny en Swiss Army Man. Lo extrañé muchísimo cuando terminó el rodaje, la pasé tan bien interpretándolo, fue un rol tan raro pero tan dulce. Fue un papel fantástico.
-¿Recordás el mejor consejo que te dio un colega?
-Trabajé en una obra en Nueva York, Equus, con Lorenzo Pisoni, quien se convirtió en uno de mis grandes amigos, y los mejores consejos que me dio fueron más aplicables a mi vida que a mi trabajo. En cuanto a mi carrera, Gary Oldman [quien interpretó a Sirius Black en Harry Potter] me dio un gran consejo: 'Simplemente, si podés, hacé solo lo que te gusta'. Lo estoy parafraseando, pero ese fue el sentido de su mensaje, y el espíritu de ese consejo lo aplico siempre. Sigo moviéndome con esa libertad de la que hablaba antes.
-Mencionaste Equus, que no es la única obra que hiciste, ¿cuánto disfrutás el teatro?
-Amo el teatro. Trato de volver a él todo el tiempo porque siento que mejoro como actor cada vez que abordo una obra nueva. Además interpretar frente a una audiencia en vivo me da una adrenalina que me encanta, y que es única.
Gary Oldman me dio un gran consejo para mi carrera: 'Simplemente, si podés, hacé solo lo que te gusta', y yo sigo moviéndome con esa libertad
-Sí, además tu interpretación nunca es la misma.
-Exacto, está ese factor de no saber qué audiencia va a tocarte o cómo va a responder a lo que hacés.
-Después de Harry Potter, ¿sentiste incertidumbre respecto a tu carrera y a cómo iba a seguir o te relajaste?
-Al principio sentí presión por seguir trabajando. Quería seguir actuando, más que nada. Ahora esa presión se fue y elijo tranquilo lo que me gusta. Curiosamente, los proyectos que fueron apareciendo que me resultaron interesantes fueron los que me permitieron trabajar en mi rango actoral. Me considero afortunado en ese aspecto. Ahora me concentro en hacer solo lo que tengo ganas.
Cuándo y dónde verla.
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