Dan Stevens, de Downton Abbey a convertirse en el héroe cómico que nadie esperaba
Festival de la canción de Eurovisión: la historia de Fire Saga puede ser "la nueva película de Will Ferrell" , pero hay otra estrella cuya actuación en esta sátira/homenaje se quedó con la atención del público y la crítica. El británico Dan Stevens se hizo conocido por Downton Abbey, después pasó a niveles más experimentales en TV gracias a Legion y pisó fuerte en la pantalla grande con un protagónico en la nueva versión de La bella y la bestia. A simple vista su currículum no lo preparaba para destacarse en una comedia del director de Los rompebodas, sin embargo lo logró y su Alexander Lemtov, el contrincante ruso en este concurso, merece spin-off propio. En un proyecto que tiene al actor de Anchorman, Elf y Zoolander a la cabeza, ese rubio de ojos claros que siempre parece estar a un paso de transformarse en el nuevo James Bond se convirtió en el comediante que 2020 necesitaba.
El personaje que puso su nombre en la cultura pop es Matthew Crawley, inesperado heredero de la fortuna Grantham en la serie que durante seis temporadas mostró los secretos de una familia aristocrática y sus sirvientes en los comienzos del siglo XX. Luego de tres años decidió abandonarla para no quedar encasillado como el héroe ridículamente buenmozo y educado de una novela de época después de casi una década haciendo teatro. Funcionó. A partir de ahí pareció elegir casi exclusivamente papeles que fueran lo opuesto a eso. Su primer momento destacado llegó con The Guest, thriller de 2014 en el que puso su encanto al servicio de Adam Wingard para una historia repleta de grandes influencias (de John Carpenter a Terminator) con la oscuridad y acidez justas como para trastocar aquella imagen de publicidad de perfume.
Tal vez lo recuerden como Lancelot en Una noche en el museo: el secreto de la tumba, un rol bastante conservador (al ser literalmente un caballero galante) que seguramente aceptó para empezar a jugar en las grandes ligas de Hollywood. No siempre es tan fácil "leer" la carrera de un artista, pero él mismo dejó en claro en repetidas ocasiones que los corazones rotos que dejó con su partida de la serie que lo hizo conocido tenían un por qué: quería tener la chance de hacer otras cosas, algo que no siempre sucede cuando la fama llega de esta manera.
El siguiente momento de quiebre llegó en 2016 cuando fue seleccionado para protagonizar Legion, de Noah Hawley (Fargo), una adaptación de un cómic del universo X-Men que se animó a ser mucho más. Lisérgica, entre pesadillesca y caricaturesca, lo empujó a manejar un registro puntual y amplio a la vez. Su versión de David Haller logró transmitir una energía sensible y extrema que hizo que el show lograra su cometido de contar una historia extraordinaria sobre ser distinto con un género y herramientas tradicionales. Con la tele de prestigio ya conquistada Dan dio el gran paso hacia el cine franquiciado.
En 2017 bailó y cantó con Emma Watson en el live action de La Bella y la Bestia que se convirtió en la segunda película más taquillera de ese año y la número quince de toda la historia. Esta entrada al mundo Disney no hizo que cortara con su estrategia diversificadora. Antes y después siguió seleccionando títulos de distintos tamaños y estilos: estuvo en Colossal de Nacho Vigalondo, se acercó a la ciencia ficción con Kill Switch, hizo de Charles Dickens en El hombre que inventó la Navidad, fue el exmarido de Elisabeth Moss en la joyita de festival Her Smell, volvió a cruzarse con Hawley para Lucy in the Sky y se metió con el terror que se cocina a fuego lento gracias a Apostol. Stevens sabe que para salir ganando no tiene que limitarse y que algunos de los más prestigiosos actores de la época -Meryl Streep, Cate Blanchett, Ian McKellen, Anthony Hopkins- entendieron que no hay que sentirse por encima de ningún género.
¿Candidato a ser el nuevo James Bond?
Esta danza de proyectos convive con la sombra de un rumor. Desde hace ya algunos años que su nombre aparece cada vez que se habla de posibles sucesores de Daniel Craig para calzarse el traje de James Bond. Hasta ahora nunca pica en punta ya que todavía resuenan fuerte los de Idris Elba, Richard Madden y Tom Hiddleston, pero a medida que pasa el tiempo va escalando en el ranking de apuestas, un poco por la edad y fama de sus rivales y otro por sus propias decisiones. Su elección cobra sentido justamente por la versatilidad que demostró hasta ahora: maneja acción, seducción y cierto toque de locura que podría refrescar el perfil del agente 007 para esta nueva década una vez que Craig se despida con Sin tiempo para morir (a estrenarse en noviembre, si todo sale según lo planeado hasta el momento).
La pieza que le venía faltando a Dan Stevens era ese gran rol en comedia, la chance de demostrar esa capacidad para el humor que le vimos un poquito por acá y otro poco por allá. Eurovisión le dio el espacio justo para destacarse como este cantante ruso fachero y creído pero adorable. Lemtov hace alarde de un perfil bien de macho vieja escuela, pero en la intimidad disfruta haciendo trenzas y decorando su casa con estatuas de hombres desnudos que curiosamente se parecen mucho a él. El éxito de su performance está en el balance entre lo barroco casi lascivo de este "chico malo con un secreto", tal como lo definió, y cierta ternura absurda que aportan sus gestos y su falso acento, como cuando le promete al personaje de Rachel McAdams "wi fi en todos los cuartos". Lo único que le faltó fue cantar, algo que estaba planeado, pero que la pandemia impidió porque tuvieron que cancelar la grabación en estudio y las canciones fueron dobladas por un barítono sueco.
La versión del festival de la canción europeo que muestra la producción de Netflix destaca los aspectos más lúdicos y teatrales. En varias entrevistas Stevens dijo que solía verlo y destacó la importancia social y cultural que tiene para la región al festejar la pluralidad y aquello que es distinto a uno, algo que pega particularmente cerca de su personaje. "Es una competencia que destaca la diversidad en un continente que todavía tiene tremendas disparidades en cuanto a la aceptación LGBTQ", comentó. "Es increíble que todavía haya países que no reconozcan la existencia de ciertas orientaciones sexuales, es una locura para mí, hay artistas en muchísimos lugares que no pueden hablar libremente de sus identidades porque eso los pondría en peligro y en ese contexto lo mejor que tiene Eurovisión es que funciona como un refugio y una celebración de esos derechos".
Si hay una lección que ya dejó 2020 y que la industria del entretenimiento tiene que aprender es que las expectativas existen para ser desafiadas. La historia de Fire Saga puede no ser exactamente "la nueva de Will Ferrell" que su público quería, pero entre canción y canción apareció cierto actor acostumbrado al cambio que terminó convirtiéndose en el héroe cómico que nadie esperaba.
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