'Da 5 Bloods' - 5 estrellas
Spike Lee alcanza un nuevo pico en su carrera con esta película revolucionaria acerca de cuatro veteranos afroamericanos con daños emocionales que regresan a Vietnam en la época de Trump para recuperar el cuerpo de su compañero de armas; y quizás también una semblanza de sus antiguas identidades. Estrenada el 12 de junio en Netflix, Da 5 Bloods tiene un mensaje urgente acerca de nuestro momento presente. Lee no tenía la menor idea de que la película se estrenaría al mismo tiempo que el asesinato de George Floyd inspiraba a mucha gente a salir a la calle a protestar, pero él sabe en carne propia cómo se siente para los americanos negros tener el peso de una rodilla sobre el cuello. La justificada bronca de Lee en Do the Right Thing, Malcolm X y BlacKkKlansman se convierte aquí en un viento huracanado. Esta película es una granada. Pero también es un film absolutamente personal y conmovedor. Es un porro de Spike Lee, y también una lección de historia de Spike Lee. Preparate para aprender.
Lee arranca la clase con imágenes de archivo que parecen hechas a medida para la actualidad: Está Muhammad Ali negándose a cumplir con un llamado al ejército que lo habría llevado a matar vietcong ("Ellos nunca me dijeron ‘nigger’. Ellos nunca me lincharon. Ellos no me tiran a los perros"). Está Malcolm X expresando lo que pasa cuando "agarrás a 20 millones de negros y los hacés pelear todas tus guerras, y recoger todo tu algodón, y no les das ninguna recompensa". Está Bobby Seale con todos los hechos y las cifras de los 186.000 negros que lucharon en la Guerra Civil y los 850.000 conscriptos de la Segunda Guerra, en respuesta a una promesa de libertad que jamás llegó. ("Y ahora acá estamos, con la Guerra de Vietnam, y lo único que vemos es brutalidad y racismo policial"). Las palabras de Kwame Ture retumban como un trueno: "Estados Unidos le declaró la guerra a los negros".
El pasado, para Lee, es un prólogo en el que incendia el legado desmoralizador de Vietnam. El realizador tiene una bronca muy legítima por el rostro blanco que Hollywood le ha puesto a la guerra. Y en su adaptación de un guión de Danny Bilson y Paul De Meo sobre soldados blancos, que Oliver Stone, el realizador de Pelotón, originalmente iba a dirigir, Lee y su co-guionista habitual Kevin Willmott se aseguran de que la película evite todos los mitos sobre el heroísmo de los blancos. En la película, seguimos a cuatro "bloods" -así se llaman a sí mismos los soldados negros- que no están diseñados siguiendo la línea de John Wayne. Se conocen en un hotel en Ho Chi Minh para comenzar su misión. Son graciosos, feroces, y tienen sus defectos. Paul, interpretado con una intensidad incendiaria por Delroy Lindo, incluso vota a Trump; a sus colegas les causa rechazo ver a su hermano veterano, con su Trastorno de Estrés Post-Traumático, con un sombrero de Make America Great Again. "Estoy harto de que no me llegue el turno", dice, al hablar acerca del tema de la desposesión de los negros que recorre toda la película. Paul es demasiado orgulloso como para aceptar la caridad de Eddie (Norm Lewis), dueño de una concesionaria de autos que oculta su inminente bancarrota. Pero el vínculo entre estos hombres, junto a Otis (Clarke Peters) y Melvin (Isiah Whitlock Jr.), les corre realmente por las venas. Adoran a su antiguo líder caído en batalla, Stormin’ Norman, a quien vemos en flashbacks interpretado por Chadwick Boseman, la estrella de Pantera Negra. Hay que decir algo sobre esos flashbacks: los actores, ya mayores, no están rejuvenecidos digitalmente, al estilo de El irlandés, para sugerir sus momentos más jóvenes. En su lugar, Lee deja que el contraste ilustre la relación fantasmal que une su presente y su pasado.
Lee prepara la escena con la ayuda de un rodaje en locaciones vibrantes en Tailandia y Vietnam, la fotografía del genial Newton Thomas Sigel (Rapsodia Bohemia), y una banda de sonido evocativa de Terence Blanchard que aumenta su resonancia con fragmentos de "What’s Going On", el fundamental disco de Marvin Gaye de 1971. "Estar acá de nuevo es un viaje frío como el hielo", dice Eddie. También es traumático, y la película se asegura de que lo sientas. Los bloods se reúnen en un bar/boliche llamado Apocalypse Now, donde unos viejos guías vietnamitas -alguna vez enemigos del Norte y el Sur- se invitan tragos y compiten para ofrecer tours de la tierra quemada que dejó lo que ellos llaman "la guerra americana". Hay carteles de franquicias de comida rápido iluminando las calles, señalando la victoria del capitalismo. Los bloods salen de fiesta, en un intento fútil de apaciguar su dolor. Whitlock Jr. te hace ver cómo el alcohol, los opiáceos y el adulterio no le hacen ningún favor a Melvin. Y Peters, ya muy bueno en The Wire, en el papel de Otis es directamente revelador: un antiguo médico que echaba mano de su propio suministro de drogas y aún así logró ser la autoridad luego de que el fuego enemigo se llevara a Norman. Cuando Otis se reúne con su antigua amante Tiên (Lê Y Lan) y se entera de que tienen una hija, queda tambaleando. Hay que felicitar a Lee por completar el costado vietnamita de la ecuación, muchas veces ignorado o demonizado por el cine mainstream. Los bloods contratan a un guía vietnamita, Vinh Tran (el maestro de las artes marciales Johnny Trí Nguyê~n), cuya familia fue absolutamente destruida por la guerra. Vinh no entiende por qué los bloods quieren que él los lleve solo hasta el borde de la selva, y no más allá.
¿Qué esconden? ¿Los bloods tienen algún motivo más egoísta, además de la recuperación del cuerpo de Norman? Cerca de la tumba de su líder, descubierta hace poco tiempo en imágenes satelitales, hay escondido un tesoro de barras de oro que el Tío Sam usaba para pagarles a los indígenas para que lucharan contra los Vietcong. Había sido idea de Norman esconder el oro -que oficialmente pertenece a Vietnam- y recuperarlo después, "en nombre de cada uno de los soldados negros que no pudieron volver a casa, y para los hermanos y hermanas robados de la Madre Africa y vendidos en Jamestown, Virginia, en 1619". También había sido Norman el que les enseñó a los bloods la historia negra. "El fue nuestro Malcolm y nuestro Martin", dice Otis, subrayando el impacto de cuando los jóvenes soldados se enteraron del asesinato del Dr. King en 1968.
Los bloods entonces se dirigen a la selva, y los acompaña el hijo de Paul, David (un Jonathan Majors estelar), con la intención de mejorar la relación con su padre. Y cada uno tiene una batalla con su propia consciencia. ¿Usarán el oro para reparaciones negras, como habría querido Norman? ¿O para llenar sus propios bolsillos con ayuda de Desroche (Jean Reno, exudando egoísmo), un francés turbio que quiere ayudarlos a vender el oro y quedarse con una parte? Ni los terrores de la selva, ni sus serpientes, ni sus trampas, ni sus minas, ni un encuentro violento con una banda de oficiales vietnamitas, se compara con la batalla librada en la cabeza de cada uno de los bloods. Paul, decidido a conseguir su parte, y atormentado por las alucinaciones que le ocasiona la enfermedad y un secreto culposo, se corta solo, dejando a los otros tratando de hacer lo correcto. ¿Pero qué es lo correcto?
Da 5 Bloods se agrega a The Treasure of the Sierra Madre, de John Huston, en la lista de las extrañas películas que logran mostrar cómo la avaricia puede llevar a la traición y a una guerra entre hermanos. La distorsión de la historia que hace Hollywood es una obsesión de Lee. Los bloods discuten sobre "las idiotas películas de Rambo" y "esos hijos de puta de Holly-weird que quieren volver al pasado y ganar la Guerra de Vietnam". Melvin dice que le encantaría "ver una película sobre un héroe de verdad", como Milton L. Olive III, el soldado de infantería de 18 años que saltó sobre una granada para salvar vidas, y se transformó así en "el primer hermano de ‘Nam en recibir la Medalla de Honor". Pero no hay nadie que haga esa película; ni tampoco una sobre Crispus Attucks, el primer caído americano en la Guerra de la Revolución. Lee se complicó cuando agregó mucho contenido en The Miracle de St. Anna, su película de 2008 sobre la ignorada contribución de los soldados negros en la Segunda Guerra. Acá no, y el tema recibe el enfoque que merece.
Sorprendentemente, Da 5 Bloods es la primera película que considera Vietnam enteramente desde la perspectiva de soldados negros. Y Lee es un pionero que le otorga pasión y claridad a su retrato de los bloods como patriotas que sufrieron pérdidas desproporcionadas, en una guerra inmoral que no era la suya, y luego volvieron a un país que les negaba derechos civiles y los dejó alienados y perdidos. Lo que le otorga a la película su energía confrontativa es la inacabada línea de sacrificios negros. Lee terminaba BlacKkKlansman con una coda sobre la intolerancia que disparó el enfrentamiento letal en Charlottesville de 2017. En este caso, no concluye con la bronca inspirada por el asesinato de Floyd en Minneapolis. No es necesario. Es imposible ver Da 5 Bloods sin oír un grito que pide justicia racial reverberando en cada plano. Lee hizo más que una película conmovedora para nuestro momento presente. Hizo una para la historia.
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