Dirigida por Damián Szifron y con cuatro millones de espectadores, la película es el film argentino más vista de la historia
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“Nadie esperaba un suceso de esa magnitud. Recuerdo que la vi en el microcine de Warner, junto con Ricardo (Darín) y fue un gran impacto, un cross en la mandíbula”. Ante la consulta de LA NACION, Oscar Martínez no duda en graficar la sensación que experimentó al ver, por primera vez, el film Relatos salvajes, del cual es uno de sus protagonistas, en una proyección privada, con su compañero de elenco.
El recordado film dirigido por Damián Szifron se estrenó el 21 de agosto de 2014 e inmediatamente generó una respuesta favorable del público, que convirtió al material en una película de culto.
Al celebrarse una década desde aquellas primeras exhibiciones en pantalla grande, el material se reestrenará este jueves 22 de agosto en un amplio circuito de salas de todo el país. Para los fanáticos de estas seis historias breves -que conforman un corpus orgánico y definido por su temática- será la posibilidad de volver a verlas dentro de la ritualidad de la pantalla grande, mientras que para toda una generación de jóvenes significará la oportunidad de encontrarse por primera vez con esta antología cinematográfica de impecable guion y una logradísima narrativa audiovisual.
“Siempre hay una cuota de misterio en los espectáculos que se transforman en un suceso. Pero pensándolo un poco, puedo deducir que la gente se identifica con esa parte propia, capaz de cualquier cosa, como si no se estuviera amordazado por lo que ‘se debe hacer’. Un costado salvaje, genuino, que está muy cerca nuestro, al alcance de la mano, pero reprimimos. Son situaciones que arrancan con conflictos cotidianos, que a muchos de nosotros nos podrían haber pasado o nos pasaron, no habla de problemas que no conocemos. Los temas son tan universales como las injusticias, la corrupción, los engaños y la venganza”, sostiene María Marull, otra de las protagonistas de este enorme trabajo coral que compartió su trabajo con Darío Grandinetti.
“Pasternak”, “Las ratas”, “El más fuerte”, “Bombita”, “La propuesta” y “Hasta que la muerte nos separe” son los seis tramos en los que se divide el film, independientes entre sí, pero atravesados bajo la lógica de una violencia que emerge en la cotidianeidad de cada una de las situaciones.
“Fue la película que vio el encargado de mi edificio, la maestra de mi hijo, mi médico, el verdulero del barrio y los compañeros de la profesión, la vio todo el mundo”, reconoce el actor César Bordón, con enorme razón.
El material atravesó grupos etarios y sectores sociales. Al momento de su estreno, se convirtió vertiginosamente en el tema de conversación. “¿La viste?”, se preguntaban los cinéfilos y también aquellos no habitués que se acercaron a los cines a partir de un “boca a boca” que se derramó como reguero de pólvora, como sucede con los grandes sucesos.
El famoso “Bombita”
Ricardo Darín compone a un ingeniero experto en demoliciones; Julieta Zylberberg y Rita Cortese son la moza y la cocinera de un parador de mala muerte; Darío Grandinetti protagoniza un enigmático episodio que transcurre íntegramente en el interior de un avión; Érica Rivas es la novia impredecible de un casamiento que avanza hacia la catástrofe; Oscar Martínez personifica a un magnate a cargo de una negociación oscura en el marco de una tragedia familiar y Leonardo Sbaraglia se ve súbitamente envuelto en una inusual historia de acción en la ruta.
Relatos salvajes -aunque con sólidas apelaciones a un humor ácido y corrosivo- se sostiene en situaciones que incomodan dada la cercanía de algunas de las situaciones con la “vida real” y lo catastrófico que resulta, en cada uno de los casos, la resolución de los conflictos. Una suerte de tragedia griega donde las peripecias del destino hacen lo suyo para resolver los conflictos de la peor forma posible. O quizás no tanto.
Simón Fisher, “Bombita”, el personaje interpretado por Ricardo Darín se rebela ante la inacción de la burocracia; Mauricio, a cargo de Oscar Martínez, es el padre de una familia acomodada que apela a la coima y a la mentira para engañar a la Justicia y encubrir a su hijo, quien fue protagonista de una tragedia de tránsito provocada por él. Dos ejemplos para graficar el tono y la “cercanía” de las situaciones con cierto imaginario social. Que los hay los hay.
“Es difícil predecir el impacto de un proyecto mientras estas trabajando en él. Aunque, desde un principio, sabíamos que teníamos algo especial entre manos, creo que nunca imaginamos la repercusión global que finalmente tuvo. Es una combinación de historias universales con las que, de alguna manera, muchos de nosotros hemos fantaseado alguna vez; eso, sumado a la virtuosidad narrativa de Damián (Szifron) produjeron una mezcla única capaz de conectar con audiencias de todo el mundo”, sostiene Javier Juliá, director de fotografía de esta producción, un rol nada menor para un material que se balancea entre un guion sumamente inteligente, actuaciones sobresalientes y escenas que requieren desde intimidad y acción hasta climas de oscuridad. Satírica y antológica.
Los datos hablan
Sabido es que el primer fin de semana de exhibición de un film es clave a la hora de definir su continuidad en la misma cantidad de salas. La repercusión de boletería define la contundencia de ese circuito. En el caso de Relatos salvajes, la respuesta de la gente fue inmediata, convirtiéndose en el film argentino más visto de la historia durante su primer fin de semana de funciones con cerca de 450.000 espectadores, un anticipo de los 3.940.000 espectadores que la convertirían en un caso digno de análisis.
“Fue una locura, un récord histórico”, recuerda Oscar Martínez, quien no duda en reconocer que la película “está bien hecha en todos los órdenes, bien filmada y actuada”.
Otra de las particularidades de la película es que al productor Hugo Sigman (K&S Films) se le sumaron Pedro y Agustín Almodóvar (El Deseo); quienes estuvieron acompañados por la coproducción de Telefe en asociación con Corner Producciones y la distribución de Warner Bros, un gran equipo para respaldar el trayecto del film.
Si en la red de salas de Argentina, Relatos salvajes convocó a una multitud durante su primer fin de semana, no menos auspicioso fue su recorrido internacional tanto por el número de espectadores como por los reconocimientos de la crítica especializada.
El film fue nominado al Oscar, ganó el Bafta y el Goya, obtuvo ocho premios Platino y diez premios Sur y cosechó voces unánimes en su paso por los festivales de Cannes Toronto, Telluride, Sarajevo, Lima, Biarritz, Karlovy Vary, San Sebastián, La Habana y Nueva Zelanda, entre otros.
“Cuando se proyectó por primera vez, en Cannes, donde no había argentinos entre el público, a los dos minutos de comenzada la función la gente aplaudía, pegaba patadas en el piso, se reían. Fue conmovedor. Cuando finalizó la proyección, el aplauso duró 15 minutos”, aún recuerda con asombro y emoción Oscar Martínez. Es que semejante reacción no suele ser habitual. Junto al actor se encontraba sentado Pedro Almodóvar, quien reconoció que ese estreno le recordaba a algo de lo que había sucedido con el de su icónico film Mujeres al borde de un ataque de nervios.
La respuesta de la gente en Cannes se cruzó con la opinión de los jurados, quienes no reconocieron a Relatos salvajes, dado que no suelen premiar a un tipo de material fragmentado en historias distintas.
Luego de aquella gala tan auspiciosa, Oscar Martínez, Ricardo Darín, Erica Rivas, Leo Sbaraglia, María Marull y Damián Szifron se dirigieron a una reunión social organizada en un piso cerrado con Spike Lee de anfitrión, pero, dada la multitud de estrellas y referentes de la industria presentes, no pudieron ingresar, así que la celebración fue en un espacio más íntimo hasta entrada la madrugada. Esa noche, el director Szifron entendió, a pesar de sus dudas iniciales, que algo trascendente iba a suceder con su película, rodada un año antes.
Otra de las curiosidades que acarrea esta producción es que su banda sonora fue realizada por el músico Gustavo Santaolalla -ganador de dos premios Oscar- quien, por primera vez, se sumaba un proyecto de ficción.
Diario de viaje
“Tengo un recuerdo hermoso del rodaje, fueron cuatro jornadas muy divertidas y puntillosas. Se filmaron muchas tomas de cada escena, todo muy pensado por Damián (Szifron)”, dice Julieta Zylberberg.
Para la actriz -quien interpretó a una moza que se encuentra en el bar en el que trabaja con un político tránsfuga que provocó la debacle económica de su familia y el suicidio de su padre- la filmación tuvo ribetes personales especiales: “Como mi primer hijo era un bebé de tres meses, me lo llevé a filmar, a pesar que las jornadas eran muy extensas y en horario nocturno. En una escena, mi personaje termina en un charco de sangre, que estaba hecho con colorante dulce, así que, cuando le iba a dar la teta a mi hijo, él se ponía chocho por el sabor, pero le dejaba la cara roja. Situaciones como esas hubo muchas; nos tentábamos mucho con Rita (Cortese) a pesar que los textos tenían una seriedad absoluta”.
El actor Walter Donado, quien coprotagoniza con Leonardo Sbaraglia el episodio “El más fuerte”, aún se muestra asombrado por la experiencia: “Nunca pensé que podría llegar a trabajar con actores de tan alto nivel”. El episodio en cuestión refleja un violento entuerto rutero entre un empresario adinerado -protagonizado por Sbaraglia y un albañil -a cargo de Donado- que se desplaza en un vehículo modesto.
Donado, quien también es adiestrador, recuerda un consejo indeleble de su compañero de escena: “Se cortaba la ruta por seguridad, pero, cuando dejábamos de filmar y se permitía que pasara el tránsito, Leo (Sbaraglia) me pedía que nos quedáramos en la banquina, caracterizados con sangre en el rostro y el cuerpo; decía que verse así ante el paso de los demás automovilistas lo potenciaba para el personaje. Tenía razón, me sirvió mucho a mí también, así que agradecido a la experiencia de semejante actor”.
Durante el viaje a Cannes, María Marull -quien es pareja de Damián Szifron, padre de sus hijas- transitaba el octavo mes de su segundo embarazo. “Recuerdo que mi obstetra, amante del cine, cuando le mencioné que tenía que viajar a Francia me dijo que no era conveniente dado lo avanzado del embarazo, pero, cuando le dije que se trataba de Cannes, abrió los ojos y me dijo: ‘Ya te hago el certificado, no podés no ir´. Así que tuve la suerte de poder estar y sentir ese aplauso que duró muchos minutos con la gente de pie celebrando, fue muy emocionante, una sorpresa hermosa”.
Marull, notable actriz, directora y dramaturga, también compartió la presencia en la entrega de los Oscar con la maternidad: “Hasta cuando caminé por la alfombra roja andaba con el sacaleche en la cartera, porque Eva tenía dos meses”. Marull y Szifron son padres de Eva (10) y Rosa (15). Mientras se rodaba la película, la actriz se encontraba en proceso de ensayos de su obra La Pilarcita, un fenómeno teatral que lleva una década en cartel.
Así como cada uno de los actores entiende que Relatos salvajes significó un antes y un después en su carrera, por unanimidad coinciden en la precisión del guion de Damián Szifron y de su minuciosidad para no dar por hecho nada hasta tanto no se vea del todo convencido. “Es un fenómeno, se divierte como un chico y es un gran director de actores”, reconoce Oscar Martínez, quien tuvo su primera reunión con el realizador en el bar La Biela, de Recoleta, donde Szifron le dio a elegir entre dos de las historias que conforman el film.
Más allá de su convicción personal, el director estuvo abierto a las sugerencias del elenco: “Recuerdo haber improvisado en un ensayo, pero luego, al rodar la escena, me ceñí a la marcación original y el guion. Sin embargo, Szifron me pidió que incorporara lo que había salido en aquel ensayo”, grafica César Bordón. El actor, también recuerda que “hubo una escena que repetimos en 19 tomas; cuando terminamos, le comenté al director que un parlamento que decía mi personaje no debería hacerlo de manera tan dura, sino más canchero y sobrador, así que, inmediatamente, pidió rodar la toma 20 con esa característica”.
Damián Szifron también autor y director de las películas El fondo del mar y Tiempo de valientes, y de la serie de televisión Los simuladores, le dio seguridad a Walter Donado, quien, en una escena rutera junto a Leonardo Sbaraglia, debía bajarse los pantalones: “Tanto él, como Leonardo (Sbaraglia) y los técnicos me ayudaron mucho; yo estaba nervioso, pero ellos me tranquilizaban, me decían ‘relajate, somos todos amigos’”.
El director de fotografía Javier Juliá narra una anécdota que pinta de cuerpo entero al director: “No da nada por terminado hasta estar completamente seguro de que ha logrado su objetivo. Lo importante de mi rol fue poder interpretar esta necesidad y crear el ambiente necesario para que pudiera desarrollarse. Damián (Szifron) es un director que difícilmente filme algo de lo que no está ciento por ciento convencido. Está en una búsqueda constante de cómo expandir y potenciar la historia. Recuerdo que, estando en Salta, sobre el final del rodaje, ya extenuados preparando una toma, poco antes de filmarla lo buscaba para saber si estaba de acuerdo con lo que íbamos a hacer y, para mi sorpresa, lo vi a lo lejos, en lo alto de una montaña, buscando un nuevo ángulo. Tuvimos que desmontar lo que habíamos preparado y subir al lugar donde se encontraba. Asé es él, nada lo detiene en la búsqueda de algo nuevo y novedoso. Sin dudas, la toma desde esa altura resulto mucho mejor”.
Para María Marull, Relatos salvajes “tiene los cimientos perfectos, solo tenés que memorizar el texto y dejarte dirigir. ¿Qué más se puede pedir? Damián (Szifron) escucha el texto mientras ve la película en su cabeza, sabe exactamente cómo tiene que sonar, como una partitura donde cada actor es un instrumento”.
Al mundo
Oscar Martínez recuerda a su compañera de rodaje María Onetto, fallecida en marzo de 2023, como “una gran actriz, una buena persona, divina, nos entendimos a la perfección”. Además, el actor sostiene que el film tiene una “atmósfera muy argentina, pero su temática conquistó al mundo”.
Razones no le faltan para esgrimir tal afirmación; así como Relatos salvajes fue un éxito en mercados latinoamericanos, Estados Unidos, España, Italia o Francia, por citar solo algunos, también logró la adhesión en plazas de culturas, hábitos e idiosincrasia tan diferente como Rumania, Hong Kong, China y Macedonia del Norte.
Diez años después de su estreno, de marcar un récord de público en la historia del cine argentino y de conquistar a buena parte del mundo, el film vuelve a exhibirse en pantalla grande. Transcurrió una década y aquellas seis historias desenfrenadas, violentas y sarcásticas dialogarán nuevamente con una realidad social y política del país que sufrió varias transformaciones en su statu quo político, social y cultural.
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