Cuenta conmigo: un elenco conflictuado, el llanto desconsolado de Stephen King y el cambio de título para evitar incómodas confusiones
La historia de cuatro amigos que se lanzan a la aventura de encontrar el cadáver en medio del bosque se estrenó en 1986 y, con el paso del tiempo, se convirtió en un verdadero clásico
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Unos pocos acordes de “Stand By Me” son suficientes para que la imagen de Gordie Lachance, Chris Chambers, Teddy Duchamp, y Vern Tessio -caminando sobre las vías de un tren- aparezca de inmediato en la mente de toda una generación. También la de Gordie con el cuerpo lleno de sanguijuelas, la del concurso de pasteles, la de Chris y su llanto de impotencia por no poder romper con el prejuicio del pueblo o la de la cara de terror de Vern mientras corre delante de un tren a punto de pisarlo. Cuando Rob Reiner decidió llevar a la pantalla grande “The body” (El cuerpo), un cuento de Stephen King que tiene más de autobiografía que de terror, no imaginó que se convertiría en una película de culto. Tampoco que el mismísimo escritor al verla se iba a emocionar hasta el temblor o que la trágica muerte de River Phoenix colocaría a Cuenta conmigo como la referencia ineludible del talento que pudo ser.
Cuenta conmigo es la historia de cuatro amigos de 12 años que deciden atravesar el bosque para encontrar el cadáver de un joven desaparecido y que, cuando regresan a sus casas en el pequeño pueblo de Castle Rock, descubren ya nada es lo mismo. Es el relato perfecto del paso de la niñez a la edad adulta y la pérdida de la inocencia y una postal certera del rol de la amistad cuando la vida comienza a golpear.
Adaptada para el cine por Bruce A. Evans y Raynold Gideon y con Wil Wheaton, River Phoenix, Corey Feldman y Jerry O’Connell en los papeles principales, Cuenta conmigo se realizó con un humilde presupuesto de ocho millones de dólares. Cuando se estrenó, en 1986, enamoró de inmediato al público y a la crítica: obtuvo una nominación a los premios Oscar a mejor guion adaptado y a dos Globos de Oro -mejor director y mejor película dramática- y logró recaudar 52 millones. Todo un logro para un film que casi no ve la luz.
Gracias al encanto de River Phoenix
Aunque hoy nadie duda de su lugar en la historia del séptimo arte, Cuenta conmigo superó varios obstáculos antes de llegar al cine porque muchos personajes influyentes de la industria no creyeron en el proyecto. Tres días antes de comenzar a rodar, la empresa que había impulsado el film fue vendida a Columbia. El estudio en aquel entonces pertenecía a Coca-Cola y los ejecutivos de la compañía no tenían interés en hacer una película sobre la entrada a la madurez de un grupo de chicos ignotos. Mientras tanto, en Oregon, el elenco y el equipo técnico estaban listos para empezar a filmar.
Con nada que perder, Evans y Gideon fueron con el proyecto a AVCO Embassy Pictures, una empresa de producción y distribución que pertenecía a Norman Lear. “Alan Horn era el director financiero de Embassy. Él dijo: ‘Norman, dios, no tienes distribución. No tienes ningún acuerdo de video. No tienes nada, nada. Estás totalmente expuesto. Financieramente es un juego de azar´”, recordó Gideon en una charla con Variety por los 30 años del film. Pese a las advertencias, a Lear le gustó el guion y confiaba en el director. “De su bolsillo nos dio siete millones y medio de dólares para hacer la película”, agregó el guionista.
Pero los problemas no terminaron ahí. Cuando el rodaje terminó, a fines de 1985, Reiner mandó el material a todos los estudios para su distribución. Y todos lo rechazaron. “El último lugar al que fuimos fue Columbia, porque originalmente ya lo habían dejado pasar”, explicó a Variety el director. La insistencia no fue en vano: la llegada de Guy McElwaine, un nuevo director de estudio cambió el destino. El empresario, enfermo, decidió ver la película en su casa. “Para el evento llevó a toda la gente de marketing y a los ejecutivos -recordó Evans-, pero los miembros cruciales de la audiencia fueron sus dos hijas. A la mitad de la película, ya estaban enamoradas de River Phoenix”.
Una máquina bien engrasada
Uno de los grandes aciertos del film, si no el más importante, fue el casting: cuatro niños que además de interpretar con maestría la complejidad de cada una de sus historias, lograron una complicidad y una conexión entre ellos conmovedora. En ese punto, el acierto lleva el nombre de Reiner: fue quien llevó adelante el minucioso proceso de selección, quien los entrenó, buscó la forma de que dieran lo mejor de ellos en cada escena y quien los apuntaló durante todo el rodaje.
“Vimos mucha gente. No puedo recordarlos a todos. Sobre todo, recuerdo que River me conmovió increíblemente cuando vino a leer para Chris Chambers”, repasó Reiner en Variety, y destacó una de las dificultades de trabajar con niños: “Con ellos nunca se sabe. No tienen oficio. A veces tienen grandes instintos, pero no tienen habilidad”, confesó. Tras la selección, quedaron fuera del proyecto actores como Ethan Hawke, Stephen Dorff y Sean Astin.
Las historias personales que cargaban en sus espaldas los pequeños actores también jugaron un rol importante. “Los cuatro éramos muy parecidos a los personajes que interpretábamos. Yo era un niño raro. Era tímido, increíblemente sensible y realmente raro. Fue muy fácil hacerme llorar. Corey se metía conmigo todo el tiempo hasta el punto de resultar cruel. Recuerdo que River le dijo que parara, y recuerdo que Rob o uno de los productores le dijo que me dejara de molestar”, repasó sobre aquellos días Wheaton.
También el propio Feldman contó cómo su propia vida le sirvió como herramienta de composición para ponerse en la piel de Teddy Duchamp, el irascible del grupo, hijo de un veterano de guerra alcohólico y violento. “Cuando hice el casting, Rob quedó muy impresionado por la realidad de mi discurso. No tuve ningún problema para llegar a los lugares emocionales. ¡Mi vida era tan caótica! No llevaba una vida normal. Fui consciente de ello desde muy temprana edad. Recuerdo que tenía 7 años y llegué a casa del colegio pensando: ‘¿Hoy van a abusar de mí? ¿Me van a golpear hoy?’. La mayoría de los niños no tienen que pensar en este tipo de cosas”, recordó Corey Feldman en Variety.
Con los papeles repartidos y para que las interpretaciones de los cuatro integrantes de la pandilla resultaran más creíbles, Reiner citó a los actores quince días antes del comienzo del rodaje. “Rob fue genial con los niños. Era como el quinto chico de Cuenta conmigo. Durante las primeras dos semanas, no dijimos una línea. No ensayamos. Nos encerró en una habitación y simplemente jugábamos, salíamos y nos hicimos amigos”, repasó O´Connell. “Después de dos semanas, cuando empezamos a rodar, ya eran una máquina bien engrasada”, acotó Reiner.
Recuerdos de la infancia
Cuando Stephen King accedió a que Reiner recreara su novela en el cine, debió sacudirse el miedo que traía encima. Maestro del terror, el escritor venía de dos malas experiencias en Hollywood: no había quedado del todo contento con las adaptaciones de sus libros El resplandor y Christine. Además, “The body” tenía algo especial. Publicada en el libro Las cuatro estaciones, el texto se corría del género que lo había hecho famoso y tenía un fuerte y certero componente autobiográfico: está inspirado en varios recuerdos de la infancia de King.
Como Gordie, Chris, Vern y Teddy, King vio por primera vez un cadáver cuando todavía era un niño pequeño. Tenía cuatro años cuando vio morir a un amigo arrollado por el tren. Además, como el narrador, siempre supo que quería dedicar su vida a escribir, y fue un amigo quien lo apuntaló para que no deje de perseguir su deseo. El peso de su pasado hizo, quizá, que Cuenta conmigo fuera un desafío aún mayor para Reiner.
“Le mostramos la película a Stephen King solo en una sala de proyección”, repasó Reiner sobre el momento en el que el escritor por fin se sentó a ver el film. “Cuando terminó, estaba destrozado”, agregó. King temblaba. Conmocionado, pidió un rato a solas. Al volver, el autor de Carrie dejó a todos con la boca abierta con su devolución. “Esta es la mejor película jamás hecha de todo lo que he escrito, lo cual no dice mucho. Pero realmente has capturado mi historia”, le dijo King a Reiner. “Yo era el escritor, y mi mejor amigo fue el tipo que realmente me inculcó la confianza para convertirme en escritor”.
Escenas inolvidables
Si bien Cuenta conmigo está plagada de diálogos memorables y escenas para recordar, la del concurso de pasteles y la de las sanguijuelas son referencia obligada cada vez que se menciona el film. Sobre la historia que Gordie cuenta a sus amigos durante la noche frente al fuego, Reiner reconoció que se trató de una secuencia difícil de imaginar porque no podía ver en qué tipo de escritor se convertiría el niño en un futuro. “En última instancia, en mi mente, se convirtió en Stephen King”, resolvió. “Y Stephen King es un gran narrador de historias y la mayoría de las historias que cuenta son sobrenaturales o hay terror involucrado”. Con la premisa de darle pinceladas de King al relato de Gordie del concurso de pasteles, Reiner decidió exagerar y hacerlo bastante caricaturesco.
Para rodar la historia de venganza sobre un niño obeso llamado Davie Hogan, también conocido como “Lardas” Hogan (Andy Lindberg), fue necesario probar y equivocarse varias veces para que la proyección del vómito se viera bien en cámara, rememoraron Rob Reiner y el mismo Lindberg en una entrevista con Entertainment Weekly. Luego de probar disparar la mezcla de queso y salsa de arándanos primero a través de un tubo pegado en el cachete del actor y luego con una hidrolavadora, la producción decidió utilizar una bomba manual conectada a un cilindro que apretaron con fuerza por lo menos cinco miembros del equipo. Lindberg reveló además que un extra vomitó de verdad durante el rodaje y que el personaje Ray Brower -el cadáver- aparece sano y salvo en esa escena.
En cuanto a la secuencia del estanque -cuando los cuatro amigos deben cruzar a través del agua para seguir el camino hacia el cadáver- al contrario de lo que dice la leyenda urbana las sanguijuelas eran falsas. Confeccionadas en látex moldeado, la producción las adhirió cuidadosamente en el cuerpo de los actores con pegamento. Según recordó Wheaton en una entrevista que brindó en el año 2000, el cemento era tan resistente y el colorante rojo que usaron para simular la sangre tan potente que ese día, cuando quisieron entrar al parque acuático del centro comercial de Eugene para relajarse luego de la jornada de rodaje, rebotaron por primera vez: el chico que estaba en la puerta aseguró que las marcas en sus cuerpos eran producto de una enfermedad contagiosa de la piel.
Cuando el film estuvo terminado, otra gran decisión terminó de darle forma a la película: los especialistas de marketing de Columbia sugirieron cambiar el título porque podía confundirse con una obra porno o de terror. A Reiner se le ocurrió entonces dejar atrás The Body y bautizar la historia Stand by Me por la canción de Ben E. King que había elegido para reproducir al final. Tampoco se equivocó: cada vez que suenan los primeros acordes de la canción, muchos vuelven a su infancia y se preguntan si realmente alguna vez tuvieron amigos como cuando tenían 12 años.
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