Cuando se termina el amor
Blue Valentine, un film independiente que examina el comienzo y el fin de una pareja
Como los protagonistas de la película con la que adquirió reconocimiento mundial, Derek Cianfrance debe de haber viajado muchísimas veces entre el pasado y el presente durante los 12 años que tardó en transformar el primer borrador de Blue Valentine en uno de los títulos del cine independiente norteamericano de los que más se habló en los últimos tiempos.
A la película, cuyo estreno local anuncia para el jueves Distribution Company luego de varias postergaciones y con el título complementario de Una historia de amor , no le faltaron reconocimientos, empezando por la nominación al Oscar como mejor actriz que la Academia de Hollywood otorgó a Michelle Williams.
Pero al mismo tiempo debió afrontar no pocos contratiempos y disgustos. A propósito del Oscar, los muchos críticos que en Estados Unidos elogiaron la película sin retaceos todavía no encuentran razones para justificar la exclusión de Ryan Gosling entre los cinco nominados a mejor actor. Antes de eso, Blue Valentine debió exponerse a un largo debate en el que volvió a hablarse en Estados Unidos de censura.
El film describe sin tapujos y en un tono descarnado la vida de un matrimonio en crisis, preguntándose a través de un juego permanente de idas y venidas en el tiempo cuáles fueron las razones que frustraron el futuro venturoso que la pareja protagónica vislumbraba en sus primeros encuentros.
En una de las secuencias del film se describe un encuentro sexual en el que las miradas resultan mucho más explícitas que la exhibición de los cuerpos. Esas imágenes incomodaron a la comisión calificadora de la Motion Pictures Association of America, organismo que reúne a los siete estudios más poderosos de Hollywood y, a la vez, determina a qué tipo de público corresponde la visión de cada film por estrenarse. A Blue Valentine le tocó un NC-17 (sólo apta para mayores de 17 años), valoración reservada sólo para los títulos de violencia extrema y sexo explícito, y que además determina en los hechos severas limitaciones para la exhibición comercial.
Un fuerte reclamo de los responsables del film, que invocaron la aplicación de un "doble estándar" por parte de la MPAA para la observación del erotismo en el cine, llevó a que se aceptara una revisión del veredicto y, por decisión unánime, la película fue recalificada con una puntuación más benigna.
Las contrariedades no terminaron allí. En verdad, Blue Valentine tiene detrás de las cámaras una larga historia de desencuentros, postergaciones y complejidades, algunas de ellas deliberadamente buscadas por un realizador que quiso darle al relato el máximo realismo y la más potente verosimilitud.
Como dijimos, la primera versión de este relato sobre la amarga realidad de un matrimonio que nació feliz, tuvo una hija y en la actualidad de la trama enfrenta una crisis profunda fue concebida por Cianfrance en 1998. Las sucesivas correcciones en el texto original tuvieron que ver tanto con el estado anímico del director ("No creo que hubiese escrito esta historia sin haber pasado por la experiencia personal de ser esposo y padre", se justificó) como con la decisión de sostener contra viento y marea la primera elección de los nombres de sus protagonistas, los cada vez más ponderados Williams y Gosling.
La actriz aceptó sumarse al proyecto en 2003, antes de obtener su primera nominación al Oscar por Secreto en la montaña. Pero la inesperada pérdida de su esposo Heath Ledger, protagonista, además, de ese film, obligó a Cianfrance a postergar más de lo pensado el comienzo del rodaje. En cuanto a Gosling, incorporado en 2005, aparecieron de su lado algunos reparos a propósito de la idea del director de contar la historia a través de permanentes flashbacks entre el pasado y el presente. Según cuenta The New York Times, el actor pensó en rodar imágenes de uno y otro tiempo con seis años reales de diferencia, pero todo se resolvió con un aumento de peso y otro corte de pelo.
Una vez resuelto este tema y con la producción ya sin obstáculos, Cianfrance decidió emplear recursos bien marcados para mostrar las diferencias de tiempo y de ánimo en la vida de la pareja central. Las escenas del pasado se rodaron al principio con cámara en mano y, por lo general, en una primera y única toma para captar mayor espontaneidad. Para los momentos actuales, se eligió una cámara de video de alta definición y el mayor acercamiento posible a los rostros de Williams y Gosling, para dar una impresión de claustrofobia.
A la vez, seguramente inspirado en buena medida por el cine de John Cassavettes, Cianfrance buscó un método que permitiera mostrar la imagen más honesta ("al extremo de la vergüenza", según sus palabras) de la situación que viven sus personajes. En su afán por construir la película "más vivible y respirable que pueda imaginarse", convenció a Williams y Gosling para que convivieran con él durante un mes en una casa de Pensilvania, muy próxima al lugar en el que se ambienta la trama.
Dispuesto a llegar al límite, incluso alentó a los actores a discutir entre ellos a partir de situaciones domésticas planteadas espontáneamente. Según revelan algunas indiscreciones, hasta impulsó a Gosling para que una noche le propusiera a Williams intimar con él. La respuesta negativa de ella, al parecer, sumó unos cuantos puntos en la cuenta de Cianfrance: si quería contar la más amarga historia de amor, también logró que esos sentimientos afloraran más allá de la ficción.