Cuando la culpa acecha
"Escondido" ("Caché", Francia-Austria-Alemania-Italia/2005). Guión y dirección: Michael Haneke. Con Daniel Auteuil, Juliette Binoche, Maurice Bénichou, Annie Girardot, Bernard Le Coq, Walid Afkir, Lester Makedonsky, Daniel Duval, Nathalie Richard, Denis Podalydès y Aïssa Maïga. Música: Ralph Rieckermann. Fotografía: Christian Berger. Edición: Michael Hudecek y Nadine Muse. Diseño de producción: Emmanuel de Chauvigny y Christoph Kanter. Producción hablada en francés con subtítulos en castellano y presentada por Alfa Films. Duración: 117 minutos. Sólo apto para mayores de 16 años.
Nuestra opinión: excelente
En buena parte de su notable y provocativa filmografía, el director austríaco-alemán Michael Haneke se ha sumergido con crudeza e inteligencia en los miedos y miserias más íntimas e inmanejables de las clases medias acomodadas europeas. El cinismo y la hipocresía, la manipulación y la culpa, la incomunicación y la desintegración familiar, la venganza y la violencia irracional han sido tópicos recurrentes para el creador de "La profesora de piano", "Código desconocido" y "Horas de terror".
Como el mismo Haneke lo sostuvo, "Escondido", su más reciente trabajo multipremiado en el Festival de Cannes y en los European Film Awards, es un ensayo sobre los efectos devastadores de la culpa, un sentimiento que puede permanecer en estado latente, pero que -como en este caso- aflora en el momento menos pensado y a partir de un hecho que el protagonista viene ocultando (con bastante éxito) desde su infancia.
"Escondido" se centra en las vidas de Georges Laurent (el gran Daniel Auteuil), un intelectual que conduce un programa televisivo de debates literarios, y de su esposa Anne (Juliette Binoche), que también trabaja en el negocio editorial. Ambos intentan compatibilizar sus exitosas carreras con la crianza en una confortable casa parisina de Pierrot (Lester Make- donsky), un hijo de 12 años que parece tener las mismas reacciones (rebeldía, encierro) de cualquier preadolescente.
La expulsión del paraíso
Pero esa existencia casi idílica se quiebra cuando la familia Laurent recibe unos misteriosos videos tomados en la fachada de la casa y unos amenazantes dibujos infantiles. Inmediatamente, la previsibilidad y la precaria, en muchos sentidos falsa seguridad de estos intelectuales se derrumban por completo. ¿Se trata de una simple broma juvenil? ¿Están siendo realmente vigilados?
Con este inquietante y enigmático planteo sustentado en elementos del thriller hitchcockiano como el voyeurismo y la paranoia, Haneke construye -como en toda su obra- una película con un doble nivel de lectura: el íntimo y el político. Aquí, Georges deberá lidiar con su pasado, que incluye una traumática experiencia infantil con un niño argelino, mientras que el director aprovecha ese conflicto para cuestionar también el lugar que toda la sociedad francesa tuvo, por ejemplo, el 17 de octubre de 1961, cuando por lo menos 200 manifestantes argelinos fueron masacrados por la policía parisina liderada por el ex colaborador del nazismo Maurice Papon.
Como en la despiadada "Benny´s Video", Haneke aprovecha la aparición de los videos para reflexionar sobre la manipulación de la imagen, sobre los dudosos límites entre realidad y ficción. Rodada en HD (video de alta definición), "Escondido" trabaja con astuta ambigüedad la distinción entre la película y los videos que se ven dentro de la película.
Perturbadora e implacable, "Escondido" debe su poder de sugestión y su profunda mirada existencialista y moral a la filosa pluma y a la certera cámara de Haneke, pero no podría haber sido la notable película que es sin el trabajo minimalista, pero al mismo tiempo lleno de matices y pequeños detalles, de ese exquisito actor que es Auteuil. También se destaca dentro del sólido elenco Maurice Bénichou, como el argelino Majid, en el que Georges cree ver al resentido culpable de todos sus males.
Algunos podrán encontrar al film algo críptico por su falta de definiciones concretas, pero queda claro que Haneke no pretende ofrecer respuestas seguras sino más bien dejar abiertos varios cuestionadores interrogantes y plantear así el debate.
Una última recomendación: la toma fija del final, aparentemente distante y anodina hasta el punto que sobre ella empiezan a correr los créditos de cierre, es para verla con mucha atención, ya que resignifica todo el film.