Cuando estar soltera no resulta un honor
La nueva reina de la comedia romántica norteamericana, Katherine Heigl, protagoniza este cuento de hadas
27 bodas (27 Dresses, EE.UU./2007). Dirección: Anne Fletcher. Con Katherine Heigl, James Mardsen, Malin Akerman, Judy Greer y otros. Guión: Aline Brosh Mckenna. Fotografía: Peter James. Música: Randy Edelman. Presentada por 20th. Century Fox. Hablada en inglés. Duración: 110 minutos. Calificación: apta para todo público.
Nuestra opinión: buena
Casarse es el sueño de casi todas las mujeres. Sin embargo, la felicidad de Jane es ser dama de honor de todas sus parientes y amigas. Ella es idealista, romántica y completamente desinteresada, pero cuando su hermana Tess conquista a George, de quien ella se encuentra secretamente enamorada, la muchacha comienza a examinar su estilo de vida. Una tarde memorable, Jane consigue ir de una boda a otra en una rápida maratón, odisea de la que es testigo Kevin, un periodista de la sección sociales de un importante diario, y la incansable chica descubre que el cinismo del reportero es lo contrario a todo aquello que ella considera sagrado, específicamente las bodas, y ambos entran en conflicto.
Esa hermana logra que la siempre complaciente Jane planee su boda, pero sus sentimientos hacia su jefe la conducen a algunas revelaciones asombrosas y quizás a una nueva vida. Mientras tanto, entre el aparentemente frío periodista y la perpetua dama de honor nacerá un romance con varios tropiezos en los que los acertados gags y las alocadas situaciones de 27 bodas terminan por consolidar una comedia romántica salpimentada de humor y de simpatía.
La directora Anne Fletcher supo manejar con habilidad un guión muy al estilo norteamericano en el que el amor, finalmente, se impondrá tras no pocos sobresaltos en los que las aventuras y desventuras de esa Jane finalizarán como en los más populares cuentos de hadas.
Katherine Heigl aporta la necesaria vitalidad a su papel, en tanto que James Mardsen muestra con habilidad a ese periodista tan descreído del amor como de las bodas. El entramado va subiendo en decibeles desde un comienzo, cuando Jane muestra su felicidad cada vez que debe asistir a una boda, hasta los momentos culminantes, aquellos en que la flecha de Cupido hace blanco en su corazón, que parecía cerrado al amor. Los rubros técnicos acompañaron acertadamente a esta historia, que suma a su diversión la habilidad de su narración, que permite seguir con una sonrisa las alocadas travesuras de su protagonista, esa muchacha feliz de ser dama de honor en todo casamiento que se le ponga por delante.
La realizadora supo imponer un sólido entretenimiento a este relato que, entre tantos ires y venires, consigue su propósito: divertir con astucia y permitir a los espectadores pasar un rato de expansión. Lo que no es poco dentro de este género siempre tan en boga en la imaginación de los productores de Hollywood.