Costa Gavras "Amén es una metáfora sobre el silencio"
Se estrenará el jueves su polémico film que describe la actitud del Vaticano frente al régimen nazi
¿Cómo explicarle a este hombre, cuando llegó a Buenos Aires, que su figura inviste, para varias generaciones de argentinos, un carácter mitológico? A ver si este recuerdo le dice algo: a principios de 1970, en esta misma ciudad, pero en plena dictadura militar, quien hoy lo está entrevistando asistió, con otros periodistas colegas, al estreno de "Z", en medio de un despliegue policial, corte de tránsito en plena avenida Corrientes, aglomeraciones y confusión de los empleados públicos que, a las dos de la tarde, trataban de entender por qué el film de un tal Costa Gavras ("dicen que es de origen griego") causaba tanto alboroto.
El tumulto duró poco: unos días después la película fue prohibida. "Como corresponde", dijo algún mandamás de turno, respaldado por un juez. Y (léase con tono irónico) tenía razón: si bajo una dictadura una película revela un crimen perpetrado bajo otra dictadura hay que cortar por lo sano y evitar disturbios. Costa Gavras escucha el relato con una sonrisa y confiesa que no le asombra: algo de eso sabía y, por lo demás, escenas parecidas se suscitaron en otras latitudes. Es que a los 69 años este realizador sabe perfectamente que su rol en el mundo del cine ha sido ése: incomodar, provocar, denunciar. Y sigue siéndolo ahora, cuando después de unas cuantas "travesuras" de riesgo político y de denuncia se las tiene que ver con las reacciones que despierta otro de sus testimonios revulsivos: "Amén", una revisión de la indiferencia (e incluso la complicidad) con que el Vaticano y varios países del mundo toleraron que el régimen nazi avanzara en el exterminio de judíos antes y durante la Segunda Guerra Mundial.
La película, que se exhibió en el Festival EFI 2002 y que será estrenada oficialmente en Buenos Aires el 31 de octubre, es una superproducción en términos fílmicos tradicional, con un enorme despliegue de equipos que recorren Alemania, Polonia e Italia; el profesionalismo en materia narrativa es tajante y su lenguaje -incluidos los diálogos, en un aséptico e impersonal inglés- transitan por lo convencional. Es verdad que no hay mucha novedad en lo que narra "Amén", pero no todo el mundo leyó "El papa de Hitler", de John Cornwell, ni hubo tantos espectadores de "El vicario", la pieza teatral de Rolf Hochhuth, sobre la que se basa el film.
Proteger o callar
Costa Gavras sabe de las reacciones que genera el oficio de denunciar, y basta retrotraerlo a la ira del Departamento de Estado norteamericano frente a "Missing" (1981), film en el que apuntaba sus dardos sobre la responsabilidad de la CIA en el derrocamiento de Salvador Allende y en la desaparición de un ciudadano estadounidense vinculado con el presidente chileno:
"Eso provocó un debate, en su momento -responde el cineasta-, que llevó a una declaración de cuatro o cinco páginas para demostrar (ellos habían hecho la misma investigación) que la película llegaba a un resultado totalmente falso. Después de eso vino el atentado en Oklahoma, después el ántrax, y ahí descubrieron que efectivamente existía algo no previsto; antes lo habían negado y habían dicho : "¿Terrorismo?, ¿neonazis? ¿Dónde está eso en el mundo?". Pasaron muchos años y, por fin, hace poco, leí un artículo en The New York Times que sostenía: "La película de Costa Gavras decía la verdad"."
-¿Aludían incluso a "Traicionados", de 1988, en la que usted denunciaba un movimiento neonazi en los Estados Unidos, que mataba negros a la manera del Ku-Klux-Klan?
-Tal cual. Otros me habían tratado de "sucio comunista europeo" que venía a acusar sobre cosas falsas. Lo gracioso era que habían sido los mismos norteamericanos los que me habían contratado para hacer la película: el sello Universal. Y los actores, que eran todos americanos, habían aceptado intervenir.
-Ahora es el Vaticano el que reacciona. Pero su film, "Amén", no es tan duro con la figura del papa, al menos en comparación con la pieza de Rolf Hochhuth, o con el libro de Cornwell. En su película, Pío XII pasa a ser un personaje secundario.
-El escándalo contra el papa Pío XII ya había tenido lugar; no valía la pena volver a empezar. Me interesé por la gente que había resistido y por la resistencia misma. Porque el tema principal de la película es el silencio, la indiferencia de las autoridades constituidas, políticas e intelectuales, y la resistencia de personajes más modestos. Se dice que en esa época el papa no habló, eso es seguro. Si se lo piensa bien, el Vaticano no es la Iglesia; es un Estado, con todos los atributos de un Estado, la diplomacia, etc. Lo que me interesó fue la actitud de dos personajes, cristianos verdaderos, un católico y un protestante, quienes en condiciones prácticas y difíciles resistieron. Tratan de avisar al mundo, de informar a sus jerarquías... Hacen todo lo que pueden, pero nadie reacciona y ellos llegan a sacrificarse por su filosofía cristiana. Eso es lo que me interesaba y para mí la película es una metáfora sobre nuestros silencios y nuestras indiferencias de hoy.
-¿Ejemplos?
-Sobran, en especial en las dictaduras latinoamericanas. Y también la actitud de la Iglesia, aunque no me gusta hablar de la Iglesia particularmente. Digamos, la jerarquía, porque decir "la Iglesia" es muy amplio: allí hay demasiada gente, y muchos se portaron muy bien.
Reacciones tardías
-En las últimas secuencias del film se muestran a judíos conversos que son refugiados por las autoridades del Vaticano. Pero las persecuciones de judíos en Italia comenzaron en 1938, y desde entonces deportaron a mucha gente a Auschwitz. ¿Cómo es que, en Roma, las autoridades eclesiásticas comenzaron a enterarse de esas persecuciones cinco años después?
-Sí, la Iglesia no reaccionó, a pesar de que no se trataba de una historia que les contaban, sobre polacos o alemanes; esto ocurría en la mismísima Roma. Cuando empezaron las razzias, los conventos y monasterios romanos fueron abiertos con la orden de recibir a toda clase de fugitivos, fueran judíos, comunistas o gitanos. Al mismo tiempo, salía un tren con 1200 judíos deportados; ahí el Vaticano calló. Entonces era el doble juego de, por un lado, proteger y, por otro, callar. La Iglesia dijo que había refugiado a 70.000, pero eso es imposible porque no había tantos conventos ni tantos judíos en Roma. Después de ese primer tren hubo otros, con cuatro o cinco mil más, pero fue con el tiempo. Pero quiero agregar algo: después de la guerra, los mismos conventos se abrieron también para nazis, merced a la intervención de varios cardenales conocidos, notoriamente el cardenal Coudal, que en la última escena del film ayuda a un jerarca SS a partir hacia la Argentina.
"Mis maestros franceses"
-Usted debía conocer el drama de la persecución antisemita en términos visuales, porque en la época en que fue presidente de la Cinemathéque de Francia donó a Israel muchos films documentales de la propaganda nazi, ¿es así?
-Sí, les hice copias de 6000 películas que había visto muy bien. De eso aprendí que no debía reconstruir ni el horror de los campos de concentración ni el de las cámaras de gas. Yo debía sugerirlos. Era imposible (y no era aconsejable) reconstruirlos.
-Hay un film suyo de 1983 que me parece interesante rescatar: "Hanna K.", sobre una abogada judía que asume la defensa, en Israel, de un palestino. ¿No adquiere un especial significado en su producción, visto hoy, en la medida en que aborda la otra cara de la cuestión judía que usted trata ahora en "Amén"?
-A ver, usted habla de la otra cara de la cuestión judía...
- ... en el sentido de que los judíos, de víctimas pasaron a ser perseguidores. ¿No cree que ese film, sobre la situación de un palestino que aspira a convertirse en ciudadano israelí y que es acusado de terrorista, adquiere hoy mucha actualidad?
-Tengo una consideración especial por ese film porque era una época en la que había que estar incondicionalmente a favor de los palestinos o incondicionalmente por los israelíes; no había término medio. Cada seis meses venía alguien y me proponía hacer una película sobre ese tema. Bueno, después de cuatro años fue el momento de hacerla. La única manera de solucionar el problema era que los dos pueblos se pusieran de acuerdo y coexistieran. Después de siete años eso ocurrió porque Isaac Rabin y Yasser Arafat se dieron la mano. Claro que Rabin fue asesinado y hemos llegado a donde estamos hoy, una tragedia para las dos partes, con tanta sangre que corre todos los días que es imposible predecir cómo va a a terminar.
-Da la impresión de que "Hanna K." no fue valorizada, tal vez porque usted encontraba razonables los argumentos de ambas partes: los judíos tenían razón y los palestinos también...
-... y el espectador quiere una resolución clara: o ganan unos o ganan los otros. Los buenos y los malos, el sistema "americano". ¡Los buenos tienen que triunfar al final!
Después de Hitler
-¿Cree que la Iglesia ha evolucionado, realmente, después de los errores de la época de Hitler?
-No. Creo que este papa es un hombre viejo y enfermo y ya no decide muchas cosas, y que son otras personas, como el cardenal Metzinger, un extremista que ha estado en América latina, los que toman algunas decisiones. Creo que la Iglesia no evolucionó en el sentido de que está muy apegada al dogma, al que valoriza por encima de la felicidad de los seres humanos. Con la posición que toma con respecto al divorcio, por ejemplo, pretende que dos personas que se detestan deban seguir viviendo juntas, impidiendo la posibilidad de que sean felices en una vida independiente el uno del otro. Y se manifestó contra el uso de los preservativos en Africa, a pesar de que mueren de sida alrededor de 7000 personas por día. Pero, atención, no es la totalidad: se trata de una cierta Iglesia, la misma que aquí, en vuestra tierra, defendió a los dictadores y absolvía, luego del arrepentimiento, a los aviadores que regresaban después de haber arrojado al río a jóvenes cautivos. Eso no fue condenado, pero sí condenaron a curas que bregaban por la liberación en América latina.
Filmografía fuerte
- "Crimen en el coche cama" (1964)
- "Donde sobra un hombre" (1967)
- "Z" (1968)
- "La confesión" (1969)
- "Estado de sitio" (1972)
- "Sección especial" (1974)
- "Claro de mujer" (1979)
- "Desaparecido" (1981)
- "Hanna K." (1983)
- "Consejo de familia" (1986)
- "Traicionados" (1988)
- "Amén" (2001)
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