Qubit.tv: cinco películas de Stanley Kubrick para ver en cuarentena
Con la prolongación de la cuarentena obligatoria por la pandemia de coronavirus, surge la oportunidad de ponerse al día con series y películas, gracias a las ofertas de los servicios de streaming. En este caso, repasamos cinco clásicos de Stanley Kubrick que están disponibles en la plataforma Qubit.TV, desde la sátira Dr. Insólito hasta el film póstumo del realizador, Ojos bien cerrados.
*Dr. Insólito (o cómo aprendí a dejar de preocuparme y amé la bomba) (1964)
"Señores, ¡No se peleen aquí dentro!, ¡esto es la sala de guerra!", es una de las frases que mejor sintetiza el uso de la ironía en esta comedia negra que escribió Kubrick junto a Terry Southern, tomando como base a la novela de Peter George, Alerta roja. La película comienza con un extraordinario Sterling Hayden en el papel del general de la Fuerza Área de los Estados Unidos, quien planea iniciar una guerra nuclear. Kubrick ridiculiza la toma decisiones claves para la ciudadanía a través de lineas de diálogo memorables –como la previamente mencionada–, lo cual convierte a Dr. Insólito en una obra que se pronuncia sobre el mundo político sin pelos en la lengua.
Si el mundo moderno pudiera ser resumido en una sola palabra, ésta sería cinismo; y la única respuesta creativa a ello es la versión cómica de la vida
Asimismo, su largometraje también pasó a la historia por la nueva colaboración del cineasta con Peter Sellers –con quien ya había trabajado en Lolita, también disponible en Qubit–, quien aquí compone a tres personajes, entre ellos, el Dr. Strangelove del título original, un vehículo para que el recordado actor domine, como pocos podían hacerlo, el slapstick. ¿La perlita? El plano final con esa sucesión de explosiones mientras Vera Lynn canta "We’ll Meet Again".
*La naranja mecánica (1971)
Convertir la violencia en danza. Esbozar una parábola sobre el libre albedrío. Cuestionar la esencia del hombre. Hacer brillar lo repulsivo. Con La naranja mecánica –basada en la novela de Anthony Burgess; recordemos que a Kubrick no le gustaba trabajar a partir de guiones originales–, el director concibió la que acaso sea su obra más icónica, en la que pudieron amalgamarse todas sus obsesiones. El film, que causó revuelo al momento de su estreno, nos sigue interpelando al día de hoy, sobre todo por su enorme final (Kubrick era muy detallista con los últimos planos), en el que el joven Alex DeLarge (Malcolm McDowell) reconoce no haber sido curado por un experimento gubernamental –el denominado tratamiento Ludovico– con el que se buscaba rehabilitar a criminales.
Aunque existe una gran hipocresía al respecto, todo el mundo está fascinado por la violencia
Música clásica, un diseño de producción tan meticuloso como el del resto de sus films, esa ironía que llega con la contraposición del horror con lo placentero –como la resignificación de "Cantando bajo la lluvia"–, La naranja mecánica lo tenía a Kubrick en pleno control de cada faceta de su inolvidable distopía.
*Barry Lyndon (1975)
Una de las películas en las que más queda expuesto el perfeccionismo del cineasta. En Barry Lyndon, Kubrick no solo empleó lentes especiales que obtuvo de la NASA, sino que también apuntó a una dirección de fotografía sin artificio o manipulaciones, como en la famosa escena a la luz de las velas. En este drama histórico, protagonizado por Ryan O'Neal y Marisa Berenson, se aferra a lo pictórico y conmueve con las herramientas menos pensadas, dejando que las secuencias hablen por sí solas. Barry Lyndon también está entre las películas más infravaloradas de su filmografía, y una que le valió esa tramposa nomenclatura de "director frío".
Las partes más importantes de un film son las partes misteriosas, las que están más allá de la razón y el lenguaje
Por el contrario, la intención de Kubrick era otra: llegar al espectador, pero estableciendo una distancia emocional con su propia obra. Martin Scorsese, amante del largometraje basado en la novela de William Makepeace Thackeray, calificó a Barry Lyndon como una película de época diferente a cualquier otra. "La llevó al pasado, y el uso del zoom es interesante porque uno nunca piensa en usarlo en el pasado, el zoom aplana la imagen como en una pintura del siglo XVIII", apuntó el director.
*El resplandor (1980)
"Lo sobrenatural no puede ser desmenuzado o analizado detenidamente, por eso el examen definitivo sobre su aspecto racional es si es lo suficientemente bueno como para hacer que se te levanten los pelos del cuello", expresaba Kubrick en alusión a la adaptación de la novela de 1977 de Stephen King, quien rechazó la versión del cineasta y propulsó una propia. El realizador se unió con la escritora Diane Johnson y, para darle la derecha a King, concibió una relectura muy libre, que toma a El resplandor como mera excusa para proseguir con sus diatribas favoritas. Por lo tanto, el director, quien se había "enamorado" de la historia original, volvió a explorar tópicos que ya habíamos visto en Miedo y deseo, Lolita yLa naranja mecánica, por mencionar solo algunos ejemplos.
Somos capaces de las cosas más buenas y también de las más malvadas, y el problema es que con frecuencia no podemos distinguir unas de otras
Aquí, nuevamente, tenemos a un hombre escindido, ese Jack Torrance interpretado por Jack Nicholson, quien disfrutó de la colaboración con Kubrick a pesar de la naturaleza obsesiva del cineasta que le hizo repetir, como a Shelley Duvall, determinadas escenas más de cien veces con un objetivo claro: que ambos se perdieran en sus personajes, ya sin el control y la autoconsciencia de las primeras tomas.
*Ojos bien cerrados (1999)
Si hablamos de dualidad, Ojos bien cerrados es la película de Kubrick que mejor aborda este concepto, junto a otra de sus temáticas favoritas: la de las familias escindidas. "Yo intento sacar una película adelante dándole vueltas y vueltas hasta que me parezca que... ya tiene la forma adecuada", le contó al coguionista del film, Frederic Raphael, con quien se basó en la novela Traumnovelle de Arthur Schnitzler para la que sería su obra póstuma.Ojos bien cerrados sigue arrastrando el mito de haber quebrado el matrimonio de Nicole Kidman y Tom Cruise, lo cual no deja de ser un dato incomprobable que no define a la película misma, una producción que pone sobre la mesa la neurosis del hombre y cómo ésta se manifiesta.
Creo que el placer de ver un film se le arruina al espectador que tuvo la mala suerte de haber leído lo que el cineasta tenía en mente
En el film, anclado en el psicoanálisis, el sueño y la realidad se mezclan, y Kubrick no deja respuestas claras, como era habitual en él. La reacción del espectador debía ser lo más genuina posible, lo más a fiel a sus propios deseos y experiencias. El cineasta murió el 7 de marzo de 1999, pocos días antes de poder mostrar el montaje definitivo a Warner Bros., estudio con quien tuvo una alianza perfecta, inviable para los tiempos que corren y los requerimientos de la industria.
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