Corneliu Porumboiu: desde Rumania, un nuevo cine emergente
Hoy se estrena La Gomera, un oscuro policial romántico con el sello de uno de los grandes referentes del nuevo cine rumano
Se convirtió en uno de los padres del Nuevo Cine Rumano, aquella cinematografía austera y casi minimalista surgida luego de la dictadura de Nicolae Ceau?escu que reflexionaba tanto sobre los excluidos como sobre la corrupción del sistema. En esa línea se inscribía el primer trabajo de Corneliu Porumboiu, que relataba lo gris de los recuerdos sobre la revolución que había puesto fin al comunismo en 1989.
El film tuvo un resonante éxito mundial y le otorgó a su director la Cámara de Oro del Festival de Cannes. A excepción de sus cortometrajes y documentales, todas las ficciones rodadas por Porumboiu tuvieron estreno en la Argentina, y mañana será el turno de su última película, La Gomera -no por el arma usada para lanzar proyectiles, sino por una pequeña isla de las Canarias, central en el desarrollo de la acción-, y que tiene puntos de contacto con otros trabajos suyos, como Policía, adjetivo, en el uso del lenguaje, o en la atmósfera policial presente en El tesoro, su anterior ficción.
La Gomera presenta a Cristi, policía, pero también colaborador de la mafia, que viaja a la isla del título para aprender el silbo gomero, una ancestral forma de comunicación canaria con la que pretende comunicarse sin ser descubierto y sacar de la cárcel a aquel que sabe dónde están ocultos 30 millones de euros. Si bien el humor, la ironía y el absurdo están presentes desde un primer momento, aquí el realizador prefiere utilizar una narración distinta apoyada en un relato no lineal y con el tempo del cine policial, sus femmes fatales y la clásica historia de amor.
En comunicación vía WhatsApp desde Bucarest, Porumboiu explica en detalle y con extrema cordialidad a LA NACION las particularidades de esta película, y evoca buena parte de su producción previa a exactos treinta años de la caída del comunismo en Rumania.
La Gomera observa diferencias, pero también similitudes con sus trabajos anteriores. Aquí prefiere contar una historia que transcurre por más tiempo, no en horas, o en uno o dos días como antaño. ¿Por qué eligió este camino?
-Estaba interesado en hacer una película sobre un policía corrupto, Cristi, que aprende un lenguaje silbante para comunicarse con los mafiosos, pero este lenguaje se vuelve esencial para él. Si hubiera usado una estructura lineal, el lenguaje silbante habría aparecido en algún lugar a la mitad del guion y se habría convertido en un elemento secundario de la historia. Me interesaba que este proceso de aprender el lenguaje silbante provocara un movimiento, una evolución de Cristi. De esa manera llegué a este rompecabezas como estructura.
-Con tantos flashbacks, uso del tiempo no lineal e incluso las cámaras de seguridad dentro de la historia que alteran el punto de vista, ¿fue muy complicado escribir el guion?
-Cada personaje juega un papel, ya sea para engañar a las cámaras de vigilancia o para ocultar sus verdaderas intenciones de los otros personajes. Así es como tuve el clásico film noir como referencia. Para mí, fue la única forma en que esta película podría haberse hecho. No fue difícil escribir el guion, me gustó explorar esta forma de hacer cine.
-La banda sonora es otra protagonista de la película, con Iggy Pop, la ópera y temas clásicos como "Mack the Knife", y también por el silbo gomero, ¿tuvo esta intención desde el principio o fue apareciendo al escribir el guion?
-Iggy Pop y la música del Opera Motel estuvieron desde un principio. Los otros elementos fueron agregados en el camino. Por ejemplo, inicialmente estaba pensando que en la escena final usaría "In a Gadda da Vida", de la banda de rock Iron Butterfly, pero después decidí filmar en los Jardines de la Bahía, y la música que se usó allí parecía mejor que la que originalmente pensé.
-Se cumplen exactamente 30 años de la revolución de diciembre. ¿Qué sucede con el recuerdo evocado en Bucarest 12.08 en la sociedad de hoy?
-Creo que, para la sociedad rumana en su conjunto, el recuerdo de la revolución se está volviendo cada vez más difuso. En esos días murieron más de 1000 personas y hubo miles de heridos, y en todo este tiempo nadie fue acusado por ello. Desde mi punto de vista, este proceso llega demasiado tarde para castigar a los culpables de estos asesinatos. Pero, por otro lado, su resultado puede tener un importante valor simbólico.
-Si decidiese filmar Bucarest 12.08 hoy, ¿cree que la historia sería similar?
-No. Creo que sería una película más desesperada y oscura.
-¿Cómo son sus recuerdos personales de aquellos días de diciembre? Porque era un niño en ese momento.
-Tenía 14 años y vivía en una ciudad de provincias, Vaslui. Pasé todos aquellos días frente al televisor. Hubo momentos muy intensos: miedo, esperanza y, finalmente, una sensación de liberación después de la muerte de Ceau?escu.
-Con su padre protagonizó The Second Game, un documental que expone la importancia del fútbol en Rumania. Como sabe, en la Argentina el fútbol es esencial, y no puedo evitar preguntarle sobre ello.
-Lamentablemente, la importancia del fútbol ha disminuido mucho en Rumania ahora. Creo que es una cuestión de representatividad de los equipos y el hecho de que la política siempre ha influido en el fútbol. Durante el período comunista, por ejemplo, el fútbol tuvo un papel más significativo porque los principales equipos del país eran, de hecho, las estructuras militares más fuertes del estado: Steaua Bucaresti representaba al ejército y Dinamo Bucarest era el equipo del servicio secreto. Después de la revolución, el fútbol se convirtió en un negocio. En cambio, hay un proyecto que me da esperanza: se trata de la Academia de Fútbol creada por Gica Hagi, gran jugador de fútbol rumano. El equipo de menores de 21 años de Rumania, que ocupó el 4º lugar en el Campeonato de Europa y jugará en los Juegos Olímpicos, se basa en un núcleo de jugadores de esta academia.
-¿Fue fácil o difícil para un joven cineasta formarse después del comunismo? Por otro lado, en La Gomera hay referencias a la cinefilia y a otros grandes directores.
-El cine fue uno de los instrumentos más importantes de la propaganda comunista y, de hecho, la censura fue muy dura en aquellos años. Por otro lado, había un mercado subterráneo de VHS. En mi infancia vi muchas películas estadounidenses en video. Yo decidí que quería hacer cine a los 19, esto fue cinco años después de la revolución. En aquel entonces ya no había censura en Rumania y pude ver las más importantes películas rumanas y extranjeras en la Cinemateca. En La Gomera utilicé dos extractos de otros films, que para mí trabajaron como una especie de espejo hacia la situación en mi película y, por otro lado, son parte de la imaginación de mis personajes.
-Siempre en sus películas, e incluso en las de otros cineastas rumanos, la corrupción del sistema está presente...
-Estaba interesado en la historia del personaje principal de la película, Cristi, que en realidad es un personaje secundario de Policía, adjetivo. Allí, este personaje expresa una ideología específica de un Estado autoritario. Después de terminar Policía, adjetivo, siempre pensé que la ideología no podría resistir. Después de un tiempo decidí ubicar a este personaje en una nueva película y encontrarlo 10 años después, totalmente cambiado, desilusionado, en un mundo que ha cambiado mucho. Si querés hablar en términos de corrupción, mi personaje ha sido corrompido ideológicamente en su juventud por el dinero. Siempre pensé que este personaje, tal como es, tiene derecho a algún tipo de paraíso.
-¿Cómo prefiere que la gente piense en su última película? ¿Cómo una historia de amor o una película policial?
-Creo que La Gomera es un neofilm noir y, como en todas las películas de este género, la historia de amor es esencial.
Cinco films para entender el nuevo cine rumano
La noche del señor Lazarescu
De Cristi Puiu, 2005
El señor Lazarescu una noche se siente mal y llama a una ambulancia, llega la ambulancia y lo que estaba mal pasa a estar peor. Premio Un Certain Regard de Cannes.
Bucarest 12.08
De Corneliu Porumboiu, 2006
Un profesor de Historia alcohólico y un jubilado son invitados a la TV para recordar la revolución que tuvo lugar 16 años atrás. Premio Cámara de Oro de Cannes.
4 meses, 3 semanas y 2 días
De Cristian Mungiu, 2007
Dos amigas comparten residencia universitaria, una está embarazada y debe realizase un aborto clandestino porque por ley está prohibido en Rumania. Palma de Oro de Cannes.
Aquel martes después de Navidad
De Radu Muntean, 2010
Diez años de un aparente feliz matrimonio, pero con una amante en las sombras, hasta que llega el momento de las definiciones. Selección del Festival de Cannes.
La mirada del hijo
De Calin Peter Netzer, 2013
Un joven atropella a un niño, que muere poco después. Su madre intentará por todos los medios e influencias que su hijo no vaya a prisión. Oso de Oro del Festival de Berlín.
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