Con su nueva película, que llegará a las salas el jueves, el estudio ensaya un alejamiento de las fórmulas que lo llevaron al éxito y apuesta por el cine de autor al dejarle la batuta a la última ganadora del Oscar, Chloé Zhao, adaptando un cómic de Jack Kirby inspirado en Recuerdos del futuro, de Erich Von Daniken
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Marvel está en una nueva etapa (o mejor dicho, en una nueva fase). Avengers: Endgame marcó un antes y un después tanto adentro como afuera de su continuidad superheroica. Adentro, porque el universo perdió a varios de sus héroes insignia, y afuera, porque el estudio lo sintió como un punto y aparte. La hoja se pasaba, y a partir de ahí era necesario ensayar algún tipo de cambio. Y en medio de un nuevo horizonte, Marvel encuentra en Eternals y en su directora, Chloé Zhao, una fórmula que, irónicamente, es una “antifórmula”. De esa manera, una historieta que nació a contramano de lo establecido se convierte en un film mainstream que, siguiendo ese mismo juego, también va contra las normas habituales del cine de superhéroes.
Un cómic a la altura del Rey
Así como Elvis es el rey del rock, Jack Kirby lleva el mismo apodo pero en el rubro de la historieta. Y alcanza con enumerar algunas de sus creaciones para comprender por qué se hizo dueño de ese sobrenombre. Junto a Stan Lee, entre 1961 y 1965, Kirby dibujó y cocreó en Marvel a Los 4 fantásticos, Thor, Iron Man, Hulk, el Hombre Hormiga, los X-Men y Los Vengadores. El trazo del Rey era poderoso, sus viñetas rezumaban una identidad muy fuerte, y sus batallas podían ocupar páginas completas. Por esos años, Kirby reinventó el cómic de superhéroes a través de una narrativa que se adelantó a su tiempo. Luego de algunos cruces con Stan Lee, el dibujante trabajó en DC entre 1971 y 1975. Pero decidió volver a Marvel, donde fue recibido con la promesa de otorgarle total libertad creativa.
Cuando Kirby regresó a editorial de Spider-Man, obtuvo un contrato comparable al de Orson Welles en la RKO para El ciudadano. El historietista podía no solo dibujar, sino también escribir la historia que quisiera, con la promesa de obtener luz verde de la editorial para publicar la idea que tuviera en mente. Luego de ensayar una adaptación en viñetas de 2001: Odisea en el espacio, de Stanley Kubrick, y de relanzar a Pantera Negra, el artista comenzó a desarrollar una épica a la altura de las mejores propuestas de Marvel. Su título era Los celestiales, y giraba alrededor de un grupo de poderosos guerreros. Esa historia pronto fue retitulada como El regreso de los dioses, y con una agresiva campaña publicitaria que anunciaba la nueva obra “escrita y dibujada por Jack Kirby” (un imán de ventas de por sí), en julio de 1976 llegó el título a los kioscos, pero rebautizado como Los eternos.
“¿Qué pasó en aquellos días remotos en que el hombre luchaba por primera vez por obtener un estatus civilizado? ¿Acaso los seres de naturaleza extraterrestre aterrizaron entre nosotros e influyeron en nuestras vidas hasta el día de hoy? Y entonces, la pregunta más importante de todas: ¿se encuentran estos seres en una órbita cósmica que les hará volver con nosotros algún día? En cualquier caso, no podemos hacer nada más que seguir la corrientes de este siglo y mirar a lo alto, o intentar escuchar sonidos que no se hicieron en este mundo, o leer Los Eternos para sentir la emoción de imaginar, con historias y dibujos, la impresionante experiencia de enfrentarse a las criaturas que imaginamos que son los dioses”. Con ese pomposo (pero seductor) texto, Kirby presentaba la esencia de su nueva obra, una poderosa saga de Dioses antiguos, inspirada parcialmente en Recuerdos del futuro, de Erich von Daniken. El suizo, creador de la teoría del paleocontacto, postulaba que los extraterrestres compartieron su tecnología con los humanos en la Antigüedad, permitiendo así la adquisición del saber que hizo posible la construcción de fenómenos arquitectónicos como las pirámides, o las cabezas de la Isla de Pascua.
Kirby planteó una saga en la que una raza de guerreros, enviada por los Celestiales, llegaba a la Tierra para defenderla de los Desviantes, unos alienígenas hostiles. El grupo recibía además la orden de no involucrarse ni alterar el curso del desarrollo natural de los seres humanos, siempre y cuando no hubiese un ataque de Desviantes. Los Eternos se prolongó a lo largo de 19 números, publicados entre julio de 1976 y enero de 1978. La serie nunca llegó a ser un éxito, pero sus ventas eran sólidas. Para muchos fans, la lectura dejaba sensaciones mezcladas: algunos de sus conceptos eran confusos y la trama se perdía en conceptos filosóficos, pero los dibujos eran soberbios y el carisma de sus personajes innegable. Un crítico de la época, Peter Sanderson, sintetizó que la obra “como gran parte del trabajo de Kirby en los sesenta y setenta, era una indagación en la naturaleza de Dios”. Por su parte, el escritor Neil Gaiman aseguró que ese cómic era “un derroche de ideas, aunque un poco raro y pesado”.
Sin lugar a dudas, Los Eternos fue el último gran trabajo de Kirby, un título de una libertad rabiosa, caótico en su estructura, pero terriblemente independiente en el marco del conservador mercado del cómic mainstream. Y a 45 años de ese experimento, Marvel Studios decidió llevar ese relato a la pantalla grande, respetando ese deseo de tomar por asalto cualquier regla establecida por el actual cine de Hollywood.
La mirada de Chloé Zhao
El arcón de personajes de Marvel parece infinito. De los años 60 a la actualidad, hay numerosos héroes, heroínas y súpergrupos que esperan su turno de llegada a las salas. Pero nada vaticinaba que Los Eternos serían de los primeros en esa lista, hasta que en 2018, el presidente de Marvel Studios, Kevin Feige, reveló que estaban elaborando dicho proyecto. Los guionistas Ryan y Kaz Firpo comenzaron a trabajar en una primera versión del guion, mientras Feige evaluaba quién podría ser el director ideal para el film. De esa forma, apareció en escena Chloé Zhao, una realizadora que estuvo a un paso de quedarse con la silla de directora de Viuda negra. Zhao no tenía grandes credenciales, y su lugar de pertenencia era el del cine independiente. Pero una reunión con Feige alcanzó para convencerlo que ella era la artista indicada.
“Creo que tuve mucha suerte de que Marvel quisiera asumir el riesgo de hacer algo distinto”, confesó Zhao en una entrevista. Su amor por la obra original de Jack Kirby (como así también por el lenguaje del manga, la literatura de ciencia ficción y el cine de Terrence Malick), le permitió comprender rápidamente la dirección hacia la que se deseaba llevar la historia, buscando replicar esa libertad desbocada que caracterizó al cómic original. Y mientras preparaba ese proyecto, filmó Nomadland, la película que le valió un Oscar como cineasta, confirmándola como una de las voces más personales del Hollywood actual.
Los dioses según Marvel
Cuando en marzo de 2019 se confirmó que Angelina Jolie se unía al elenco de Eternals, el interés por el film se disparó. La popular actriz debutaba en el universo Marvel, dentro de un proyecto de gran calibre. Poco después, el resto de los nombres comenzó a aparecer, y a Jolie se sumaron Salma Hayek, Gemma Chan, Richard Madden, Kumail Nanjiani, Brian Tyree Henry, Don Lee, Lauren Ridloff, Lia Mchugh y Barry Keoghan. Estos artistas componían al elenco de los diez Eternos, junto a Kit Harington, que interpreta a Dane Whitman (un personaje por ahora menor que se convertirá en Black Knight, un ilustre héroe de los cómics).
Los Eternos, como se cuenta en la historieta original, llegaron a la Tierra hace miles de años, con el objetivo de defender a los humanos de los Desviantes. Luego de varias batallas los héroes triunfaron, y así los guerreros se instalaron en el planeta, perdurando a través de los tiempos y las civilizaciones, e inspirando a la humanidad a dar importantes saltos en su evolución. Siempre atentos, eso sí, a no interceder en conflictos humanos que no involucrara a los Desviantes (motivo por el que no lucharon contra Thanos, por ejemplo). Pero el regreso de esos villanos obligará a los Eternos a unir sus fuerzas una vez más. Sin embargo, la vida en la Tierra los cambió, y su convicción de respetar las órdenes de sus propios creadores provoca fricciones en el grupo. Porque a fin de cuentas, más que un film de amenazas grandilocuentes, Eternals es una pieza centrada en sus personajes.
A través de sus diez integrantes, todos ellos desconocidos para el público ajeno a las historietas, Zhao enfrentó un complejo desafío. Se trata de un equipo numeroso, al que debió desarrollar en profundidad, trazando sus fortalezas, sus debilidades, y mostrando sus dinámicas internas. Y en esa búsqueda, la directora propone una revolución en su forma de entender el cine de superhéroes. Eternals no se parece a ningún film previo de Marvel: el humor pierde presencia, las grandes batallas no son tan importantes, y la aventura vira hacia los dilemas éticos que enfrenta el equipo. Zhao construye una épica moral, un relato que, en la línea de Kirby, reflexiona sobre el rol de los dioses en la historia, y los humaniza a través del ejercicio de la empatía. De esa manera, la realizadora entrega una película que destruye fórmulas preestablecidas, y un poco como hizo Kirby en el cómic de los setenta, elige también caminos alternativos, que revelan nuevas formas de comprender el cine de superhéroes. Y en ese proceso, Zhao enriquece sustancialmente el Universo Cinematográfico de Marvel.
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