Cómo se filmó Star Wars: Episodio IV, el infierno de George Lucas
"Mi película se parece a las fantasías espaciales de Edgar Rice Burroughs (creador de Tarzán). Quiero crear un mito moderno. Con personajes arquetípicos que resistan el paso del tiempo", djo George Lucas.
En 2018 cuesta mucho pensar un mundo sin Star Wars . La épica creada por George Lucas tuvo una importancia definitoria en la industria cinematográfica, y junto a Tiburón fue una de las jugadoras que cambió para siempre la lógica del blockbuster hollywoodense. Lucas partió de una fantasía galáctica que parecía más un capricho personal que un proyecto rentable y, gracias a la historia de un granjero devenido en héroe, logró ensamblar uno de los mitos populares más importantes del siglo XX.
Pero hasta llegar al negocio multimillonario que Star Wars se convirtió con los años, él tuvo que padecer los límites tecnológicos, la falta de confianza de un estudio como Fox y el constante miedo al fracaso. Sin embargo, la historia no tardaría en darle la razón.
En una galaxia muy lejana...
George Lucas tenía poco más de 25 años cuando estrenó su primer largometraje: THX 1138, una fantasía distópica que se acercaba a la ciencia ficción de manera demasiado respetuosa, quizá más influenciada por la solemnidad de 2001 que por el nervio aventurero de Forbidden Planet. Por ese entonces, soñaba con llevar al cine las aventuras de Flash Gordon, el héroe de historieta creado en los 30 por Alex Raymond. Al director lo apasionaba ese universo que mezclaba relatos pulp con la ciencia ficción más lisérgica. Pero pronto descubrió que los derechos para llevar al personaje a la pantalla grande eran demasiado costosos para un modesto director como él, y decidió entonces construir su propio mundo de ciencia ficción. Luego del estreno de American Grafitti, en 1973 (una película que era un ejercicio nostálgico sobre su adolescencia fierrera en un pueblo de los Estados Unidos), el realizador escribió un primer tratamiento del guion de trece páginas.
No cuesta rastrear los ingredientes que el director mezcló en la licuadora de géneros que es Star Wars. Aparte del mencionado Flash Gordon, al director le gustaba particularmente una película de Akira Kurosawa: La fortaleza escondida, un relato de aventuras que guarda muchísimas similitudes con Episodio IV. Y basta ver la imagen inicial de ese film para entender hasta qué punto Lucas veneraba la filmografía de Kurosawa.
En los primeros bocetos de su saga, Lucas había ideado una ficción que comenzaba en el siglo XXXIII, en el cual un veterano de guerra llamado Luke Skywalker se ponía al frente de una misión para rescatar a su amigo Kane Starkiller. Kane tenía un hijo llamado Annikin, que luego sería entrenado por Luke y con el que debería hacer equipo para rescatar a una princesa. En el medio aparecía Han Solo, una criatura verde que ayudaba a los protagonistas en su misión. De a poco, el director pulía su historia y coqueteaba con ideas que iba descartando: hacer de Luke una guerrera para que la historia tuviera mayor presencia femenina (algo que sucedió con Rei muchísimos años después); que R2D2 hablara inglés; que Leia tuviera poderes especiales (un concepto que curiosamente también se recicló en Los últimos Jedis), e incluso descartó el nombre Starkiller por la similitud que podía tener con los crímenes del clan Manson y el homicidio de Sharon Tate.
Cuando United Artist y Universal rechazaron el primer boceto, Lucas decidió dedicarle un año completo a la escritura del guion. Cuando terminó, tenía en sus manos un monstruo de doscientas páginas que evidentemente nadie iba a financiar. Por ese motivo decidió separarlo en tres partes y concentrarse en filmar la primera. Claro que sobre esa fragmentación en la historia, hay una segunda versión que señala como responsable de esa decisión a Alan Ladd Jr. El hijo de Shane quería repetir el éxito de El Planeta de los simios, y por ese motivo le dio a Lucas diez mil dólares para comenzar el trabajo. Claro que ese guion le parecía un monstruo infilmable, motivo por el cual le exigió que lo recorte a un tercio. ¿Cuál de las dos versiones es la correcta? Misterio absoluto…
Al poco tiempo la productora Fox decidió dar el gran paso y aprobó la filmación del largometraje. Cuando el proyecto era un embrión, en la Comic Con de San Diego de 1975 por primera vez aparecía el logo de Star Wars en algunas remeras como forma primigenia de promoción. Antes que existiera el ahora famoso hype, Lucas ya lo había inventado.
La búsqueda del elenco
Lucas comenzaba a filmar y debía encontrar al elenco ideal para retratar su aventura galáctica. Los nombres que aparecieron para interpretar a Han Solo eran de lo más variados: Kurt Russell, Nick Nolte, Christopher Walken e incluso Robert Englund. Sí, el actor que poco tiempo después ganó fama por convertirse en Freddy Krueger fue uno de los que quiso quedarse con el rol, y si bien fue rechazado, gracias a él apareció otro personaje clave.
Cuando supo del film, Englund llamó a un joven conocido que era fanático de los cómics, su nombre era Mark Hamill : "Me fui a casa y le conté a este nene todo sobre Star Wars. Le dije: '¡Ey! Lucas está haciendo una película espacial. Quizá te interese'. Así que Mark agarró el teléfono y llamó a su agente y al otro día fue ahí. Enseguida lo logró, y el resto es historia". Desde la óptica de Hamill, la versión es menos idealizada: "Pensé que si estaban haciendo una película de fantasía espacial, me encantaría ver cómo rodaban alguna escena. Incluso llamé a mi agente para que me dejaran entrar en el plató para ver cómo hacían los efectos especiales".
Al día siguiente, Lucas se encontraba haciendo el casting en la misma sala en la que Brian De Palma estaba haciendo el de Carrie. De ahí surgieron varias decisiones importantes. La primera fue la aparición de Mark Hamill, que no tardó en convertirse en el Luke ideal que el director tenía en mente. Luego entraría allí una joven y desconocida Carrie Fisher , pero para hacer el casting de Carrie, mientras que Sissy Spacek se presentaba para el de Star Wars. Según cuenta el mito, las actrices terminaron intercambiando roles, y ambos directores encontraron a sus respectivas protagonistas, una historia quizá demasiado perfecta para creerla, pero muy a tono con los muchos mitos que giran alrededor de Star Wars. El tercer momento decisivo que surgió a partir de ese vínculo entre Lucas y De Palma, es que Brian fue el responsable de escribir el famoso texto de apertura. El director de Scarface consideraba que la película de Lucas iba a ser un fracaso notable, y por eso lo ayudó. En la vereda opuesta se encontraba Steven Spielberg , el único director que le dijo a Lucas que su largometraje sería un éxito absoluto.
El actor al que el director descartó fue Orson Welles, primera opción para la voz de Darth Vader. A Lucas le preocupaba que el público reconociera a Orson y eso le quitara presencia a su villano, por lo cual se decantó por James Earl Jones, que de hecho no aparece en los créditos del film. Por su parte, Peter Mayher y David Prowse eran dos gigantes que podían ponerle su cuerpo tanto a Vader como a Chewbacca. A Lucas le daba lo mismo quién hiciera de quién, y entre ambos actores eligieron qué traje llevar, una decisión que marcaría a fuego la vida de Prowse a un punto que él jamás imaginaría.
La llegada de Harrison Ford y el prestigio de los ingleses
Harrison Ford era un actor desencantado que había decidido dedicarse a la carpintería. Lucas lo conocía porque había trabajado con él en American Graffitti. Ford no estaba contento con su carrera como actor, y por eso le había dado la espalda a ese mundillo. Al momento de filmar Star Wars, él estaba trabajando en la construcción de los sets de la película. Un día, Lucas lo llamó para pedirle que lo ayude en los castings, dándole pie a los actores y actrices que se presentaban allí. Pero a Lucas le gustó mucho ver a Ford recitando los parlamentos de Solo y no dudó en ofrecerle el papel. A pesar de aceptar y obtener gracias a Star Wars su primer papel relevante, Ford fue muy estricto con respecto a las líneas de Solo, y más de una vez exigió retoques y hasta llegó a decir que Star Wars era "una película idiota, pero bien hecha".
Hasta ese momento todos los nombres eran desconocidos, y prácticamente ninguno de los tres protagonistas tenía demasiada experiencia en el cine; por ese motivo Lucas sabía que necesitaba nombres fuertes para los personajes más veteranos de la historia: Moff Tarkin y Obi Wan Kenobi. Para Tarkin apareció en escena Peter Cushing, un actor inglés de gran prestigio que sería una especie de maestro para la plana más joven de la película. Y para Obi Wan, Lucas tenía en mente a uno de sus ídolos personales: Toshiro Mifune.
El popular actor japonés y socio habitual de Kurosawa era la opción ideal, pero para desilusión de Lucas, Mifune se negó a participar porque pensaba que algo de ciencia ficción iba a ser un producto muy barato con el que podía correr peligro su prestigio. De ese modo es que terminó el papel en manos de Alec Guinnes, otro importante intérprete inglés que estaba muy poco convencido de formar parte del proyecto, y que en una carta privada que luego de su muerte salió a la luz, llamó al film "un cuentito de hadas medio pelo".
George Lucas y la (hiper) tensión del rodaje
Con un presupuesto inicial de diez millones de dólares que luego llegaría a doce (una bicoca comparado con el de otros proyectos que se desmadraron en términos de dinero), Star Wars comenzó a rodarse el 22 de marzo de 1976 en el desierto de Tunisia. Pronto comenzó una dinámica de rodaje que no tardaría en enfermar a Lucas. Por un lado, había tres protagonistas jóvenes que se la pasaban divirtiéndose en el rodaje hasta que aparecía Alec Guinnes, seguramente el único al que respetaban. Por otra parte, Lucas no era demasiado detallista a la hora de dirigir a sus intérpretes y todos encontraban muy divertido que el director por lo general les diera a los actores y actrices solo dos órdenes: "más rápido" o "más intenso".
El rodaje avanzaba y el director sufría cada vez más la presión de sostener sobre sus espaldas un monstruo como Star Wars. Mientras que Fox no disimulaba su poca fe en la película, Lucas sufría tanto el estrés que un día creyó tener un ataque al corazón. Asustado fue hasta una clínica, en donde un médico le tomó la presión y le dijo que tenía la máxima por las nubes. Por ese motivo le recomendó que luego de terminar su trabajo, se fuera de vacaciones. El destino elegido fue Hawai, junto a su amigo Spielberg; allí ambos idearon a Indiana Jones, pero esa es otra historia.
John Dykstra y otros héroes de la ciencia ficción
El rodaje de Star Wars exigía muchísimo de los efectos especiales y el equipo debió hacer piruetas para darle forma al imaginario galáctico de Lucas. En una entrevista, el director dijo: "Los efectos especiales no hacen una película, sino la historia. Los efectos solo te permiten contarla de una manera concreta". Para él los efectos eran clave y por ese motivo puso al frente de ese departamento a John Dykstra, un experto en la materia. Dykstra mezcló todo tipo de técnicas para materializar ese universo y llegó al punto de inventar una cámara a control remoto a la que llamó Dykstraflex.
Otro prodigio de los efectos especiales que se sumó fue Richard Edlund, experto en miniaturas y efectos visuales, que describió de manera muy precisa lo difícil que fue trabajar en un largometraje que, en materia visual, fue tan rupturista: "Habíamos construido un violín y todavía no sabíamos cómo tocarlo, así que tuvimos que aprender las escalas en nuestros nuevos instrumentos sobre la marcha". Aunque más allá del sufrimiento, tanto Edlund como Dykstra coinciden en que trabajar en Star Wars fue "un período de oro".
Mención aparte merece Ben Burtt, que a lo largo de un año tomó sonidos de animales aeropuertos y fábricas buscando encontrarle una identidad sonora al mundo de Lucas. Burtt es el talento al que hay que agradecerle los sonidos de R2D2, los gruñidos de Chewbacca, los vuelos de los Tie Fighter y por sobre todas las cosas, el característico swosh de los míticos sables laser.
El negocio de su vida
Video juegos, novelas, cómics, música, juguetes (millones de ellos), corbatas, y otros millones de productos más, la inventiva de Star Wars aplicada al merchandising es uno de los aspectos más populares de la saga y todo tuvo un comienzo casi anecdótico. Cuando desarrollaba su película, y mientras Fox pensaba que el film sería un desastre de taquilla, Lucas hizo un pacto de oro: aceptó un sueldo no demasiado elevado a cambio de tener el cien por ciento de la explotación por los derechos de los productos basados en el largometraje. Para el grueso de la industria ese trato había sido una leonina medida de Fox, pero el tiempo no tardó en demostrar lo contrario.
Cuando la película se convirtió en un fenómeno pop, la venta de los muñecos basados en la saga se disparó y rápidamente hubo que aumentar el volumen de producción. El director al poco tiempo tenía en sus manos ingresos millonarios basados solo en los productos derivados del film y las ganancias por las entradas vendidas eran un un pie de página comparadas con las ganancias generadas por los productos derivados. Una vez más, Lucas había sido un visionario.
Marcia Lucas, la gran olvidada
Uno de los nombres injustamente menos recordados en la construcción de Episodio IV es el de Marcia Lucas, esposa de George por esa época. Ella trabajó como editora en la trilogía original, y hasta ganó un Oscar por su labor. Y la importancia de Marcia es que es la responsable de varios cambios significativos en el guion de la primera Star Wars. Uno de los más importantes fue la muerte de Obi Wan en manos de Vader. A Lucas esto no lo convencía, pero ella consideró que la desaparición física (nunca mejor dicho) de Obi Wan era el impulso que necesitaba Luke para definirse como héroe y cómo la muerte de ese padre sustituto lo marcaría a fuego en su filiación con los rebeldes.
Otra importante sugerencia de Marcia tuvo que ver con el climax de la aventura, y entender cuál era el momento justo en el que debía entrar Han Solo en la escena final: "Si la audiencia no se vuelve loca cuando Han Solo entra en el último segundo con el Halcón milenario para ayudar a Luke mientras es perseguido por Darth Vader, la película deja de funcionar. Intenten imaginar el film sin esa intervención de último minuto, es algo básicamente imposible".
Cambiar las reglas del juego
El 25 de mayo de 1977 Star Wars vio la luz. En ese momento el subtítulo Episodio IV: Una nueva esperanza no figuraba. Según reveló el productor Gary Kurtz, él mismo decidió desechar esa idea porque consideraba que la gente iba a preguntarse en qué momento habían salido las tres anteriores. George Lucas tiene un recuerdo muy especial de un día previo al estreno: "Fui a un restaurante de Hollywood Boulevard que se encuentra al frente del Chinese Theatre. Había un carril del tráfico bloqueado y muchos policías. Había filas de ancho con ocho o nueve personas y esas filas daban la vuelta a la manzana. Pensé: Dios mío, ¿Qué está pasando aquí? Debe ser un estreno o algo así. Miré hacia la marquesina y estaban poniendo un cartel que decía Star Wars".
No hace falta detallar la importancia de Star Wars para cualquiera que al menos haya ido una vez al cine. George Lucas construyó un imperio que incluso fue demasiado grande para él, y en ese proceso redefinió las reglas del juego del cine mainstrean. Creó un universo del que miles de personas formaron parte y que, al día de hoy, sigue siendo el patio de juegos más popular para guionistas y otros profesionales que fantasean con escribir una historia similar. Lucas imaginó uno de los mitos modernos más poderosos y los jedis tienen adeptos en todos los rincones del mundo. Sin demasiadas expectativas, impulsado por un sueño y por una creatividad desbordante, Lucas educó a millones de jóvenes que aún hoy sueñan con tener un sable láser y luchar contra el Imperio galáctico.
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