La galaxia geek (y no tanto) cuenta los milisegundos que faltan para la llegada del 26 de abril, fecha del estreno en la Argentina de Avengers: Infinity War , el proclamado fin del universo Marvel en el cine tal y como lo conocemos hasta el momento. Anunciado de esta forma por los mismos hermanos Russo, directores de este megaevento, implica la salida –ya sea superpatas por adelante o cabalgando hacía el atardecer– de varios pesos pesados como Iron Man, Thor, Capitán América y demás Vengadores cerca de la jubilación.
El prode geek se desvive por saber quién muere (¿Iron Man? ¿Nebula? ¿Haweye?), quién no (¿Thor?¿Starlord?¿Capitán América?), y quién queda tambaleando (¿Hulk?¿Black Widow?¿Spider-Man?). Lo cierto es que la película es un evento único en la historia de la cultura pop: una película que aglomera a más 20 personajes provenientes de 18 películas que han definido el quién es quién del universo Marvel en el cine desde el estreno de Iron Man (2008). Pero, incluso antes de la llegada del Darth Vader de este asunto, el purpúreo villano Thanos, las cosas ya pueden haber cambiado radicalmente en este mundo.
El responsable no es otro que un superhéroe negro que se viste como un felino (bah: como Apple, Elon Musk y Gucci vestirían a una pantera) y es soberano de Wakanda, una nación ficticia africana. Se trata de Black Panther, el protagonista de Pantera Negra, la película que ha sacudido los cimientos del universo Marvel que ha generado el segundo big bang más importante en Hollywood después del estreno de La guerra de las galaxias en 1977 (¿quién cree es responsable de la edad dorada de las franquicias pop en el cine?¿Harry Potter?)
Estrenada el 15 de febrero último en nuestro país, la película del superhéroe creado por Jack Kirby y Stan Lee en Nueva York (mientras en la californiana Oakland nacían los radicalizados Panteras Negras) ha superado por escándalo cualquier expectativa del estudio. Ya es la tercera película más recaudadora en la historia de los Estados Unidos logrando unos sorprendentes 1299 millones de dólares en el mercado global; 900.000 de ellos en la Argentina), demostró que un protagonista negro puede liderar un tanque mainstream y, con ello, ha generado una bomba atómica cultural como, bueno, nunca antes había sucedido con una película de Marvel.
¿Cómo ese éxito que hasta muchos sostienen es responsable del adelanto de la fecha de estreno de Avengers: Infinity War (desde el 3 de mayo original hasta el 26 de abril en nuestro país) altera el paradigma Marvel?
Por lo pronto, implica un cambio de centro gravitacional. El universo Marvel fue construido en torno al momento más canchero de la historia del género súper en el cine: la salida del clóset de Tony Stark, que con su aquel memorable revelación "Yo soy Iron Man", que cerraba el primer film, confundía las reglas del género surfeándolas. Adiós, alter ego secreto; hola, superhéroe celebrity.
Gran parte del carisma de Marvel en el cine procede de esa detonación. Eso fue el universo Marvel en sus primeros diez años: la infinita actitud cool de Robert Downey Jr ., el actor que hizo de Iron Man la columna vertebral del universo Marvel (algo que no era ni remotamente así en los cómics).
Su figura fue la arañita radioactiva que mordía (mejor o peor) a cada futuro eslabón de la cadena Marvel (puede haya variaciones, como la primera Capitán América). Pero es imposible negar que cierta canchereada frente a la seriedad clásica del género fue la clave, el combustible, que dio vida a Marvel, que le dio su éxito y que permitió este interés actual por dioses nórdicos, mapaches que hablan, exespías rusas que se parecen a la Sexiest Woman Alive y genocidas interestelares.
Iron Man bromeaba frente a las autoridades del gobierno de lo Estados Unidos que él había "privatizado la paz mundial". Como contracara, aparece años después el final de Pantera Negra que invierte aquel "Yo soy Iron Man", en el que el rey T’Challa, alter ego de Pantera Negra (interpretados por Chadwick Boseman), ofrece en la ONU los recursos de su Wakanda a todo el planeta. Al hacerlo, alguien pregunta: "¿Qué puede ofrecer una nación agrícola tercermundista?". T’Challa sonríe canchero: la nación africana que gobierna, aislada del mundo, es dueña de una historia única (jamás fue colonizada) en el continente y de una tecnología de punta basada minerales fantásticos que sólo se encuentran allí, como el indestructible vibranium del que está hecho el escudo de Capitán América y el traje de su soberano. Es el coolmanismo, la versión cool del humanismo de Marvel en su segundo salto evolutivo.
Con ese mero gesto, el universo Marvel cambia para siempre. Ya no es hogar de héroes que representan una versión altruista del capitalismo que los forjó. Ahora prima la diversidad. Es, precisamente, una evolución. Claro que Wakanda –retratada en un film donde priman los artistas negros detrás y delante de la cámara –, como fantasía antiesclavista y diseño afrofuturista, fue colocada en un pedestal antes que en un estante de juguetería.
Desde un tweet de Michelle Obama a cientos de textos periodísticos se puede ver como la película logró una dimensión política que podría alterar al futuro de otras películas de superhéroes: en un mundo donde Donald Trump habla de "países de mierda" al referirse a Haití y El Salvador, Pantera Negra –el personaje– representa todo aquello que nuestro día a día no puede brindar. Algo que también había logrado incluso antes de su estreno Mujer Maravilla, otro film de superhéroes que pesa más por el lugar que ocupa en el mundo que por sus virtudes de género.
El éxito de sus intérpretes de reparto (la actriz británica Letitia Wright, que interpreta a la hermana menor techie de T'Challa, aparecerá en varias películas más, entre las que se cuenta Avengers: Infinity War), las acciones políticas a su alrededor (el registro de votantes negros en sus proyecciones en los Estados Unidos) y la importancia que ganó el personaje (se lo ve como el próximo Capitán América y será parte de la próxima Vengadores 4, aun sin título) implican un antes y después en el universo Marvel. Por eso habrá más minutos de sus personajes en Avengers: Infinity War, por eso el tráiler de la misma muestra a Wakanda y por ello, haga lo que haga Thanos –así sea usar de felpudo a cierto multimillonario playboy filántropo o limpiarse los dientes con el martillo de Thor–, será difícil borrar la marca de Pantera Negra.
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