Comedia de los Farrelly
"Inseparablemente juntos" ("Stuck On You", Estados Unidos/2003). Guión y dirección: Bobby y Peter Farrelly. Con Matt Damon, Greg Kinnear, Eva Mendes, Wen Yann Shih, Pat Crawford Brown, Ray "Rocket" Valliere, Seymour Cassel, Cher, Griffin Dune y Meryl Streep. Fotografía: Dan Mindel. Música: Michael Andrews. Edición: Christopher Greenbury y Dave Terman. Diseño de producción: Sidney J. Bartholomew Jr. Presentada por 20th. Century Fox de Argentina. Duración: 107 minutos. Para mayores de 13 años.
Nuestra opinión: buena
Siete comedias les han alcanzado a los hermanos Bobby y Peter Farrelly para ubicarse entre los más agudos y osados observadores de las contradicciones y miserias de la corrección política que desvive a la sociedad norteamericana.
Los sectores más intelectuales del público, que se ofendieron por sus bromas escatológicas en "Tonto y retonto", "Loco por Mary" o "Irene, yo... y mi otro yo" y que de manera automática los encasillaron como meros exponentes del denominado "humor de inodoro", se pierden toda la acidez, la ironía y la inteligencia de este dúo que ha elevado el humor popular a insólitas cimas surrealistas y poéticas con resonancias alegóricas y políticas infrecuentes en el cine industrial estadounidense de estos tiempos.
Al igual que en la anterior "Amor ciego" -una reivindicación de la belleza interior de cada persona por sobre esa imagen exterior que la sociedad tanto exalta-, "Inseparablemente juntos" enaltece a personajes que tienen discapacidades físicas y mentales con una naturalidad, una falta de prejuicios y una sensibilidad que ubica a los Farrelly en la categoría de artistas casi revolucionarios.
Si bien ofrece un puñado de gags memorables, "Inseparablemente juntos" no resulta a primera vista una comedia tan redonda y efectiva como otros trabajos previos del dúo, aunque probablemente sea la más emotiva y visceral de toda su carrera.
Bob (Matt Damon) y Walt (Greg Kinnear) son dos hermanos siameses de 32 años que están unidos en la cintura y comparten un mismo hígado. Con el tiempo, ambos han desarrollado extrañas habilidades para el hockey y el béisbol, pero también para cumplir con el slogan de su restaurant de comida rápida (rapidísima) que asegura la entrega del pedido en menos de tres minutos o el cliente no paga la cuenta.
Pero Walt, que envejece más rápido y tiene grandes ambiciones, no se contenta con la previsible vida pueblerina en una isla de Massachusetts y pretende pasar de ser "el" actor del lugar a convertirse en estrella de Hollywood. Así, convence a Bob, que vive entre ataques de pánico y una relación sentimental por Internet que nunca avanza, de viajar a Los Angeles.
Estrellas invitadas
En la meca del cine, ambos se toparán nada menos que con Jack Nicholson, Meryl Streep y Cher (estas dos últimas en notables participaciones especiales en la que se animan a parodiarse a sí mismas) y, mientras Walt se convierte en ídolo de masas gracias a una risible serie televisiva, su hermano intenta vencer su patológica timidez para relacionarse con la no menos introvertida May Fong (Wen Yann Shih). No conviene adelantar más de una trama que, de todas maneras, va creciendo en ingenio y audacia cuando entra en juego la posibilidad de que ambos hermanos se sometan a una operación para separarse con inesperadas consecuencias.
Mientras Damon y Kinnear aportan las dosis justas de desparpajo, inocencia y convicción para retratar el amor fraternal que también los une, la sugerente Eva Mendes, como una típica chica tonta y aspirante a actriz; el veterano Seymour Cassel, como un patético representante de actores que se mueve en su silla de ruedas motorizada, y Ray "Rocket" Valliere, un discapacitado mental amigo de los Farrelly que se luce como humorista y es objeto de una sentida vindicación, completan el sólido elenco de este nuevo largometraje de los creadores de "Dime que no es cierto" y "Osmosis Jones".
Algunos detractores podrán objetar que el humor de los Farrelly ya no es tan consistente ni extremo (han abandonado el mal gusto y el gag zafado) y que su cine ha ganado en sentimentalismo y buenas intenciones. Lo cierto es que, más allá de los beneficios y pérdidas de esta evolución en el estilo y en las búsquedas de estos guionistas y realizadores, su cine satírico sigue ubicándose entre lo más atrevido, refrescante y perspicaz que se puede apreciar en el previsible panorama cómico del Hollywood actual.
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