Comedia a la medida de Bullock y Grant
"Amor a segunda vista" ("Two Weeks Notice", EE.UU/2002, color). Dirección: Marc Lawrence. Con Sandra Bullock, Hugh Grant, Alicia Witt, Dana Ivey, Robert Klein, Helen Burns, David Haig. Guión: Marc Lawrence. Fotografía: Lazlo Kovacs. Música: John Powell. Edición: Susan E. Morse. Producción: Sandra Bullock. Presentada por Warner Bros. Duración: 101 minutos.
Nuestra opinión: buena.
George Wade (Hugh Grant) multiplica su ya copiosa fortuna "modernizando" comunidades, lo que en su lenguaje crudamente inmobiliario significa arrasar con viejas construcciones y erigir en su lugar gigantescas torres. Lucy Kelson (Sandra Bullock) ha puesto su título de abogada -obtenido en Harvard- al servicio de las causas sociales, lo que incluye una empecinada defensa del patrimonio de su entrañable Brooklyn. Cuando él intenta demoler algún edificio emblemático de la zona, ahí aparece la obstinada ambientalista dispuesta a todo para impedirlo. Está escrito que habrá un encuentro entre los dos y que de él nacerán tanto los incidentes humorísticos como el romance que al fin y al cabo constituyen toda la (escasa) sustancia argumental de "Amor a segunda vista".
Parece innecesario aclarar a estas alturas que la originalidad no es el fuerte del guionista y director debutante Marc Lawrence, aunque también es cierto que la remanida fórmula suele resultar eficaz cuando la sostienen un libro generoso en situaciones cómicas, diálogos que siempre buscan el chiste y un par de comediantes capaces de ganarse la simpatía de la platea y de sostener el dinamismo del relato.
A Sandra Bullock y Hugh Grant tal compromiso no les plantea mayores conflictos. El inglés porque, como ya lo ha demostrado muchas veces, tiene el don de la comedia y sabe sacarle brillo a cualquier material que le toque en suerte. La revoltosa Bullock, que por algo es también productora, porque se encuentra con un papel concebido y desarrollado a la medida de su bufonesca desenvoltura.
Más humor que amor
Así las cosas, y a pesar de que en la pareja protagónica se percibe más camaradería que verdadera "química", los episodios que se suceden a partir del momento en que el millonario decide poner a la combativa militante al frente de su equipo de abogados ofrecen considerable estímulo para la risa. No es poco tratándose de un producto cuyo único objetivo es hacer pasar un rato divertido.
Es evidente que no está en el ánimo de Marc Lawrence aprovechar el contraste entre los personajes para lanzar algún dardo crítico o satírico. Su propósito primordial es hacer reír y para lograrlo dan lo mismo el chistecito político ("la única vez que te vi llorar -le dice a Lucy su mejor amiga- fue cuando ganó Bush") que los apuros generados por una inoportuna urgencia fisiológica.
El costado romántico también debe ceder su espacio al humor. Si todas las mujeres enardecen la avidez conquistadora de George, Casanova infatigable, hay una que está fuera de concurso: esa mal vestida chica de barrio que tiene todo el día a su lado, que lo deslumbra con su inteligencia y su carácter y que termina siendo su indispensable consejera full time. A ella, la vida sentimental tampoco parece quitarle el sueño (está de novia con un ecologista que se pasa la vida salvando ballenas con Greenpeace), de modo que la chispa de ese amor a segunda vista del que habla el título en español tardará bastante en encenderse.
Algún bache ocasional no alcanza a perjudicar el buen ritmo de esta comedia que sin aportar una pizca de novedad ni deparar sorpresa alguna consigue cumplir con su manifiesto propósito.
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