Claire Denis: "El deseo está de moda"
La directora francesa, de quien ya se estrenaron "Bella tarea" y "Nenette et Boni", llegó al festival con su último film, "Vendredi Soir"
El amor es con el cuerpo. La tristeza es con el cuerpo. La vida y la muerte son con el cuerpo. La directora francesa Claire Denis, de 55 años, dice que no hay muchas cosas en la vida en donde no esté presente el cuerpo. Ella ha construido su sofisticada estética cinematográfica alrededor del movimiento de los cuerpos, tanto en su exploración del mundo adolescente en "Nenette et Boni" como en ese exquisito ballet masculino que describió desde la Legión Extranjera en "Bella tarea", o en la visceralidad de su film del género de vampiros "Trouble every day" y hasta en la última, "Vendredi soir", sobre una mujer solitaria enfrentada al azar de su deseo en su noche de despedida de soltera.
En el hotel donde se va a desarrollar la entrevista con LA NACION nadie sabe cómo es físicamente esa mujer a la que se conoce como Claire Denis. Dicen que lleva un parche. O que, según una foto en Internet, es morocha y alta. Y que parece que tiene mal carácter. Lo realmente cierto es que el nombre de esta directora, que nació en París pero se crió en varios países africanos y que fue también asistente de dirección de Wim Wenders y de Jim Jarmusch, se ha ganado el respeto y la admiración de pares y cinéfilos en todo el mundo.
Finalmente ella aparece en la escena. Lleva un parche blanco en su frente amplia, por la que caen unos rizos rubios. Ella es pequeña y delgada. Y sin miramientos dice que no quiere fotos. Que tal vez más tarde. Después se relajará un poco y con gran amabilidad le dedicará su tiempo a responder cada pregunta.
Claire Denis llegó a Buenos Aires para la apertura del festival, en donde se proyectó su última película, "Vendredi Soir", que protagonizan Valérie Lemercier y Vincent Lindon. En sus primeras horas porteñas vuelve de una caminata por la calle Corrientes y de un almuerzo "con carne argentina". Entonces observa el espacio que la rodea, la gente, se acomoda en una silla. Inquieta, cambia varias veces de posición. El parche se debe a un accidente automovilístico que la llevó a estar tres semanas en un hospital parisiense. Claire Denis decide quitárselo y dejar su frente al descubierto. Pide un café negro. Se queja del frío aire acondicionado "de m...." en perfecto español.
Cansada un poco de todas las especulaciones intelectuales que suelen despertar especialmente los planteos estéticos de sus películas, simple y directa, dice, frente a su trabajo: "Yo pienso que mis películas son tan infantiles... ¿Es que por qué el cine tendría que convertirse en una obra filosófica? Creo que el cine es una manera muy primitiva de decir cosas bastante sofisticadas. En realidad, la gente que hace películas tiene una idea bastante sofisticada de la vida, y a veces no son muy felices, pero tienen una manera muy primitiva de decirlo".
¿Quién es esa chica?
No le gusta la idea de ser una arquitecta de su vida, de planificar su recorrido profesional, y menos de clasificarlo. Si bien descree de la idea de "intuición constante", piensa que los directores que dicen "que todo está programado mienten, incluso Kubrick". Entonces revela que en ella "una película nace del deseo de otra película. Ese deseo nace escuchando música, leyendo un libro, mirando a un actor o a una actriz, enamorándose o a veces cayéndose (y se agarra la cabeza), porque hasta en esas tres semanas que pasé en ese hospital me dieron ideas para una película".
Toma una macita de chocolate de un plato para decir que "hay cosas secretas que no voy a decir en mis películas". Y ejemplifica con esa macita oscura "que así como se la ve, puede esconder un maní muy duro adentro". "Las películas son así. Uno se protege muchas veces detrás de los títulos. Yo trato de no tener una relación muy intelectual con mis películas. Entonces trato de no poner demasiada atención a la idea de que en cada una de mis películas pueda haber una pequeña cosa que se repite. Me sofoca pensar en la idea de que pueda convertirme en una cineasta con un tema o una estética definida. Yo sólo tengo ganas de trabajar y de no reflexionar acerca de mi estética o de mi búsqueda. No sé por qué hago las cosas como las hago."
En francés se define la expresión "despedida de soltera" diciendo que se trata del "enterrement de vie de jeune fille" (entierro de la vida de una chica). En "Vendredi soir", Laure termina su día viernes embalando cajas, seleccionando ropa, libros, desechando cosas. El sábado a las 8 llegará el camión de la mudanza e iniciará una vida "ensemble" con su novio. Una lista dice lo que falta ordenar. En su cabeza el día no terminó. Le quedan una cena en la casa de su amiga, llamar por teléfono a su novio. No tiene en cuenta que más tarde quedará atrapada en un gran embotellamiento a causa de una huelga de transportes en París. Y que sus planes probablemente se modifiquen de forma inesperada.
-¿En esta película decidió jugar con los prejuicios y fantasías femeninos sobre un cambio de estado?
-Cuando leí la novela de mi amiga Emmanuelle Bernheim me pareció que era tan fácil llevarla al cine que podría hacerlo al día siguiente. Y sí, se trata del "entierro de la vida de una chica soltera", que ya no es una chica, sino una mujer de 35 años que ya tuvo historias de amor. Es muy graciosa la expresión de "despedida de soltero", que tiende a pensar que antes del casamiento el hombre va a dejar de hacer mil cosas. Yo creo que lo que le pasa a esta mujer es a la inversa. Ella no es prisionera de nadie. Ella vive prisionera en su pequeño departamento. Tiene que mudarse pero no quiere irse. Le gusta su departamento viejo, ama su auto, su soledad. Tal vez ella siente que felizmente ha encontrado a un hombre. Es que muchas mujeres pueden llegar a sentir que si no son bellas, si tienen más de 18 años, su relación con los hombres va a cambiar, entonces es necesario elegir la seguridad. Pero ella puede elegir todavía. Y lo hace. Y cuando ese hombre aparece en su auto ella siente miedo ante los riesgos de hacer algo que no tenía previsto. Lo que más me gustó del libro es que no se sabe qué sucederá con ella el sábado a la mañana.
-¿Es su falta de deseo lo que la impulsa a "levantar" a ese hombre en la calle?
-Sí, yo creo que ella no tiene deseo. Cuando él se va porque ella tiene miedo se siente frustrada. Y tal vez se diga: "Tal vez sea mejor con él que sin él". Entonces lo busca y cuando lo encuentra actúa como una niña. Ella acepta que él siente deseo. Hacen el amor por primera vez con la ropa porque hace frío, hasta que ella comienza a sentir que hace calor y que está bien.
-¿Cómo analiza esas pulsiones en el cine?
-Hoy es muy fácil hablar de deseo. Se dice que "no tener deseo es no sentirse vivo". Pero si uno es objetivo no siente deseo las 24 horas. Y hasta hay días en que se siente demasiada angustia por tener deseo. Creo que el deseo se convirtió en un tema de moda. "¿Se siente deseo? ¿La libido está bien?" Y para mí no marcha así el deseo. Se puede estar muy mal, muy cansado y con cero libido. Pero puede que alguien nos ofrezca un café o un cigarrillo, que haya sol o no sé qué, y algo que uno no esperaba surja.
-¿Por qué en sus películas pone más atención a los movimientos de los actores que a los de la cámara?
-En primer lugar, yo no pienso en películas, sino en actores. Por ejemplo, quise que Gregoire Colin apareciera en la película y rechazara la invitación del personaje de Laure. Lo elegí por mí. Siempre digo: "Tengo ganas de trabajar con tal o cual". Y luego, cuando se va a hacer una película, hay que analizar muy rápidamente, por ejemplo, qué relación se va a tener con el espacio y con los personajes en ese espacio. Antes que pensar en los movimientos de cámara yo pienso en la duración de los planos. Tengo la impresión de que es necesario darle a cada escena un tono particular y que ese tono hay que compartirlo siempre con los actores.
-Después de "Bella tarea" se la considera una gran coreógrafa de las pulsiones humanas...
-Sí. Es que "Bella tarea" se hizo con la música. Pero no me considero una coreógrafa. Cuando hice mi segunda película comprendí que no podía decirles a los actores, por ejemplo: "El travelling va de acá hasta acá y llevará 35 segundos en los cuales tenés que hacer esto..." No me parece una relación justa. Me gusta el cine que tiene conciencia de que el espacio es algo que se les da a los actores. No se los puede encerrar en un movimiento de cámara. No me gusta mirarlos como en un zoológico.
Aprender junto a Wenders
Claire Denis asistió a Wim Wenders en la dirección de "París Texas" y en "Las alas del deseo". La directora francesa lo destaca como una presencia importante en su vida. "En esa época yo no me sentía del todo lista para hacer una película en París. Era bastante difícil para una mujer hacer una primera película que no transcurriera en una pequeña habitación parisiense, sino en Africa, como sucedió con "Chocolat". Además, yo nunca me sentí muy francesa. Entonces, trabajar con Wim me dio el coraje de ser un poco autónoma. Y me enseño que si uno se siente libre y no le tiene miedo al presupuesto, si tiene una relación simple con éste, puede hacer una película con poco dinero." Denis cuenta que cuando se es asistente "no se aprende a hacer películas, sólo el idioma del cine. Yo quiero mucho a Wim y creo que hasta aprendí de sus películas viéndolas en el cine, no trabajando con él". Con respecto a Jim Jarmusch, a quien asistió en "Bajo al peso de la ley", agrega: "Trabajar con él es como estar invitado a una fiesta".
En todas las películas de Claire Denis, menos una, la cineasta y mujer de Jean Luc Godard, Agnés, trabajó siempre en la dirección de fotografía. A Denis le encanta la idea de familia y de trabajar sin hablar. Se corrige y aclara: "La idea de troupe más exactamente, porque no soy una persona muy fiel". La directora, egresada de la prestigiosa escuela de cine Idhec, cuenta que le gusta imponerle un ritmo musical a su trabajo. Le gusta la troupe porque "es una manera de estar juntos sin hablar, sin la obligación de estar seduciéndose todo el tiempo o de mostrarse genial. Al contrario: se conocen y se aceptan más fácilmente los defectos horribles de cada uno. Me gusta que todos sientan algo al mismo tiempo. Y que todos se conozcan. Me encanta pensar que conocí a Gregoire Colin cuando él tenía 14 años".
En septiembre, Denis comenzará el rodaje de un nuevo film, que tuvo que suspender a causa del accidente. "Pero no puedo contar nada -dice con una gran sonrisa-. Olvidé todo con el accidente."
Quién es
- Tiene 55 años y nació en Francia, pero se crió en varios países africanos. De regreso a su país, egresó de la escuela parisiense de cine, Idhec.
- Fue asistente de dirección de Wim Wenders y de Jim Jarmusch.
- Además de cortos y segmentos en proyectos colectivos, de su filmografía se destacan "Chocolat", "Nenette et Boni", "Bella tarea", "Trouble every day" y "Vendredi soir", que se verá hoy, a las 21.15 (Hoyts 11), y pasado mañana, a las 20.15, (Hoyts 12).