Cine de improvisación: un nuevo modo de narrar historias
EsImprocine gana premios en Europa y tiene en sus filas a varios argentinos
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Dos hermanos buscan el mejor lugar de Mallorca donde arrojar las cenizas de sus padres. Uno vive en Chicago; el otro, en la isla. Uno es torpe; el otro, melancólico. La música de Chopin suena entre sus recuerdos y su duelo salpicado por las aguas del Mediterráneo. Las cenizas es un cortometraje que nace a partir de una modalidad original de creación y de un colectivo, EsImprocine a quien su acción no se lleva el viento, sino que va cosechando televidentes a partir de un espíritu vivo que crece gracias a YouTube y los premios recibidos.
Algunas de las mejores escenas del cine nacieron a partir de una improvisación. Gestos, líneas, reacciones, interpretaciones y una paleta orgánica de combinaciones que construyen un universo. EsImprocine, un colectivo de artistas hispanohablantes que residen en Berlín, idearon un original modo de llevar sus historias a las pantallas, con su estilo, su humor y su calidez. Además de dos series, Aislados y Berlineses –que en breve presentará nuevos episodios y que obtuvo el Audience Award en The Indie For You Web Series Fest–, realizaron varios cortometrajes, entre ellos, Las cenizas y El resort, exhibido recientemente en el Festival Evolution de Mallorca.
La historia no se improvisa; sí, las escenas. Este es el lema de este grupo de creadores. También, para facilitar la labor de los actores y su viaje dentro de los personajes que interpretan. EsImprocine está impulsado por Pedro Deltell Colomer, un cineasta de Mallorca, Gonzalo Piñán, actor, músico e improvisador y director de la escuela de Improvisación en Berlín, y Paula Galimberti, actriz y psicóloga argentina. Los intérpretes de EsImprocine son alumnos de la escuela de Piñán, un espacio para la expresión, pero también para arropar con el espíritu latino a quienes están lejos de Hispanoamérica. A su vez, las películas se editan en Buenos Aires y dentro del equipo de rodaje también trabajan argentinos.
Deltell cuenta las ventajas y el atractivo de este abordaje donde la improvisación es el pivote creativo: “Es más sencillo acercarse a una actuación más realista. Cuando las personas hablan ente sí, no tienen un guion aprendido. Estamos siempre buscando en nuestro cerebro las palabras para expresarnos y luego intentamos articularlas de la mejor manera posible. A los actores les das unas pautas, pero no las palabras con las que tiene que defender a su personaje frente a otro actor. Se crea una situación que se parece mucho más a una conversación real y situaciones muy interesantes”. Además, de este modo, se puede rodar, señala Deltell, mucho material en muy poco tiempo, aunque luego tenemos mucho más trabajo en el montaje.
Nacida en Rosario, hija de una rosarina y de un cordobés, Paula Galimberti, se marchó con sus padres a Barcelona cuando era niña, en plena dictadura militar. Luego se instaló en Madrid y combinó los estudios de Psicología con la Escuela de actuación de Cristina Rota. Desde hace cuatro años vive en Berlín, y, si bien viaja seguido a España porque su exitosa compañía de impro, Jamming [más de 2 millones de espectadores vieron sus espectáculos] no cesa de crear, el choque cultural en Alemania fue intenso. Galimberti y Piñán se encargan de la dirección de actores. Ambos son también los protagonistas del segundo episodio de Berlineses, donde interpretan a dos primos españoles que se encuentran fuera de su país y allí ponen sobre la mesa sus verdaderos sentimientos hacia el otro. “A veces, la historia se va para un lado que no sabes. En nuestras cabezas era diferente, terminaba de otra manera, pero así nos salió con Gonzalo y así quedó. Mi idea es: «Si esto nos está pidiendo el cuerpo, vamos a hacerle caso»”, dice la coach de actores.
Galimberti precisa que el norte es lograr que las escenas sean orgánicas: “Los actores confían un montón en nosotros. Son también muy obedientes de las indicaciones. Tienes que darles buenas premisas a partir de las historias, precisarles algunos aspectos y vivencias del que deben realizar, sin forzar nada”. A su vez, las escenas se suelen rodar en orden cronológico a la trama, para facilitar la improvisación del actor, quien se sumerge en un proceso creativo.
El cine de improvisación tiene también algunas complicaciones, principalmente, en el momento de la edición, ya que algunas escenas pueden ser muy extensas. EsImprocine tampoco es, por el momento, muy rentable, pero esto no detiene a sus creadores. “El trabajo en conjunto es muy guay, muy nutritivo”, señala Galimberti, quien destaca la organicidad, la frescura de las escenas. Ella ha experimentado, como actriz, algunos guiones artificiales, o alejados de la coloquialidad.
Este nuevo modo de narrar desafía las reglas del cine tradicional e incluso de misma definición de “improvisar”, contraria a la que propone el Diccionario de la lengua española. La labor de este colectivo tiene tracción espontánea, pasión y verdad.
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