Cine con sabor argentino
Un solo título - La guerra gaucha - bastó para asegurarle a Lucas Demare un lugar destacado en la historia del cine local. El hombre que con esa obra llevó a la cumbre el género épico en nuestro país fue uno de los directores que más se comprometieron en la búsqueda de una expresión cinematográfica auténticamente nacional en tiempos dominados por el artificio y el escapismo que respondía al modelo de Hollywood.
Todavía hoy, a 68 años de su rodaje, aquella película que ofrecía un impresionante cuadro de la guerra de la Independencia, recreando diversos episodios de la lucha entre patriotas y realistas en el Norte, es considerada, con justicia, entre las más valiosas producidas por el cine local en toda su historia.
Pero la carrera de Demare, de cuyo nacimiento acaba de cumplirse un siglo, transitó por otros géneros además de la epopeya histórica, si bien éste era el terreno donde mejor lucían su potencia visual y su vigor narrativo y en el que concretó otros clásicos, como Pampa bárbara (1945, codirigida con Hugo Fregonese), Su mejor alumno (1944), El cura gaucho (1941) o Hijo de hombre (1961).
El drama de fuerte contenido social ( Los isleros , 1951), la comedia como comentario de la realidad ( La calle grita , 1948, sobre el ya inquietante problema de la inflación) o el melodrama de ambiente tanguero ( Mi noche triste , 1952), además de algunos títulos a la medida de figuras populares como Tita Merello ( Guacho , 1954; Mercado de Abasto , 1955) y Luis Sandrini ( La culpa la tuvo el otro , 1950), también merecen señalarse en la filmografía de este realizador que se inició en el oficio en España y de manera casual.
* * *
Nacido en Buenos Aires, ciudad donde murió en septiembre de 1981, y perteneciente a una familia de músicos (su hermano Lucio, el compositor de "Malena", fue uno de los integrantes del célebre trío Irusta-Fugazot-Demare), estudió piano y después bandoneón para incorporarse, en 1928, a la orquesta formada en Europa por el trío después de su separación de Francisco Canaro. Con ellos recorrió el mundo y gracias al éxito que los acompañó fueron invitados a intervenir en una película, la segunda sonora que se hacía en España: Boliche (1933). "No supe nunca, hasta ese momento, lo que era una cámara -contaba Demare en 1975-, pero me fascinó ese mundo. Me enloqueció." De resultas de lo cual dejó todo -bandoneón, orquesta, buen salario- y se quedó en el estudio. "De peón y sin sueldo: por pasión."
El gesto pinta ese temperamento que sabría después contagiar a sus equipos y volcar en sus imágenes. Con pasión aprendió y fue escalando posiciones hasta que le llegó la hora de dirigir. Iba a ser Tierra baja, según la obra de Angel Guimerá, pero estalló la Guerra Civil? Al poco tiempo regresó a Buenos Aires, donde en 1938 debió empezar todo de nuevo. Chingolo (1940) fue su primer éxito. Después vino la aventura de Artistas Argentinos Asociados (que fundó con Muiño, Alippi, Petrone, Magaña y Enrique Faustín) y lo demás es historia conocida.
Merece ser recordado.
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