Ciencia ficción y paternidad: Chris Pratt y J.K. Simmons reflexionan sobre La guerra del mañana
La ambiciosa película de Chris McKay, que estrena en Amazon Prime Video, toma un enfrentamiento que podría aniquilar a la humanidad como punto de partida para explorar las relaciones filiales
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Este viernes llega a Amazon Prime Video uno de los estrenos vía streaming más importantes del año. Se trata de La guerra del mañana, la nueva película de ciencia ficción protagonizada por Chris Pratt, Yvonne Strahovski, J.K. Simmons, Betty Gilpin y Keith Powers. Detrás de este film, se encuentra Chris McKay, responsable de Lego Batman, quien con este proyecto enfrenta a su primer largometraje de acción real. Y a lo largo de una mesa redonda en la que hablaron con distintos medios, el elenco y su realizador adelantaron qué se puede esperar de este título, y cuáles son sus aspectos más importantes.
Viajar al futuro para salvar al presente
El planteo en La guerra del mañana, tiene que ver con un grupo de militares que llega del futuro, con el objetivo de reclutar personas para una guerra que podría aniquilar a la humanidad. De ese modo, Dan (Chris Pratt) debe aceptar la misión de viajar hasta el 2051, para combatir a una peligrosa raza de alienígenas que buscan arrasar con la vida en la Tierra. Este planteo da pie a un poderoso relato que combina ciencia ficción, drama e imponentes escenas de acción. En un plano más introspectivo, el marco de la guerra le permitirá a Dan realizar un viaje interno, para redescubrirse a sí mismo como padre, pero también como hijo.
Entre los muchos aspectos de la historia que lo sedujeron, Pratt reconoció especialmente uno: “Estas son personas que toman todas sus decisiones basándose no en la vida que quieren para ellos, sino en el mundo que quieren dejarle a sus hijos. Mi personaje, Dan, marcha a la guerra porque si él no va, su esposa estaría obligada a ir. Y él hace lo que hace para proteger a su familia. Aquí hay una reflexión sobre qué sucede cuando alguien es apartado de sus hijos”. En la misma línea, el guionista Zach Dean opina que el film “no gira alrededor de ideologías o patriotismos”, sino sobre el deseo literal de salvar el futuro. “¿Quién podría rechazar esa idea? Nuestros personajes no defienden ideas abstractas, porque acá todo tiene que ver con la paternidad”, explica.
Claro que el drama emocional del protagonista, no le impidió a Pratt divertirse en las muchas escenas de acción que abundan en la trama, entre las que quiso destacar una en especial: “Aquí hubo un trabajo físico muy grande. Entre los principales desafíos, hubo una secuencia increíble. Cuando llegamos al 2051, aparecemos en el cielo de Miami, cayendo sobre una pileta. Hubo mucho trabajo en el agua, y estuvo buenísimo. Esa escena nos tomó dos o tres días, pero fue muy divertida”. Y mientras Dan combate todo tipo de amenazas, su esposa permanece en el presente, sin saber que ella también deberá lidiar con peligrosos retos. Y Betty Gilpin, encargada de personificarla, reflexiona así sobre su papel: “Mi personaje no tiene muchos momentos de acción, aunque como ella se angustia mucho, entonces al menos podemos decir que tiene acción desde lo emocional. Pero hubo una jornada en la que Chris y yo tuvimos que entrenar muy duro para una escena en particular, en la que había mucho movimiento”.
Un mundo caótico
Imaginar un futuro sumergido en una guerra alienígena fue un reto que entusiasmó a McKay. El director planteó una realidad apocalíptica, en la que un conflicto militar de nivel mundial pone a la humanidad contra las cuerdas. Y ante esa hoja en blanco que representa crear un nuevo mundo, el realizador desplegó un mapa en el que cada paso fue un nuevo desafío. “Hubo mucho trabajo de animación en el proceso de establecer lo que íbamos a necesitar en La guerra del mañana. Hacíamos dibujos, los animábamos, pero más allá de eso yo también quería secuencias en las que pudieran suceder cosas de manera espontánea, en lo referido a la actuación de Chris y del elenco. Si en una escena todos se encontraban corriendo por las calles de Miami, quería que a ellos se los viera desprotegidos. El trabajo de previsualización solo nos servía para establecer el escenario, pero eso no quitaba que si el personaje de Chris tenía que escaparse de unos aliens, la película pudiera sentirse un poquito como fuera de control, por lo que trabajamos mucho para lograr esa sensación”, asegura.
Que la acción transcurra en una realidad al borde del abismo no impidió que surgieran aspectos que se acercaran (trágicamente) al presente. Aunque no lo parezca, el 2051 puede que no resulte tan lejano, especialmente en el marco de la actual pandemia por coronavirus. Sobre ese aspecto, el actor Keith Powers reflexionó: “Lo gracioso del asunto es que cuando empezamos a filmar no dejé de sorprenderme con el entorno que nos rodeaba y, a lo largo de estos tiempos locos que estamos viviendo, los paralelismos entre una pandemia y un grupo de personas luchando por salvar la humanidad, fue como un cachetazo. La verdad es que pienso mucho sobre cómo este film tiene mucho que ver con cómo está el mundo hoy. La gente necesita una historia así, pero envuelta en un paquete de ciencia ficción, en donde hay mucha diversión”.
La firma McKay
Chris McKay es una de las voces más interesantes del Hollywood actual. Luego de trabajar en varias series animadas para televisión, entre ellas Robot Chicken y Moral Orel, en 2017 realizó su ópera prima, Lego Batman. Si bien ese fue un proyecto apuntado al público infantil, la frescura de su historia y la libertad de sus chistes no tardó en conquistar también a los adultos. Con una secuela de ese título en camino, La guerra del mañana le supone un nuevo desafío, que reúne todos los ingredientes de un tanque hollywoodense, como la presencia de grandes nombres y una fuerte dosis de acción. Y McKay supo desde un primer momento qué lo sedujo de esta idea: “Aquí lo que me gustó fue pensar, ¿qué le debemos al futuro? ¿Qué le debemos al planeta? ¿Cómo podemos dejar al mundo en un lugar mejor? Yo amo el cine de género, la ciencia ficción, la acción y el terror. Esas eran las cosas que de chico me despertaron el deseo de hacer cine. Pero sin embargo, siento que en algún punto también respondo a otras cosas, es como si estuviera atrapado entre John Carpenter y John Cassavetes”.
Para Chris Pratt, un actor que sabe combinar acción y humor como parte de una misma fórmula, la posibilidad de trabajar junto a McKay fue un aliciente: “Yo lo conocía, está filmando desde hace muchos años. Poder verlo al frente de una película de acción real de este tamaño es un paso gigante para él y también para mí, que me involucré como productor. Yo agradezco mucho haber trabajado con Chris, que siempre está abierto a todo tipo de sugerencias, aunque claro que eso no quita que tenga una visión muy clara de lo que quiere. Este film es cien por ciento su bebé”.
Diseñar una raza alienígena, a la que los héroes deben derrotar, fue quizá la prueba definitiva para el equipo creativo. Los buenos títulos de ciencia ficción y guerras espaciales, se caracterizan por mostrar criaturas de pesadilla, que pueden aterrorizar a los espectadores aún cuando el film llegó a su final. Ejemplos como el de Aliens o Depredador dan cuenta de eso, y de la importancia de extraterrestres que ganaron un peso en la cultura popular. Con respecto a las dificultades que supone esa tarea, McKay opinó: “Intenté alejarme de criaturas ya conocidas. Quería algo que se sintiera antiguo, y que también pareciera hambriento. Esas fueron las dos ideas que utilicé cuando empecé a hablar de ellos, que debían transmitir la sensación de un apetito insaciable. Quería que tuvieran una textura dura, con moretones, cortes y abolladuras, como si estas cosas hubieran estado vivas desde siempre. Pensamos en tentáculos, picos y ese tipo de elementos. Yo soy un gran fan de H. P. Lovecraft, por lo que el horror cósmico fue algo que siempre tuve en mente”.
Una saga familiar
A lo largo de la conferencia de prensa, Chris Pratt y J.K. Simmons se refirieron varias veces a la importancia del vínculo que sus personajes tienen en pantalla. Dan Forester, el protagonista de la historia, tiene una relación muy compleja con su padre, al que personifica Simmons. En muchos sentidos, ese vínculo tan conflictivo es el verdadero motor de la trama, y así lo describió el protagonista de Whiplash: “Cuando leí el guion, pude comprender el argumento a nivel micro y macro. Hay un costado muy hermoso sobre Chris y su familia, pasando tiempo junto a su esposa e hija. Y de golpe aparece esa figura paterna que represento yo, que no tiene relación con su hijo, y entendí que ahí había algo por desarrollar. Fue muy interesante contar esa pequeña historia, en el marco de una película gigantesca del tipo ‘¿estamos o no listos para salvar el mundo?’”.
Para Pratt, la dinámica junto a Simmons también fue uno de los grandes puntos de la filmación, y coincide en que esa relación entre padre e hijo enriquece sustancialmente la evolución de la trama: “Aunque lo culpa por un montón de cosas, Dan pronto descubre que se parece a su padre mucho más de lo que pensaba. De esa forma llega a un punto en el que tiene que aceptar y perdonar un montón de cosas que no le son fáciles, y que tampoco debieron ser fáciles para su papá. Creo que ese es el punto de inflexión en la adultez; inevitablemente llega un momento en el que nos damos cuenta que nuestros padres simplemente son chicos, que a su vez tuvieron a otros chicos. Y en algún momento te das cuenta que vos estás metido en ese mismo dilema, en el que tus hijos te van a ver como una especie de ser infalible, que en realidad no vas a ser nunca. Esa es una gran parte de la historia. Al comienzo pareciera que Dan y su padre son dos personas distintas, pero en realidad, son más parecidos de lo que están dispuestos a admitir. ¡Si hasta él y yo coincidimos en tener dos brazos muy hermosos!”.
La guerra del mañana se encuentra disponible en Amazon Prime Video.
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