Chejov, inagotable fuente de inspiración
Para algunos, como Ingmar Bergman, fácil de adaptar por la transparencia de sus textos; imposible, según otros, porque debajo de esa transparencia hay demasiadas corrientes subterráneas difíciles de visualizar, la obra de Anton Chejov, de cuyo nacimiento acaban de cumplirse 150 años, sigue inspirando a realizadores de todo el mundo: hay registradas no menos de 115 adaptaciones fílmicas de sus piezas teatrales o sus relatos.
Cuando Chejov murió, en 1904, el cine apenas había empezado a explorar sus posibilidades expresivas. ...l nunca escribió para la pantalla, pero la sensibilidad moderna que revelaba en sus obras, la agudeza psicológica de sus observaciones y ese estilo sencillo y sobrio en el que lo que importa es lo que no está escrito resultaron suficientes para atraer a los cineastas más inquietos: la primera adaptación fue un corto de 1911 sobre la desopilante Historia de un contrabajo .
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Sus textos han sido objeto de toda clase de tratamientos, de los que buscaron fidelidad absoluta a los que usaron sus temas como motivo de inspiración. Dos ejemplos bastan: en 1944, Douglas Sirk tomó La partida de caza , le introdujo cambios y prolongó su historia para llegar al estallido de la revolución de 1917 con el fin de pintar la decadencia de una clase atormentada por los remordimientos e incapaz de reparar los errores que la conducirían a la ruina; el film era Extraña confesión , con Linda Darnell y George Sanders.
En 1952, Mario Monicelli y Steno partieron de otros dos cuentos - La muerte de un empleado y Examen de promoción - para hacer una parodia de la burocracia, Totò e il re di Roma , puesta al servicio del cómico napolitano.
En 2003, Claude Miller se tomó todas las libertades para convertir La gaviota en La pequeña Lili , que transcurre en la Francia actual y entre gente de cine.
Antes y después de la llegada del sonoro, hubo numerosas versiones (la mayoría olvidables), incluidas algunas curiosidades como un Tío Vania dirigido e interpretado por Franchot Tone en 1957, otro inglés de 1966 en que Michael Redgrave asumía el papel central y una trasposición de Tres hermanas de 1966 hecha en Hollywood con Geraldine Page y Shelley Winters. Pero a esa altura ya La dama del perrito , de Josif Heifetz (1960), había abierto una serie de adaptaciones especialmente logradas: siguieron en 1970 Tío Vania , de Andrei Konchalovski y La gaviota , con el recordado Serguei Bondarchuk.
Entre las producciones internacionales, hay que mencionar La gaviota (1968), de Sidney Lumet, con Vanessa Redgrave y Simone Signoret; dos adaptaciones de Tres hermanas : una de 1970, con Laurence Olivier como director e intérprete al lado de Joan Plowright, y otra, en 1988, de Margarethe von Trotta, con Fanny Ardant y Greta Scacchi, sin olvidar el maravilloso trabajo de Louis Malle, Vania en la calle 42 , desarrollado a partir del ensayo de la obra de Chejov.
Párrafo aparte merece el ruso Nikita Mijalkov, maestro en la traducción del clima chejoviano: sus versiones más famosas son, seguramente, Pieza inconclusa para piano mecánico (1977, sobre Platonov ) y la deliciosa Ojos negros (1987), que tenía a Marcello Mastroianni, Yelena Safonova y Silvana Mangano al frente del elenco.
Y el interés perdura: la aspirante rusa al Oscar de este año (ya descalificada) también venía de Chejov: es una versión de Pabellón 6 .
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