Chau Buenos Aires, la crisis de 2001 como un fantasma persistente
La película de Germán Kral está protagonizada por Diego Cremonesi y Marina Bellati; pone el foco en un país en crisis y celebra el tango como género popular
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Chau Buenos Aires (Argentina, 2023). Dirección: Germán Kral. Guion: Germán Kral, Stephan Puchner, Fernando Castets. Fotografía: Christian Cottet, Daniel Ortega. Edición: Patricia Romme, Hansjörg Weißbrich. Elenco: Diego Cremonesi, Marina Bellati, Carlos Portaluppi, Mario Vicente, Rafael Spregelburd, Mario Alarcón, Luis Ziembrowski, Regina Lamm. Duración: 90 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: regular.
Chau Buenos Aires se plantea hoy, en medio de una nueva coyuntura económica, como una película oportuna. Ambientado en el turbulento final del gobierno de Fernando de la Rúa, con una parte de la población enardecida con las restricciones compulsivas del “corralito”. el film cuenta la historia de Julio Färber (Diego Cremonesi), bandoneonista de “Vecinos de Pompeya”, un quinteto de tango de barrio que sobrevive como puede en una época difícil pero en la que el género también estaba moldeando un renacimiento, de la mano de agrupaciones como El Arranque y la Orquesta Típica Fernández Fierro.
El telón de fondo de la historia es el de un país que se desintegra. Con cada una de sus desventuras, el personaje de Cremonesi simboliza las zozobras de muchos argentinos en aquel contexto. Le pesan también una crisis familiar y los enigmas sobre un futuro en el exterior que es más una escapatoria irreflexiva que un deseo.
La película celebra la amistad masculina, se regodea en la nostalgia, es más sensiblera que melancólica y tiene un aire -por las situaciones, el estilo de interpretación que demanda el carácter del guion, la musicalización, la mirada sobre la ciudad- al cine argentino más convencional de los años 80. Cuenta con un elenco solvente -Manuel Vicente, Rafael Spregelburd, Carlos Portaluppi, Mario Alarcón-, pero limitado a un plan más bien esquemático.
Introduce un personaje femenino, el que encarna con su encanto habitual Marina Bellati, para colorear el argumento con una subtrama de amor platónico que también reproduce el melodrama tan adherido al temperamento del discurso tanguero. Mariela también está en problemas: maneja un taxi, es una mujer sola en un oficio monopolizado por los hombres y mantiene a su único hijo con la abnegación propia de una madre idealizada, uno de los estereotipos a los que Chau Buenos Aires se entrega en muchos de los tópicos que aborda: las segundas oportunidades, la vaguedad en el diagnóstico sobre el funcionamiento de la política -una vez más reducida a mero campo de acción de una logia de corruptos-, la excepcionalidad de un país al que solo parece faltarle un poco de buena fortuna.
No hay una mirada profunda ni alguna idea nueva sobre ese trasfondo que aparece tan remarcado en la película con la intrusión intermitente de imágenes de archivo y el agregado de una tragedia individual bastante anunciada que solo incorpora un matiz efectista. Y esas falencias quizás se hagan más evidentes en un momento de intenso debate político en la Argentina.
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