Charlize Theron y el desafío de volver a ser una heroína de acción: "Tengo una extraña afinidad con el dolor"
Resulta difícil hablar de La vieja guardia, la película basada en la novela gráfica homónima que llegará a Netflix el próximo viernes, sin caer en la trampa del spoiler. Charlize Theron lo sabe perfectamente, y por eso prefiere hacer foco en otras cuestiones no menos importantes, como lo mucho que disfrutó de volver a convertirse en una heroína de acción o lo duro que trabajó para ponerle alma a un personaje endurecido por una vida inciertamente eterna.
La imposibilidad de hacer entrevistas presenciales por la pandemia de coronavirus impone una manera diferente de dialogar: de manera remota y con cámaras de por medio. Desde Los Ángeles, y acompañada por su coprotagonista Kiki Layne, la actriz sudafricana luce algo tensa en medio de la larga jornada de notas que la espera por delante. Sin embargo, basta con que comience a hablar sobre Andy, su personaje en el film de Gina Prince-Bythewood (Beyond the lights, Sabor a miel) para que su entusiasmo asome del otro lado de la pantalla.
"La primera vez que hice una película de acción, para mí fue bastante demandante. Creo que tenía la edad de Kiki, 27 años", le dice a LA NACION. "Después, durante mucho tiempo no volví a ponerme en ese rol de heroína hasta los 40, cuando filmé Atomic Blonde. Y, aunque lo disfruté mucho, se siente la diferencia en lo físico. Tuve que entrenar mucho porque, definitivamente, mi cuerpo había envejecido; pero cuando conseguís ponerte en forma, te sentís como una guerrera. Obviamente, duele; y mientras más envejecés es peor".
Theron asegura que la disciplina ha sido una constante a lo largo de su vida, y que revivir esa sensación de logro físico es algo que definitivamente suele atraerle a la hora de elegir un papel. "Es un desafío que consciente o inconscientemente persigo. Siempre fui muy deportista, fui bailarina durante la primera parte de mi vida y, en un punto, extraño el entrenamiento que conlleva la danza. Creo que tengo una extraña afinidad con el dolor", asume la mujer que ganó un Oscar en 2004 por su trabajo en la película Monster.
Durante la presentación de Atomic Bomb, el director David Leitch reveló que Theron había hecho el 98 por ciento de las escenas de acción y, por lo tanto, casi no había requerido de dobles de riesgo. Ese comentario bastó para que la actriz sumara créditos como heroína de acción y también ganara cierta fama de temeraria. Sin embargo, ella relativiza el asunto: "Uso dobles de riesgo. En esta película tuvimos un equipo increíble, pero sí es verdad que la mayoría de las peleas estuvieron pensadas para que podamos hacerlas los actores. Los dobles entran en escena cuando el director o la directora considera que una escena representa un riesgo alto de lesión, como cargar peso o saltar de un edificio. De ningún modo quiero menospreciar el enorme trabajo que muchas veces hacen por nosotros".
La vieja guardia está basada en The old guard, la novela gráfica escrita por Greg Rucka e ilustrada por el argentino Leandro Fernández. "El material era muy rico y tenía mucho potencial. Tenía mucha historia desde donde construir a Andy. Si bien es cierto que físicamente ella luce diferente en el comic, traté de apegarme mucho a su esencia y ser muy respetuosa con lo que el guion me mostraba", indica.
El descubrimiento
Layne es la otra pieza clave dentro de la película. Conocida por su protagónico en Si la calle Beale hablase, en La vieja guardia le pone el cuerpo a Nile Freeman, una soldado estadounidense en Afganistán que se suma al equipo de "inmortales" liderado por Andy (Theron). Sin embargo, asumir su recientemente descubierta condición -¿un don o una condena?- no resulta nada fácil, y es ahí cuando Kiki da cuenta de su talento para plasmar una enorme variedad de emociones en pantalla.
La actriz asegura que el hecho de haber contado con una mujer como directora aportó una mirada completamente distinta a los conflictos que atraviesan los personajes del film. "Me siento muy agradecida de trabajar con Gina, saber que ella iba a estar detrás de cámara fue uno de los motivos que más me entusiasmaron de este proyecto", dice. "Desde las primeras reuniones, supe que la acción del guion de ningún modo iba a eclipsar el corazón de estos personajes. Ella nos invitó desde el comienzo a explorar en las vulnerabilidades y las emociones, porque aun cuando ellos poseen un don extraordinario deben lidiar con cuestiones que son comunes a cualquier ser humano", sintetiza.
Layne también reflexiona acerca del hecho de la trascendencia, que es la forma más humana de ser inmortal. "Es extraño saber que participar de una película como esta, de semejante magnitud, va a hacer que tu trabajo sea visto en lugares del mundo tan lejanos y disímiles. En mi caso, trato de tener siempre presente el tipo de historias que quiero contar, especialmente por ser mujer y por ser una mujer de color, características que hace que los roles que puedo interpretar sean muy limitados. En el último tiempo, de todos modos, está mucho más claro lo importante que es la representación, el modo en que la gente se ve a sí misma retratada en la pantalla. Soy muy consciente de ese impacto", señala.
Convencida de que el arte debe ser puesto al servicio de un fin mayor, Layne encuentra en los roles que elige "una gran oportunidad para inspirar algo más grande que el solo hecho de ver tu nombre en pantalla". "Creo que con todo lo que está sucediendo en el mundo, estamos más conscientes de que, cualquiera sea nuestro don o nuestra habilidad, hay un impacto que nos supera. ¿Puedo servir en algo a través de esto que hago? ¿Puedo ayudar a alguien que necesita recibir apoyo o simplemente quiere oír un mensaje que lo ponga a pensar? Creo que todos estamos haciéndonos estas preguntas", explica.
El crimen de George Floyd a manos de agentes de la policía de Minneapolis, la reactivación del movimiento Black Lives Matter, las manifestaciones antirracismo, las revueltas y los constantes reclamos de justicia en las calles y en las redes sociales se vuelve, entonces, un tema inminente. Y es Theron, una reconocida activista de distintas causas humanitarias, quien entonces toma la palabra. "Creo que todos queremos que se terminen los crímenes de odio, y estamos tratando de resolver de qué modo conseguimos que suceda. No se trata solo de George Floyd, sino de millones y millones de personas negras asesinadas a lo largo de cientos de años", apunta. "Es frustrante, muy frustrante. Pero por supuesto que todos queremos la igualdad, llegar a un lugar en el que todos podamos aprender y avanzar. Lamentablemente no está sucediendo lo suficientemente rápido".
La vieja guardia
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