Charlize Theron construye a patadas un futuro mejor
En Atómica, que se estrenará el jueves, es una espía en la Berlín de los años 90; aquí también productora, apuesta su fama para lograr mayor representación en la pantalla
"¡Somos tan buenas como los hombres!" Las proclamas de Charlize Theron retumbaron ante 6500 personas reunidas para escuchar a la estrella sudafricana en esa cueva de las maravillas con apariencia de convención del entretenimiento que fue el último Comic-Con. Había de todo entre las miles de sillas plegables, el olor a humanidad y las gigantescas pantallas digitales de la meca anual de la cultural popular celebrada en San Diego, California: hombres, niñas, jóvenes vestidas con trajes caseros de la Mujer Maravilla, mujeres, imberbes de músculos postizos con pinta de Iron Man y ejecutivos de Hollywood, una especie en sí misma.
Familias enteras de frikis o pandillas de amigos de todos los géneros, razas y edades..., todos escuchaban a la última reina. No se trataba de un discurso político, sino de la presentación de su último estreno, Atómica, película llena de acción y desprovista casi de diálogos que llegará a los cines argentinos pasado mañana, donde queda claro que la belleza también puede ser letal.
El film, que Theron, de 41 años, no sólo protagoniza, sino que también produjo, aspira a atrapar el zeitgeist de un tiempo de lucha definitiva por la igualdad. "Podemos hacer el mismo trabajo o incluso mejor", añadió en una conferencia titulada Mujeres que Pisan Fuerte. "Yo tengo la suerte que puedo elegir lo que hago. Pero en la industria en la que me muevo hay mujeres que no pueden permitirse ese lujo, que no se pueden plantar ante otros porque tienen familias que alimentar. Y los productores [saben] que siempre habrá otra chica esperando una oportunidad. Y eso es con lo que tenemos que acabar", añadió, ante los aplausos del público.
"También es mi responsabilidad, como parte de esta industria, darme cuenta de que tengo en mi mano un espejo que debe reflejar la sociedad en la que vivimos, algo que no suele ocurrir. Y hay momentos en los que la discrepancia es tal que eso me motiva a tomar cartas en el asunto", reconoce Theron en una entrevista posterior con EL PAÍS.
En sus más de dos décadas como actriz lo ha hecho todo. Ha sido novia-amante-esposa y demás comparsas (El abogado del diablo, La cara oculta). Ha interpretado a asesinas reales o ficticias (Monster, Aeon Flux), a chicas duras como Imperator Furiosa de Mad Max: Furia en el camino, ya convertida en ícono feminista contemporáneo, o la Meredith Vickers de Prometeo. También a malvadas de cuento, como Ravenna en El cazador y la reina de hielo, o la Cipher de la octava entrega de Rápidos y furiosos.
¿Bond, Jane Bond?
En un momento en el que Hollywood se pregunta quién será el mejor sustituto para vestir el smoking de Daniel Craig tras su última película como James Bond, la espía del MI6 Lorraine Broughton que Theron interpreta en Atómica puede ser la respuesta. Y como dijo Chris Hemsworth a la revista W: "Charlize personifica cada una de las características del verdadero Bond: fuerza, nobleza, dignidad e integridad". Además de convertir unos tacos aguja en arma mortal y crear tendencia con esa gabardina blanca corta de John Galliano con la que le da un nuevo significado a "un vestuario brutal". Más que quitarle el trabajo a Bond, lo que quiere Theron es ver más Lorraines en acción. "No te voy a decir que le pueda ganar a un hombre en una pelea, pero en el combate hay mucho de técnica, de fuerza contra estrategia."
Theron irrumpió en la industria en los años 90 con sus propias reglas, y en este tiempo no ha hecho más que reafirmarse en sus elecciones. Modelo en sus comienzos y ganadora del Oscar en 2004 por Monster, siempre cita como su fuente de inspiración a su madre, Gerda Jacoba Aletta Maritz. "Ella tiene toda la culpa. Me crió sin barreras en cuestión de género. Para que mi sexo, mi condición de mujer, nunca fuera una limitación. Para que yo no entendiera el género con el que me identifico como una barrera, como algo negativo. Y por ello le estaré eternamente agradecida", dice sobre una educación que espera transmitirle a sus hijos, Jackson, de 5 años, y la pequeña August, de 2, que cría en un "círculo de mujeres", como llama a ese entorno del que forma parte su madre y su compañera en su compañía de producción Beth Kono.
En la actualidad no hay hombres en su vida. Siempre se ha mostrado reservada en lo que toca a su intimidad y, más aún, tras concluir su relación más sonada, la que la unió al actor Sean Penn. Theron prefiere hoy hablar de esas otras mujeres de las que aprendió a ser quien es como actriz y como estrella: principalmente de Sigourney Weaver y Linda Hamilton. Todavía recuerda la primera vez que vio en Alien a la teniente Ripley, un personaje revolucionario a la hora de desafiar los cánones de género. Y cómo lo que parecía una revolución desapareció. "En cuanto un proyecto no funciona, cancelan el resto", se lamenta. Espera que eso no ocurra con Atómica.
El éxito de otros films protagonizados por mujeres, desde la saga de Los juegos del hambre hasta el bombazo de Wonder Woman, le dan razones para la esperanza. Igual que Hollywood tiene otros grandes proyectos protagonizados por mujeres, como Captain Marvel (Brie Larson), Red Sparrow (Jennifer Lawrence) o Tomb Raider (Alicia Vikander), Theron tiene planes para trabajar en esa dirección con su productora, Denver & Delilah.
Lejos de ser una compañía destinada a alimentar su vanidad, su empresa se centra en dar oportunidades a otras mujeres. "Estoy harta, cansada de justificaciones. De que para ser fuerte en la pantalla tengas que ser una mujer que ha perdido al marido o que defiende a los hijos. O que para disfrutar del sexo casual tengas que ser hombre o ser puta", resume en alusión a todo lo que ha querido evitar en Atómica. "Menos mal que Charlize era la productora, porque de otra forma hubiera sido mucho más difícil conseguir lo que queríamos", reconoce su director, David Leitch.
Los logros tienen su precio. Theron se dislocó una rodilla, sufrió magulladuras en las costillas y tuvo que arreglarse los dientes tras los dos meses y medio de intenso entrenamiento que precedieron a los 50 días de rodaje en un Budapest helado que hizo las veces de Berlín en la década del 90. Tampoco fue inmune a la gripe. Pero los golpes no fueron tan duros como los que recibió su personaje, al que se muestra ensangrentado y golpeado, saltándose el decoro de un Hollywood al que no le gusta que sus mujeres reflejen la violencia sufrida. "Un día mis hijos me vieron con todo el maquillaje y la sangre, y por un instante pensé: «Ahí va una fortuna en psicólogos para quitarles el trauma», pero se me ocurrió decirles que era Halloween y desde entonces cuando voy a trabajar dicen que mamá va a celebrar Halloween todos los días", se ríe a carcajadas esta leona de Hollywood.
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