Cautela, expectativas en ascenso y metáforas futboleras: el día después del Globo de Oro para Argentina, 1985

“Este viaje que nació en Venecia nos fue uniendo cada vez más como grupo. Y más allá de cualquier analogía futbolera, todos sentimos que estamos yendo paso a paso. La película está empezando a hacer un camino propio”, le dijo a LA NACIÓN Axel Kuschevatzky, uno de los productores de Argentina, 1985, el día después del gran triunfo de la película con el Globo de Oro.

La representación de nuestro país llegó ilusionada, pero con una actitud a la vez muy cauta, a la primera gran noche de la temporada de premios de Hollywood, a la espera del momento en el que se anunciaría la ganadora a mejor película no hablada en inglés. “Todas nuestras competidoras tienen un perfil muy alto. RRR es extremadamente popular en Estados Unidos. Sin novedad en el frente tiene perspectivas de nominaciones en varios rubros. Close y Decision to Leave llevan un gran recorrido en los festivales más importantes”, relató Kuschevatzky.

“Lo de ayer fue inesperado –reconoció- y sin dudas va a hacer subir el perfil de la película. Esto lleva a que cada vez haya más gente dispuesta a verla y que crezca la conversación alrededor de ella. Eso a su vez genera más ruido e interés. Lo más importante de todo es que creemos cada vez más en la película como una historia emocionante, potente y muy disfrutable para el público. Nuestro objetivo es que la mayor cantidad de gente posible quiera verla. Y ahora, con el Globo de Oro en la mano, mucho más”.

Kutschevatzky cree que a Argentina, 1985 “le está resultando muy útil” moverse en estas instancias de la temporada de premios lejos de la condición de favoritos. Pero no se privó de festejar de manera efusiva el premio junto con sus compañeros en el Beverly Hilton. Allí estuvieron Santiago Mitre, Ricardo Darín (con sus respectivas parejas, Dolores Fonzi y Florencia Bas), Peter Lanzani, las productoras Agustina Llambí Campbell y Victoria Alonso, y el ex fiscal adjunto Luis Moreno Ocampo, personificado en la película por Lanzani.

“Éramos una hinchada de fútbol –admitió el productor- y tuve que pedirle disculpas a Heidi Klum, que estaba al lado mío, por todo el ruido que estábamos haciendo. Me dijo que estaba encantada de vernos festejar. Hay una corriente muy linda que se está creando alrededor de la película por acá. Bastó con ver a Brad Pitt levantando los pulgares cuando Santiago subió al escenario a recibir el premio”.

Moreno Ocampo observó desde su lugar en la ceremonia otras conexiones entre el cine (en este caso, una entrega de premios) y el fútbol. “Cada vez que estaba por anunciarse un premio me acordaba de los penales. Y lo que veo es un parangón muy visible entre lo que pasa con la película y la experiencia de nuestra selección campeona del mundo. Acá también hay un equipo muy organizado, que funciona realmente bien y sobre todo que sabe hacer las cosas con mucha calidad”, describió.

Tanto Kutchevatzky como Moreno Ocampo también coincidieron ante LA NACIÓN en señalar el valor que tiene la película en conexión con algunos hechos trascendentes (algunos urgentes) que conmueven al mundo. “Esta es una película que habla del presente, de una democracia que está bajo fuego. Basta con ver lo que ocurrió en Brasil este fin de semana, lo que pasó en Estados Unidos un 6 de enero hace dos años con la toma del Capitolio y hasta lo que está ocurriendo en la Argentina con el juicio a la Corte Suprema”, dijo Moreno Ocampo.

“La idea de que la democracia está en riesgo no es una fantasía –agregó Kuschevatzky- y nuestra película en ese sentido no es una abstracción. Todo lo contrario. El gran tema de Argentina, 1985 es la afirmación de la democracia en el presente”.

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