Cameron Diaz, en una comedia vulgar
"La cosa más dulce" ("The sweetest thing", Estados Unidos/2002). Dirección: Roger Kumble. Con Cameron Diaz, Christina Applegate, Thomas Jane, Selma Blair, Jason Bateman y Parker Posey. Guión: Nancy M. Pimental. Fotografía: Anthony B. Richmond. Edición: Wendy Greene Bricmont y David Rennie. Música: Edward Shearmur. Presentada por Columbia Pictures. Duración: 84 minutos.
Nuestra opinión: regular
"La cosa más dulce" es un ejemplo bastante ilustrativo del estado de las cosas en el mundo de la comedia hollywoodense: entre el obvio reciclaje de conceptos que resultaron exitosos en otros films y las contradicciones inevitables de un producto supuestamente osado, pero condicionado por la autocensura de la industria y por el dictado de los permanentes testeos de marketing se termina desperdiciando la capacidad histriónica de cuatro jóvenes actrices (Cameron Diaz, Christina Applegate, Selma Blair y Parker Posey) y los escasos destellos de ingenio del guión original.
Para que el lector tenga una idea aproximada del registro de esta película de Roger Kumble (creador de la saga juvenil "Juegos sexuales"), "La cosa más dulce" intenta transitar por el camino de la comedia negra más despiadada que, haciendo gala de una mirada bastante más irónica y políticamente incorrecta, marcaron directores como los hermanos Bobby y Peter Farrelly, Todd Solondz y -en menor medida- el popular film "American pie".
Sin embargo, "La cosa más dulce" se queda en la superficie de este subgénero: allí donde aquellos inteligentes y provocativos directores clavaron su filoso estilete para burlarse con acidez de las miserias de las relaciones familiares y de pareja en la sociedad norteamericana, aquí todo queda reducido a un collage de gags escatológicos y sexuales trabajados por Kumble con extrema vulgaridad y sin siquiera demasiado oficio, aunque es digno admitir que las encantadoras actrices tratan (y en algunos casos consiguen) de sacar a flote muchos pasajes con un profesionalismo y entereza admirables.
La carismática Cameron Diaz compensa los 15 millones de dólares de su cachet con un compendio de escenas (demasiado) parecidas a las de exitosos trabajos previos: en esta suerte de "grandes éxitos" de su carrera baila como en "Los ángeles de Charlie", atraviesa enredos matrimoniales similares a los de "La boda de mi mejor amigo", aunque las referencias más evidentes hay que buscarlas en su delirante trabajo en "Loco por Mary".
Seductora en apuros
Aquí, Diaz interpreta a Christina, una joven harta de los abusos de los hombres que se dedica a utilizar todo su poder de seducción para "jugar" con ellos. Sin embargo, durante una típica velada en una discoteca de moda, junto con sus amigas Courtney (Applegate) y Jane (Blair), se topa con Peter (Thomas Jane), un galán capaz de derrumbar la falsa seguridad y frialdad de la protagonista, que pronto sentirá la amenaza de la soledad y del amor no correspondido. Lo que sigue es un cúmulo de desventuras y malentendidos que remite a las comedias románticas "El objeto de mi afecto", protagonizada por Jennifer Aniston, "Mujer bonita" y "Novia fugitiva" (el fantasma de Julia Roberts recorre permanentemente el film).
El mayor problema de la película -además de la alarmante falta de timing que evidencia Kumble para manejar este tipo de comedia punzante y veloz- es la apuntada contradicción y su doble discurso: en la primera mitad se pretende una moderna y desinhibida mirada a ciertos conflictos femeninos contemporáneos, pero todo lo que de observación crítica podía intuirse en el planteo se pierde en un final concesivo, tranquilizador, absolutamente trillado y convencional.
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