Banderas & Hayek: de Hollywood a Buenos Aires
De paso por la ciudad, el español y la mexicana hablan de Gato con Botas, el film al que le pusieron voz y latinidad
Antonio Banderas no toma café. No es una cuestión de sabor o aroma, sino de los efectos que la cafeína produce en su velocidad personal. "Me pondría hiperquinético, limpiaría hasta los techos", dice el actor con una sonrisa mientras a su lado Salma Hayek se anima a probar una taza, tal vez para emparejar su energía con la del incansable Antonio. Es que aun sin la asistencia de la cafeína el hombre no para. Desde abril está en gira mediática promocionando Gato con botas, una vuelta al mundo que ahora, por cuarenta y ocho horas, lo trajo a Buenos Aires junto a Hayek. El film que UIP estrena el 8 de diciembre en la Argentina toma al personaje de cuento que ya había hecho una reaparición triunfal en la serie Shrek y le otorga su propia historia. Una que, en sintonía con las voces de Banderas y Hayek, deja los bosques de inspiración centroeuropea en los que transcurrían todas las aventuras del ogro Shrek para mudarse un poco más al Sur.
"Según Guillermo del Toro, la película transcurre en un lugar de fantasía que cruza España, Portugal y México con algunos elementos de la imaginaria del spaguetti western", aporta Hayek, belleza en frasco chico subida a unos tacos interminables en los que se maneja con la soltura de quien los utiliza siempre. Elegante y amable, la actriz escucha atentamente a su colega mientras cuenta algún detalle del periplo promocional que los llevó de Cannes a Moscú y de allí a San Sebastián, Los Angeles y muchos otros puntos del mapamundi –"mis maletas son una película de horror", dice–, y aporta su propias dificultades. "Para las mujeres es mucho más complicado viajar. Si hasta tenemos que combinar la ropa interior", se ríe Hayek, y antes de que la charla se aleje demasiado del film y se interne en una fascinante –aunque a destiempo– conversación sobre los rigores de la moda femenina, Banderas vuelve a meterse con la película, especialmente con el fundamental aporte de Guillermo del Toro.
"El fue nuestra principal fuente de información y consejo respecto de todo el aire de hispanidad que tiene el film", explica el actor respecto del trabajo que hizo el director de El laberinto del fauno en Gato con Botas. Sin llegar a la oscuridad de los cuentos de hadas macabros que Del Toro suele crear con maestría, algo de sus mundos enrarecidos se coló en esta película, en la que además el mexicano prestó su voz para interpretar al Comandante que está empeñado en dar caza al Gato forajido y su nueva compañera de aventuras, Kitty Patitas Suaves (Hayek).
"Había que sacarla de Shrek. Creo que la primera idea en la mente del espectador antes de ver la película es: «Esta gente está haciendo una especie de Shrek 5. Agarran uno de los personajes y le sacan todo el jugo a esa saga para ganar dinero y ya está». Pero no es así. Primero porque eso no es lo que hace Jeffrey Katzenberg, el productor. Para él es importante hacer grandes películas de animación que en veinticinco años lo enorgullezcan. Por lo tanto crearon un traje completamente distinto para el Gato. Lo sacaron de los bosques frondosos de los hermanos Grimm y lo metieron en España, en un pueblo que se llama San Ricardo", detalla Banderas, y se nota que el tema entusiasma a ambos intérpretes, acostumbrados a que ante cualquier signo de cultura latina e hispana los estudios de Hollywood se escapen por la tangente. Esta vez, dicen y se ve, no fue así.
"Se decidieron por ese camino en el relato y en el aspecto estético de la película, y lo hicieron con mucho compromiso y dignidad. Crearon una identidad propia para el mundo de Gato con Botas", dice Salma, que hasta se anima a revelar que en un principio ella misma dudaba de las intenciones de los productores y el director Chris Miller.
"Te lo confieso, y Antonio esto no lo sabe, cuando comenzamos con este proyecto yo lo interrogaba al director: «¿El Gato no va a cantar? Lo tienen a Antonio Banderas, tiene que cantar el Gato», le decía. Y me contestaban: «No, no, no, aquí no se canta». La verdad es que me ponía nerviosa esa decisión. Como tengo una hija de cuatro años y para ella son importantísimas la música y las canciones en una película, yo insistía: «No puede ser posible que no cante el Gato». Y Chris Miller, el director, lo tenía clarísimo: «Aquí el Gato baila». Estaba pensado y decidido, con mucho coraje, no ser como las demás películas. Y aun así yo seguía desconfiando: «¿A quién le va a importar que baile el Gato?»", se ríe la actriz y mamá de Valentina, la experta en animación de cuatro años que todavía no entiende del todo cómo es que Kitty Patitas Suaves tiene la misma voz que su mamá.
Un gato contra los prejuicios
En una de las escenas más bellas y festivas de una película que las tiene a montones Gato con Botas y su nueva enemiga
amiga Kitty se baten a duelo bailando una versión animada y gatuna de flamenco al ritmo de unas guitarras españolas que marcarán el destino bien hispano de la trama. Cuando aparezca Humpy Dumpty, un personaje misterioso y más bien oscuro, lo hará con un vestuario digno de la corte de la realeza castiza.
"Probablemente ésta sea la película con aires y personajes hispanos que más presupuesto haya tenido de las que se hacen en Hollywood. Aquí los protagonistas hablan con acento y son los villanos los que tienen un inglés perfecto en la versión original. Y donde, y esto tiene mucho que ver con Salma, hay un personaje femenino que se sale de los clichés de la mujer latina. Eso lo sacaron de su carrera, de su personalidad, de su actuación", aporta Banderas, que tuvo un año de lo más variado con dos papeles protagónicos inolvidables: Gato con Botas y la perturbadora La piel que habito, de Pedro Almodóvar.
Para devolverle la cortesía a su colega, y porque es un tópico recurrente en su condición de representante de la cultura mexicana en los Estados Unidos, Hayek continúa: "La película también presenta otra versión del macho latino, que aunque es un héroe también es un caballero que se siente atraído por la independencia de esta gatita. Son modelos a seguir distintos para las generaciones futuras".
Por siempre encasillados y luchando contra la encerrona de ser la seductora y el latin lover de Hollywood, parecen haber encontrado el camino de salida a los prejuicios en el lugar menos pensado: un film de animación de alto presupuesto de uno de los estudios más grandes de la industria del cine.
"Me parece que es muy importante lo que ha hecho DreamWorks con esta película porque generalmente la cosa en Hollywood para nosotros funciona así: «Te acepto siempre y cuando seas como yo quiero que seas». Pero en este caso la idea es muy distinta: «Te acepto y además quiero que me enseñes cosas de cómo son ustedes que yo no conozco»", concluye Hayek, con una sonrisa mientras Banderas asiente a su lado con su energía habitual y sin necesidad de una gota de cafeína.
PARA QUE SIGA EL CUENTO
Los villanos dicen presente
La gran aventura de Gato con Botas lo cruzará con una malvada pareja, Jack y Jill, que posee la clave para conseguir la riqueza que Humpy Dumpty ambiciona.
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