Bafici 2021: diez películas imperdibles del festival para reservar entradas
Hoy comienza la edición número 22 del encuentro cinéfilo porteño, que por primera vez tendrá entradas gratuitas y se realizará en 27 sedes de toda la ciudad
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La mecánica que inaugura esta nueva edición del Buenos Aires Festival de Cine Independiente, que comienza hoy y por primera vez podrá seguirse tanto por streaming como de manera presencial, sumado al aforo reducido que marca el protocolo sanitario por el Covid-19 hace que sea necesario que los cinéfilos piensen estratégicamente a la hora de reservar sus localidades para las funciones presenciales. Estas deberán pedirse con 48 horas de anticipación, a partir de las 14 (a razón de una entrada por persona y por función) en la página de Vivamos Cultura.
Las funciones se realizarán en 27 sedes distribuidas por toda la ciudad (con entradas gratuitas, otra novedad de este año), entre las que se cuentan el Multiplex Belgrano, la sala Lugones del Teatro San Martín y el Espacio Incaa Gaumont (recién remodelados), así como jardines de distintos museos, plazas y parques. Gran parte de la programación del encuentro estará disponible en la plataforma durante las 72 horas posteriores a su proyección en salas. Aquí, diez títulos imperdibles del festival para reservar entradas.
Bandido, de Luciano Juncos (Película de apertura). El film inaugural tiene a Osvaldo Laport como protagonista absoluto de un crowdpleaser que incursiona en el subgénero de las historias de veteranos artistas en busca de una segunda oportunidad (Nace una estrella, Directo al corazón, El cantante, El último Elvis). Laport es Roberto Benítez, más conocido como Bandido, un solista popular que está harto del negocio, las presiones de las grabaciones y las giras. Cómo y por qué regresará del retiro es parte del enigma que el joven director cordobés Luciano Juncos propone en este film que no tendrá el espíritu audaz y experimental que caracteriza a buena parte de la programación del Bafici, pero surge como una atinada elección en plan de apertura festiva.
The Nose or the Conspiracy of Mavericks, de Andrei Khrzhanovsky (Competencia Internacional). Entre las cuatro películas animadas programadas en la sección principal (las otras son la estadounidense Cryptozoo, la danesa Monty and the Street Party y la estonia The Old Man Movie) se destaca este trabajo de una auténtica leyenda de la animación rusa como el octogenario Khrzhanovsky. El director de Una habitación y media se inspiró en “La nariz”, cuento satírico publicado en 1836 por Nikolái Gogol, y en la ópera concebida en 1920 por Dmitri Shostakóvich para construir un avasallante, descomunal y épico ensayo sobre la historia de la Unión Soviética. Popurrí, patchwork, rompecabezas, collage... Más allá de la definición que se prefiera, se trata de una mixtura de las más variadas y creativas técnicas de animación con fragmentos de clásicos del cine soviético. Un deleite visual dividido en tres “sueños” y lleno de deliciosos anacronismos que permiten vincular el pasado con el más desgarrador presente.
Una casa sin cortinas: el enigma Isabel Perón, de Julián Troksberg (Competencia Argentina). María Estela Martínez de Perón es una de las figuras más problemáticas e incómodas del peronismo y el director Troksberg se permite indagar en su historia como presidenta antes del golpe militar de 1976 y luego como presa política (hay un gran trabajo de investigación de archivo y de recolección de múltiples testimonios), así como en su actualidad, recluida a los 90 años en un barrio privado en las afueras de Madrid. Un documental fascinante por los misterios y contradicciones del personaje, de una época y, claro, de un país.
Introduction, de Hong Sangsoo (sección Trayectorias). El encuentro anual con una película (o a veces incluso dos) del maestro surcoreano es un ritual cinéfilo inoslayable. Tras The Woman Who Ran, presentada en noviembre último en la edición online del Festival de Mar del Plata, ahora es el turno de Introduction, que tuvo su estreno mundial (y fue premiada) hace pocos días en la Berlinale. En poco más de una hora, en blanco y negro y con una estructura más coral de lo habitual en su cine, Hong regala un film con caminatas por la playa y largas charlas regadas con generoso soju en el que se abordan las diferencias generacionales, las contradicciones íntimas y la angustia de la vida moderna.
Martin Eden, de Pietro Marcello (sección Trayectorias). Con películas como La bocca del lupo, Bella e perduta y la reciente Per Lucio, Pietro Marcello se convirtió en uno de los directores más interesantes del nuevo cine italiano. Esta transposición libre y audaz de la novela más autobiográfica de Jack London es su proyecto más ambicioso hasta la fecha y tiene a un imponente Luca Marinelli en el papel de un marinero iletrado de Nápoles que, por circunstancias casuales, se acerca a una familia de la alta burguesía. Inmediatamente él y Elena, la hija de la casa, se enamoran y él queda fascinado por ese mundo privilegiado que le da acceso a la literatura. Decidido a convertirse en escritor para así poder casarse con ella, Martin se transforma en un inconformista que arremete contra toda forma institucional, partidos políticos, grupos literarios. Un ensayo sobre el poder de la cultura, la lucha de clases, la esencia del socialismo, el individualismo y los prejuicios sociales, entre varios otros temas.
Wheel of Fortune and Fantasy, de Ryûsuke Hamaguchi (sección Trayectorias). Otro flamante título que tuvo su permière mundial hace muy poco tiempo en el Festival de Berlín es este sensible, sofisticado y provocador tríptico sobre el amor, las casualidades, las tentaciones y los (des)encuentros siempre con protagonistas femeninas que le valió al cineasta japonés nada menos que el Gran Premio del Jurado (segundo en importancia después del Oso de Oro).
Sweet Thing, de Alexandre Rockwell (sección Trayectorias). Con trabajos como Hay una película en mi sopa y Somebody to Love Alexandre Rockwell fue uno de los directores más prometedores del indie estadounidense de comienzos de la década de 1990. Más allá de algún digno trabajo posterior como Pies pequeños, muy poco se supo de él por lo que la bella y desgarradora Sweet Thing constituye un esperado regreso a los primeros planos. Rockwell trabajó con sus propios hijos, Lana y Nico, para un relato de iniciación y desamparo en el seno de una familia claramente disfuncional y a su manera querible. Billie y Nico viven con su padre alcohólico, Adam (Will Patton, formidable), en épocas navideñas que amplifican el costado melancólico de esta historia rodada mayormente en blanco y negro que reivindica la capacidad de resiliencia y adaptación de dos hermanos para un film con ecos del cine de John Cassavetes y de la también notable The Florida Project, de Sean Baker.
Crock of Gold: A Few Rounds with Shane MacGowan, de Julien Temple (sección Música). Habitué del Bafici, Temple es uno de los grandes maestros del rockumental (filmó películas sobre los Sex Pistols, Joe Strummer, los Rolling Stones o el festival Glastonbury) y en este caso ofrece un minucioso, multifacético, descarnado y fascinante retrato sobre el líder de The Pogues, la mítica banda irlandesa. Un viaje por el punk, las drogas lisérgicas y la política en un film asentado sobre testimonios, grabaciones de archivo, imágenes de conciertos, entrevistas recuperadas de la televisión, pasajes animados y, por supuesto, las entrevistas con Shane McGowan, para las que ha contado con interlocutores como su propia esposa, el político Gerry Adams, Bobby Gillespie (Primal Scream) y Johnny Depp, también productor de la película.
Fellinopolis, de Silvia Giulietti + La verità su La dolce vita, de Giuseppe Pedersoli (sección Películas sobre películas). Este “doble programa” se impone por sí solo aunque no esté programado de esa manera, ya que ambas películas comparten a la figura Federico Fellini y, más precisamente, historias ligadas a dos de sus films. Fellinopolis es una suerte de detrás de escena de La ciudad de las mujeres, así como un registro íntimo concretado entre 1976 y 1986 por su habitual colaborador Ferruccio Castronuovo, mientras que La verità su La dolce vita reconstruye la tortuosa disputa en 1959 entre el legendario productor Giuseppe “Peppino” Amato, el distribuidor Angelo Rizzoli y el propio director tras una primera versión de aquel clásico que duraba más de cuatro horas (finalmente quedó en tres).
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