Avengers: Endgame, lo mejor y lo peor del nuevo film de Marvel
Once años, veintiún películas, unos cincuenta personajes y diecisiete directores fueron necesarios para llegar a Avengers: Endgame. Culmina una edad de oro dentro de Marvel Studios y sella su destino esa columna vertebral integrada por Iron Man ( Robert Downey Jr.), Capitán América ( Chris Evans ) y Thor ( Chris Hemsworth ). Luego que Thanos ( Josh Brolin ) eliminara a la mitad de la existencia en Infinity War, los sobrevivientes elaboran un plan para revertir esa situación y eliminar al enemigo. Ese objetivo les supondrá una peligrosa misión para la que deberán reclutar viejos aliados y sumergirse en una ambiciosa empresa que los llevará a distintos lugares del espacio e incluso del tiempo.
Lo mejor
El final es parte del camino
Ya desde su título es claro que la intención de Endgame es la de marcar un punto final, dejarle claro al público que está ante el cierre de un recorrido. Iron Man, Thor y Capitán América son los personajes fundacionales de esta continuidad, desde lo simbólico pero no menor, también desde lo económico. La popularidad de la primera Iron Man en 2008 facilitó el aluvión del cine de superhéroes, tendencia hoy dominante en Hollywood. Para aquellos que siguen con fidelidad la franquicia desde sus inicios y que vieron a Tony Stark pasar de ser "el vendedor de armas más grande del mundo" a un héroe que antepone el bien de la Tierra por sobre sus propios intereses, Endgame puede ser una pieza de mucha emotividad. A lo largo de poco más de una década, desde Marvel Studios procuraron hacer crecer a esos protagonistas, amigarlos y enfrentarlos, unirlos y también permitirles desarrollar amores y lazos afectivos. Incluso en distintos puntos de sus trayectorias, los tres perdieron sus símbolos (escudo, armadura y martillo) solo para poder redescubrirse por el valor que poseen más allá de sus artefactos, un planteo que nació en la primera Avengers cuando Rogers lo desafiaba a Stark diciéndole "sin la armadura, ¿qué sos?".
Este largometraje no es otra aventura de esas que se apilan como figuritas, Endgame es el cierre concreto de un ciclo, es el final de un viaje madurativo que emprendieron los grandes héroes de la casa. Y su condimento más importante es justamente ese: el comprender que la pelea contra Thanos tiene un valor moral para los protagonistas, los pone a prueba, les permite crecer y los lleva hacia un nueva etapa. Iron Man, Thor y Capitán América no terminan como empezaron y sus destinos tienen aquí una resolución lógica a partir de lo que le sucedió a cada uno de ellos en sus trilogías fílmicas individuales.
La batalla más imponente del cine actual
Todos los períodos cinematográficos cuentan con un film que define la espectacularidad de la pantalla grande y por qué ver cine en el cine (valga la redundancia) es una experiencia irreemplazable. Sucedió con el Napoléon de Abel Gance, con Lo que el viento se llevó, con la épica (e hípica) escena de carros en Ben Hur y más cercano en el tiempo, con la saga Star Wars de George Lucas o las Matrix de las hermanas Wachowski. Con Avengers pasa lo mismo. La ambiciosa historia de superhéroes contiene varias escenas imponentes, entre ellas la que probablemente sea la batalla más multitudinaria en el cine de acción del siglo XXI. Se trata de una contienda gigantesca que pide ser vista más de una vez para apreciar en detalle la inmensidad de cosas que suceden. Los directores Joe y Anthony Russo logran aquí la pieza más pulida de todos sus trabajos para Marvel, y pueden ocuparse no solo de los muchos arcos dramáticos de sus protagonistas, sino también de brindarles una gigantesca batalla a la altura de sus poderes, y de las expectativas del público.
Viajar al pasado para reconciliarse con el futuro
Seguramente el gran acierto del film es esa arqueología que hace sobre su propia identidad. La estructura de la trama y los viajes en el tiempo permiten revisitar y descubrir distintos fragmentos del pasado en Marvel. En este sentido es importante entender por qué solo viajando sobre sus propios pasos, los héroes son capaces de cerrar sus heridas.
A lo largo de la historia hay un planteo eje acerca de qué hacer frente a la muerte de un ser querido. El humor, un ingrediente habitual de Marvel, en Endgame cobra un nuevo significado porque sirve como bálsamo, como única herramienta válida para desdramatizar una realidad trágica. Steve Rogers, el más golpeado por la situación, contempla entonces dos caminos: o seguir adelante y olvidar, o detenerse y resolver esa angustia. La fantasía de la resurrección en el mundo de los Vengadores se vincula a la posibilidad de recuperar pedazos del pasado, de regresar a esos momentos perdidos. De esa forma, el trío central vuelve a los brazos de las personas que los marcaron, que los educaron o les brindaron un marco afectivo. Porque ante todo este es un film crepuscular, uno que dialoga (literal y simbólicamente) con el pasado y con la necesidad de echar raíces, un principio que afecta tanto a humanos, como a asgardianos o (nunca mejor dicho) a un árbol como Groot ( Vin Diesel ). Los protagonistas de Vengadores están atravesados por una frustración clara: la ausencia del objeto amado. La excepción a esa regla es Tony, que sí construye un vínculo familiar, pero al que renuncia para sumarse a la misión de rescate. A través de esa decisión, Iron Man lleva su sesgo heroico hacia un lugar de realización absoluta.
Si bien es innegable que la película es un festín visual impactante, su principal valor está en la construcción de sus héroes y la facilidad de empatizar con ellos. En uno de sus poemas, Fernando Pessoa dice "yo mismo soy lo que perdí", refiriéndose a la imposibilidad de revisitar el pasado y a la inevitable nostalgia que regala el paso del tiempo. Pero en Endgame, los Vengadores sí pueden regresar a sus raíces, revivir momentos arrebatados y reencontrarse con el tesoro de su juventud, acciones que fascinan porque son impracticables en la realidad que habitamos.
Lo peor
Los peligros de un universo compartido
Lo dijo Victoria Alonso, jefa de producción de Marvel Studios, en una entrevista para LA NACION: las películas de Avengers presentan historias "sumamente conectadas". Por ese motivo, este largometraje puede resultar insoportablemente hermético a los que no tengan fresco el pasado de las decenas de personajes que integran esa continuidad. El desfile de guiños y cameos, que para los fans puristas es un deleite absoluto, termina restándole puntos a un film que arrastra demasiadas líneas cronológicas. El álbum de recuerdos es tan grande, que incluso una pieza como Thor: un mundo oscuro, considerada de las más irrelevantes en el cosmos Marvel, adquiere una dimensión impensada en el devenir de esta historia.
Es tanto el cúmulo de referencias, que Endgame pierde fuerza ante los espectadores que no recuerdan (o no vieron) muchas de las películas previas. El vicio de enredar tanto las historias en varias familias de sagas es un recurso que puede agotar la paciencia del público casual, algo que desde hace rato sucede en los cómics de la editorial, y que deriva en una constante fuga de lectores. Quizá. conscientes de esto, los próximos proyectos no parecen estar tan entrelazados. El calendario de novedades, que presenta títulos como Spider-Man: lejos de casa, Shang Chi, Los eternos y Pantera negra 2, entre otros, delata que pasará un largo rato antes de ver a una posible nueva formación de los Vengadores, una decisión que alegrará a quienes ya se cansaron de ver tantas tramas cruzadas. Y aunque por un lado el abuso de esa estrategia es un punto en contra, irónicamente, fue la que hizo de Marvel uno de los estudios más taquilleros del mainstream actual.
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