Asghar Farhadi: "En Irán sabés que tenés que respetar reglas"
Cannes.- Detrás de los italianos Vittorio De Sica y Federico Fellini (ganadores cuatro veces cada uno del Oscar a Mejor Película Extranjera) y del sueco Ingmar Bergman (que obtuvo tres premios) aparecen otros tres directores que alzaron dos veces la estatuilla de la Academia: el japonés Akira Kurosawa, el francés René Clement y el iraní Asghar Farhadi.
Farhadi logró ese doble reconocimiento en el lapso de cinco años, ya que primero fue premiado por La separación en la ceremonia, de 2012, y luego por El viajante, en la de 2017. Aunque el aspecto "deportivo" suele ser el menos interesante de los Oscar, el cineasta iraní podría jactarse de superar nada menos que a Luis Buñuel o François Truffaut.
Desde su debut con Dancing in the Dust, en 2003, y con una filmografía que incluye apenas ocho largometrajes (antes de dedicarse al cine incursionó en la TV y es un asiduo dramaturgo y director de teatro), Farhadi se ha convertido en un mimado de los grandes festivales. Con About Elly ganó el premio a Mejor Director en Berlín 2009 y dos años después se llevó el Oso de Oro de la muestra alemana gracias a La separación. Sus últimos tres trabajos se estrenaron en Cannes : El pasado (2011) le valió a Bérénice Bejo el galardón a Mejor Actriz; El viajante (2016) se quedó con las distinciones a Mejor Actor y Guion, mientras que Todos lo saben -que el próximo jueves se estrenará en los cines argentinos- tuvo el honor de abrir en mayo último la 71° edición del principal festival del mundo.
Precisamente en Cannes -y más puntualmente en Club by Albane, ubicado en la terraza del lujoso hotel J. W. Marriott-, Farhadi recibió con una cordialidad infrecuente a LA NACION para un diálogo que incluyó -por supuesto- una referencia a la participación de Ricardo Darín en el elenco.
Si bien ya había filmado fuera de su país (El pasado se rodó en Francia), es la primera vez que Farhadi trabajó en España y con un elenco íntegramente iberoamericano, liderado por las estrellas (y pareja en la vida real) Javier Bardem y Penélope Cruz . Todos lo saben es una apuesta coral que propone un complejo entramado de relaciones familiares, una dinámica comunitaria con el típico esquema de pueblo chico-infierno grande y una alegoría con una fuerte impronta moral que por momentos remite al cine de Claude Chabrol a partir de una estructura narrativa ligada a la literatura de Agatha Christie, en la que todos los personajes parecen tener motivos suficientes -económicos y afectivos- como para ser responsables de cometer las peores maldades.
-Su cine siempre ha estado ligado a la situación sociopolítica de Irán. ¿Cómo hizo para mantener sus búsquedas y obsesiones en una historia ambientada en España?
-Estoy un poco cansado de que mis películas se vean como una suerte de Wikipedia sobre la situación en Irán. Prefiero que se analicen por sus valores artísticos intrínsecos y no por lo que puedan decir puntualmente sobre ciertos aspectos de mi país. Un director, cualquier artista, crea desde el fondo del corazón y nunca deja de explorar sus obsesiones, sus fantasías, de construir un mundo propio, de reflexionar sobre diferentes aspectos, más allá de dónde filme. No me molesta que me digan que las problemáticas de mis películas se parecen. No me siento limitado. No trato de escapar, no me interesa incursionar en diferentes géneros para probarme que puedo hacerlos.
-Usted no suele tener problemas de censura, con lo cual ir a filmar a España podría verse como una forma de eludir las restricciones...
-Si filmás en Irán sabés que tenés que respetar ciertas reglas, ciertas limitaciones, sobre todo si abordás aspectos sociales delicados. Esas restricciones cuando vas a rodar afuera desaparecen totalmente, pero surgen otras como adaptarte a la idiosincrasia de otro lugar, al idioma. Uno trata de establecer un link entre ese lugar al que llegás y tu propio país porque, más allá de las particularidades, hay conflictos que son universales.
-¿Cómo interactuó con el elenco en el set de filmación?
-Como en esta entrevista, con traductor (se ríe). Puedo hablar en inglés con el equipo técnico, pero nunca con los actores. Hay un riesgo de malentendidos porque la interacción con los actores requiere de muchas sutilezas y matices. Con Penélope y Javier tomamos desde el principio la decisión de trabajar con un intérprete y la respetamos.
-¿Y por qué esta vez eligió España?
-No fue una elección dentro de mi carrera. Se dio así. La idea surgió cuando hace 15 años estuve en el sur de España y vi algo en aquel momento que me interesó. Ese conflicto luego se fue desarrollando en mi mente hasta el momento de reconstruirlo en forma de guion.
-En Todos lo saben hay mucho más color, música y pasión que en sus películas anteriores...
-Sí, esas son las imágenes que desde niño siempre tuve sobre España. Quizá puedan parecer demasiado pintorescas o idealizadas, pero me gustaba jugar con eso. Hay culturas, como las de España o la India, que tienen un aura muy especial para los iraníes y para mí. Mi cine en general es más adusto, más encerrado. Aquí quise salir al exterior, a la naturaleza.
-Pero los conflictos psicológicos y las cuestiones morales siguen siendo los mismos...
-Sí, personajes que entran en crisis profundas, que tienen que rebelarse, tomar decisiones y enfrentar los traumas y los secretos del pasado. Mis conflictos son recurrentes, si se quiere repetitivos, pero explorados siempre desde diferentes ángulos. Además, tanto en España como en Irán es muy fuerte el concepto de familia, de pequeña célula, de comunidad.
-Otra cuestión recurrente es la diferencia de clase...
-La tendencia a juzgar al otro por lo social o también por lo religioso hoy ya no es tan explícita como antes, no se dice de manera tan evidente por la corrección política, pero a nivel muchas veces inconsciente se sigue juzgando a los demás. No se asume como tal, pero esta problemática sigue estando muy presente.
-¿Volverá a filmar en Irán o planea continuar trabajando en el exterior?
-No quiero caer en la rutina de hacer una en Irán y otra en el exterior, tampoco quiero hacer un tour por el mundo como Woody Allen. Lo que sí sé es que muy probablemente mi próxima película transcurrirá y será rodada en Irán. Para mí es muy importante, diría vital, no solo filmar, sino también mostrar mis películas en Irán. Es el público más cercano a mi sensibilidad porque tenemos el mismo background. Es mi lugar de pertenencia. Me interesa mucho experimentar con diferentes culturas y lenguajes, pero mi esencia será siempre iraní.
Actor y director, cara a cara
Farhadi por Darín
"No me guío por los premios, tengo bastantes reparos con respecto a las cucardas. Sus trabajos me impactaron siempre por el tratamiento especial con los actores. Es un tipo obstinado y obsesivo en el mejor sentido de ambos términos. También es abierto, generoso, curioso, se permite el espacio de la consulta, tiene muy claro qué no quiere y puede permitirse alguna duda respecto de lo que en principio sí quiere. La verdad es un maestro. Es un tipo joven que ha hecho de todo, tiene un impresionante camino recorrido. Se supone que todo el mundo espera mucho de uno porque las sabemos todas, pero con Farhadi íntimamente te das cuenta de que lo mejor que podés hacer es aprender. No hubo barrera idiomática. Las charlas proviniendo de culturas con parámetros tan distintos fueron generando un vínculo muy rico, abierto y generoso. Me dijo varias veces que quiere ir a filmar a la Argentina. También me repitió que tengo que dirigir porque poseo 'una mirada especial' y cerca del final del rodaje me llamó para decirme que tiene una historia especial para mí, que está por terminarla y que me la va a regalar para que yo la dirija y la produzcamos entre los dos. Es una máquina de trabajar. Durante las 15 semanas de filmación terminábamos el rodaje y se iba a editar. Ojalá podamos hacer algo más juntos en el futuro".
Darín por Farhadi
"En el rodaje todos los del equipo estábamos enamorados de él. Es un gran actor. Y no solo se preocupaba por regalarnos en cada toma su increíble interpretación, sino también por todos los demás. Quería estar seguro de que todo estuviera bien y siempre pendiente de si alguien necesitaba su ayuda. Cuando estaba preparando este proyecto vi un montón de películas argentinas y me maravillé al ver la cantidad de notables directores y poderosos actores que tienen. Creo que Ricardo es uno de los mejores. Relatos salvajes, de Damián Szifron, fue una de las películas que más me gustaron de esta nueva camada".
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